Eduardo B., el concejal gánster

Eduardo B., el concejal gánster

Vida

El concejal 'pistolero' de Barcelona evita la cárcel por estafa y atraco a mano armada

Un supuesto intercambio de criptomoneda y dinero en efectivo en el Moll del Gregal derivó en una alocada persecución pistola en mano con remembranzas de 'thriller' urbano

Más información: La doble vida de Eduardo, el concejal del rottweiler que asaltó un taxi con pistola y se llevó 145.000€

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Eduardo B., exconcejal del PSC en Cànoves i Samalús (Vallès Oriental, Barcelona), protagonizó en octubre de 2021 un episodio digno de una película de gánsters.

Aquella tarde, alrededor de las 14.00 horas y en las inmediaciones del Moll del Gregal de Barcelona, Eduardo se reunió con tres hombres para lo que parecía ser un intercambio de dinero en efectivo.

Sin embargo, lo que comenzó como una supuesta transacción financiera terminó en una alocada persecución por las calles de la ciudad, con una pistola Beretta APX de 9mm en mano y con miles de euros en juego.

Según la versión de los tres hombres, iban a adquirir un monedero online de criptomonedas Ethereum, valorado en 150.000 euros. Eduardo, por su parte, ofreció un relato diferente: aseguró que la reunión era para cambiar billetes de gran valor por otros de menor denominación, que sumaban la misma cantidad. Pero algo salió mal.

De la sospecha al caos

Eduardo afirma que detectó billetes falsos entre el efectivo y, en ese momento, decidió sacar un arma de fuego. Según la investigación de los Mossos d'Esquadra, el concejal se identificó como agente de la Guardia Civil, mostrando una placa policial, y exigió que los hombres le entregaran sus móviles.

Con la mochila del dinero en su poder, huyó corriendo del lugar, apuntando con el arma a sus supuestos socios.

Vista del Port Olímpic, a 16 de diciembre de 2024, en Barcelona, Catalunya (España)

Vista del Port Olímpic, a 16 de diciembre de 2024, en Barcelona, Catalunya (España) David Zorrakino / Europa Press

El caos escaló rápidamente. Eduardo se subió a un taxi y, sin el consentimiento del conductor, se dio a la fuga. Los tres hombres intentaron detenerlo, golpeando el vehículo mientras lo perseguían.

Creían que el arma era de aire comprimido, pero la investigación confirmó que Eduardo portaba un revólver real, cargado y con licencia.

El taxi terminó estrellándose poco después, pero Eduardo siguió huyendo hasta que fue interceptado en el barrio de Horta por la Guardia Urbana de Barcelona. Los agentes habían rastreado su ubicación mediante uno de los móviles robados.

Tras la detención, encontraron en su posesión 145.000 euros en efectivo, otros 145.000 en billetes falsos y los teléfonos de los supuestos socios. 

Un caso lleno de sombras

El hallazgo del dinero, tanto el real como el falso, se convirtió en el centro de un caso plagado de interrogantes. ¿De quién era el dinero falso y de quién era el verdadero? ¿Qué papel jugaba Eduardo en esta transacción?

Ninguna de las partes logró ofrecer una versión convincente. Eduardo aseguró que el dinero falso pertenecía a los otros hombres y que su reacción fue legítima. Ellos, por su parte, afirmaron que el exconcejal planeaba estafarlos con billetes fraudulentos en un intercambio de criptomonedas.

Una patrulla de Mossos d'Esquadra, ante la Ciudad de la Justicia

Una patrulla de Mossos d'Esquadra, ante la Ciudad de la Justicia EP

La falta de pruebas concluyentes llevó a la fiscalía a proponer un acuerdo. Durante el juicio, celebrado el pasado lunes en la Ciudad de la Justicia de Barcelona, las partes llegaron a una conformidad.

Eduardo rechazó los 150.000 euros, que decía que eran suyos, y evitó la cárcel. A cambio, los otros hombres reconocieron un delito de daños por destrozar el taxi en su intento de detenerlo.

El PSC rompe con él

El PSC no tardó en reaccionar. En un comunicado, anunció que Eduardo había sido suspendido de militancia y que su expediente de expulsión se había trasladado a la Comisión de Garantías del partido.

Imagen de archivo de Cànoves i Samalús

Imagen de archivo de Cànoves i Samalús

Tras la publicación de este artículo, el exedil ha recordado que carece completamente de antecedentes penales. Y que fue "él quien entregó el carné del partido". 

Condenado al ostracismo

Sea como fuere, el edil del PSC trabajaba en su propia empresa inmobiliaria hasta el día del alocado suceso. Era un hombre educado, bien vestido, con relojes caros y ropa de marca

Este anónimo concejal llevaba una vida solitaria junto a sus dos perros: un dálmata y un corpulento rottweiler, con los que vivía en un sobrio chalé de 150 metros.

Aunque Eduardo B. ha logrado ahora esquivar la cárcel, su trayectoria política y su historial criminal dejan claro que su carrera como concejal terminó tan abruptamente como este rocambolesco episodio que protagonizó en 2021.

Una historia que, aunque ya cerrada en los juzgados, parece el guion de un thriller urbano.