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El nombre catalán de niño a punto de desaparecer en Cataluña CANVA
El nombre catalán de niño a punto de desaparecer en Cataluña: sólo lo llevan 8 personas en toda España
La historia relaciona el origen de este nombre con el pueblo de Tarragona
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Los nombres de los recién nacidos son de los más curiosos. Año tras año no hay mucho cambio. En Cataluña siempre está la cosa entre los Marc, Leo y Pol, y entre las chicas, Martina y Júlia se disputan el liderazgo de los más puestos en la última década.
La cosa cambia cuando uno echa la vista atrás. Es normal encontrar nombres más clásicos: Antonio, Maria, Ana, Jose, Josep, Joan… De hecho, en catalán existe el dicho “Joan, Josep i ases hi ha a totes les cases”. Traducido no es más que juanes, josés y asnos hay en todas las casas, lo que pone de manifiesto que esos dos nombres eran muy populares.
Cuántos hay
Estos dos denominaciones se mantienen, pero van perdiendo, aunque no tanto como un nombre muy catalán, Fructuós. Este nombre de tan solo siete letras lo llevan solo ocho personas en toda Cataluña, según el Institut d’Estadística de Catalunya (Idescat).
Puede que estas ocho personas sean las últimas en llevar ese nombre, no sólo en Cataluña, también en toda España. El Instituto Nacional de Estadística (INE) es incapaz de mostrar las personas que lo llevan, porque no tienen datos de aquellos nombres que los llevan menos de 20 personas.
A punto de desaparecer
El nombre suena antiguo, sí, y más en castellano. Lo curioso es que mientras que hay sólo 8 hombres que se llaman Fructuós, en España hay 1068 que se llaman Fructuoso, su versión en español, y en Cataluña 122. Claro que la edad media de los españoles que llevan ese nombre es de 69 años.
Todo apunta a que Fructuós está en peligro de extinción. Y eso que su significado es bonito. Como muchos lectores pueden deducir, Fructuós es “fructífero" o "productivo".
De dónde viene
Proviene del latín, como la mayoría de nombres en Europa. Entonces el nombre es Fructuosus. Fue un nombre con presencia en la Hispania romana, curiosamente en la zona que ahora es Cataluña y que se mantuvo a lo largo de la Edad Media, especialmente en la tradición cristiana.
Su popularidad se debe en gran parte a la figura de San Fructuoso, obispo de Tarraco (actual Tarragona), quien fue martirizado en el siglo III durante las persecuciones contra los cristianos promovidas por los emperadores Valeriano y Galieno.
Una historia novelada
Su historia, recogida en la Passio Fructuosi, es el testimonio martirial más antiguo de la península ibérica y muestra cómo el obispo, junto con sus diáconos Augurio y Eulogio, fue condenado a morir en la hoguera en un lugar tan icónico del anfiteatro de Tarragona.
Su martirio en Tarragona tuvo lugar el 21 de enero de año 259, cuando las autoridades romanas exigieron que los cristianos hicieran sacrificios en honor a los dioses del Imperio. Fructuoso, junto a sus diáconos, se negó a cumplir la orden, lo que le costó la vida.
Un santo muy catalán
Según la Passio Fructuosi, Fructuoso fue arrestado junto a Augurio y Eulogio y llevados ante el gobernador Emiliano, quien les dio la oportunidad de renunciar a su fe. Al negarse, fueron condenados a la damnatio ad vivicomburium, es decir, a ser quemados vivos.
Su martirio en el anfiteatro de Tarragona quedó grabado en la memoria colectiva de la comunidad cristiana, convirtiéndolo en un santo venerado en la región y en otras partes del mundo.
Relato vivido
Curiosamente, algunos historiadores sostienen que el relato de la Passio pudo haber sido escrito por un testigo directo de los hechos, posiblemente un soldado romano convertido al cristianismo, lo que explicaría la detallada narración del proceso y la descripción de los efectivos militares que participaron en su arresto. San Fructuoso se convirtió así en un símbolo de resistencia y fe, y su culto se mantuvo a lo largo de los siglos en Cataluña.
A pesar del peso histórico de este mártir en la tradición catalana, su nombre ha desaparecido casi por completo de la sociedad actual. Lo evidencian los datos del Idescat. Esta tendencia forma parte de un fenómeno generalizado y mundial, los nombres tradicionales han ido cediendo terreno ante opciones más modernas, internacionales o simplemente ante nombres breves.