En España, el tabú sobre la violencia sexual contra los niños, niñas y adolescentes comienza a romperse, en gran medida, gracias al trabajo de organizaciones como la Fundación Vicki Bernadet. Desde 1997, esta entidad, con sede en Cataluña, trabaja en la atención integral, prevención, formación y sensibilización frente al abuso infantil.
La fundadora, Vicki, es una superviviente: fue víctima de abuso en su niñez, una experiencia que la impulsó a dar voz y apoyo a quienes atraviesan el mismo calvario. De este modo, desde el "activismo tranquilo", la Fundación acompaña a cientos de supervivientes y se convierte en su lugar seguro.
Cuatro víctimas nuevas cada día
Sin embargo, las cifras son estremecedoras. Cada día, cuatro personas acuden a la Fundación porque fueron o están siendo víctimas de violencia sexual en la infancia, lo que se traduce en 1.500 casos nuevos cada año en Cataluña. De éstos, en el 80% de las situaciones, los agresores son familiares o personas del entorno más cercano y de máxima confianza.
En este sentido, esta pasada semana, y coincidiendo con el Día Mundial para la Prevención del Abuso Infantil, la fundación presentó su última campaña de concienciación: Soy yo.
Diseñada de forma altruista por la agencia Ogilvy, la campaña pone el foco en cómo el agresor utiliza estas dos simples palabras para entrometerse en el entorno más íntimo del menor, desarmándolo por completo. Un agresor que, al formar parte del círculo más próximo del menor, no necesita más que este sencillo Soy yo. "A mí se me pone la piel de gallina", confiesa Vicki Bernadet al presentar el proyecto.
Pequeños avances
Aunque queda mucho por hacer, pequeños avances nutren la esperanza. Por ejemplo, el Congreso ha aprobado, hace poco más de una semana, debatir la imprescriptibilidad de los delitos de abuso infantil, una reivindicación histórica de supervivientes y asociaciones.
A preguntas de Crónica Global, Pilar Polo, psicóloga de la fundación, manifiesta que no sabe si con esta medida se mejorarán las secuelas físicas y psicológicas de las víctimas; pero, a su parecer, si finalmente se aprueba, será una medida "100% terapéutica" para quienes son y han sido víctimas. "Con la imprescriptibilidad de los delitos de abuso, el mensaje es claro: el dolor de estas víctimas no prescribe nunca y su relato nunca caduca", añade la terapeuta.
Otro hito reciente es la primera condena contra un monje de Montserrat, el hermano Gabriel, quien aceptó una pena de dos años de prisión por abusar sexualmente de un menor de 17 años en 2019. La sentencia, aunque significativa, refleja la necesidad de más mecanismos para abordar esta lacra, pues, hasta ahora, el grueso de los casos ya habían prescrito.
Más abuso infantil que violencia de género
Desde la Fundación Vicki Bernadet advierten sobre la creciente demanda de atención y la diversificación del abuso. No sólo aumentan las denuncias, gracias en buena parte a una mayor sensibilización, sino que las redes sociales han abierto nuevos espacios para el delito.
En este sentido, en el año 2022, la Policía Nacional registró más de 3.000 casos de ciberdelitos contra menores, una tendencia al alza que incluye grooming y explotación sexual online. Dos tipologías delictivas que implican a un adulto que se pone en contacto con un menor con el fin de ganarse poco a poco su confianza para luego involucrarle en una actividad sexual.
Ante esta realidad, cada vez más preocupante, desde la Fundación piden más implicación por parte de las instituciones para formar a profesionales en esta materia. "Si analizamos todos los casos, quizá descubramos que hay más violencia infantil que violencia de género", subraya Pilar Polo, quien reclama juzgados especializados y más personal capacitado en abuso infantil. "Necesitamos instituciones formadas y sensibilizadas, igual que en el caso de la violencia contra la mujer".
Romper el tabú para poder avanzar
Para Vicki Bernadet, el primer paso es romper el tabú. "Es crucial hablar de ello con naturalidad. Es una verdad incómoda para la sociedad, y este silencio es cómplice de los pederastas". ¿Por qué? "Porque les mantiene en su cómodo anonimato", sentencia.
De este modo, la lucha contra el abuso infantil avanza, pero requiere un compromiso firme de todos los sectores sociales para proteger a los más vulnerables. "Hay que poner a la infancia en el centro del debate, no les podemos arrebatar la niñez a más niños y niñas", aseveran Bernadet y Polo. Y es que, como ambas recuerdan: "Detrás de cada estadística, hay una vida rota que merece ser escuchada y reconstruida".