Los dialectos del catalán son tantos que enumerarlos traería mucha complicación. En cualquier caso, la existencia de tantas variantes de un mismo idioma no hace otra cosa que reforzar su riqueza.
Más allá de las variantes que puedan existir fuera de los límites de Cataluña, dentro de la propia comunidad autónoma hay palabras que se dicen completamente distintas. Incluso algunas cambian de género, como pasa con el vent (el viento, en castellano), que en Girona se convierte en femenino, la vent, gracias a la influencia de Josep Pla.
Variantes por provincias
Lleida también tiene sus particularidades. Más allá de que se pronuncia literal, tal y como se escribe, también tiene sus conceptos propios. El más clásico es padrí (padrino en castellano) que es como llaman a sus abuelos, y las popes o senos femeninos que, en la mayoría de territorio, se les llama pits.
Tarragona también tiene sus peculiaridades. El más común es hablar de un jan cuando se refiere a un chico, pero sobre todo cuando se hace referencia a la bondad de un chiquillo, al que se llama bon jan. Pero si hay algo que sorprende es otra palabra de tres letras que tiene muy buen sabor, coc.
Bizcocho, coca, pà de pessic
Dicho así, suena raro, pero lo cierto es que esta palabra no tiene nada que ver con su parecido sonoro en inglés, sino que hace referencia a la gastronomía y producto local. En concreto, a un dulce muy popular por su facilidad a la hora de hacer, el bizcocho.
Esta tarta, en Cataluña, tiene un nombre bastante distinto y, además, compuesto, pà de pessic, un término que evoca la delicadeza y la ligereza de este postre tradicional. Esta composición tiene su significado, al tener ingredientes muy parecidos al del pan, asimilarlo a él es fácil, pero las diferencias con el pan normal son dos: por un lado, su dulzura y por otra su consistencia, mucho más blanda, tanto que se puede agarrar de un pellizco.
Un pellizco
De allí, de pessigar (pellizcar) es de donde viene esta composición. Pà de pessic sería algo así como pan de pellizco, es decir, aquel del que puedes ir agarrando trozos a pellizcos.
Pero como se ha dicho, en Tarragona se le llama de una manera bastante distinta y breve, coc, que, como algunos pueden deducir, tiene una conexión directa con coca. Y no el estupefaciente.
La coca y su origen
La palabra coca en catalán es muy polisémica. Una coca puede ser un dulce, pero también un bizcocho. De hecho, es un término genérico en catalán que abarca una amplia variedad de elaboraciones de masa, desde las saladas hasta las dulces, como por ejemplo, el bizcocho.
Tanto coca como el tarraconense coc comparten un origen común que se remonta a siglos atrás, cuando el vocablo koek de la lengua neerlandesa –en los tiempos del Imperio Carolingio– comenzó a influir en el lenguaje de las regiones circundantes.
De coca a coc
Este término significaba literalmente "pastel". De hecho, como se puede deducir de su grafía, este también es el origen de la palabra inglesa cake y de la alemana kuchen, que mantienen hasta hoy el mismo significado de tarta.
Coca, por tanto, se instauró de alguna manera en Cataluña. Si bien en Barcelona lo relacionan como a una coca de panadero, alargada con azúcar o no por encima, rellena de crema, chocolate o cabello de ángel, por ejemplo, en puntos como Girona también se asimila a este bizcocho simple, normalmente en forma de pastel.
En Tarragona, en cambio, han optado por una versión mucho más breve, de tan solo tres letras. Y el uso del término coc se ha consolidado para referirse específicamente al bizcocho, diferenciándose del resto de Cataluña, donde la mayoría prefiere la expresión pà de pessic.