El Parque Natural del Garraf suma un nuevo enigma a su lista de misterios y casos pendientes de resolver. El hallazgo de unos huesos humanos en un apartado camino rural ha avivado las conjeturas en la comarca. Y es que esta zona boscosa, que recorre el litoral sur de Barcelona, entre Port Ginesta y el puerto de Sitges, ha servido de escondite para muchos asesinos que, desde tiempos remotos, han enterrado las pruebas de sus crímenes en este espacio natural protegido.
Fue el pasado domingo al atardecer, cuando un ciclista circulaba por una de las pistas forestales del parque, que se alertó de este último descubrimiento. Agentes de la Policía Científica de los Mossos d'Esquadra recogieron las muestras y, tras las primeras pruebas forenses, se constató que se trataba de huesos humanos.
Aunque todavía se desconoce el origen y los Mossos d'Esquadra siguen a la espera de la autopsia para conocer el género, cuándo murió e indicios sobre las posibles causas de la muerte, las fuentes policiales consultadas indican que los restos podrían haber permanecido bajo tierra durante muchos años. Esta hipótesis abre un abanico de preguntas sobre su procedencia y la historia oscura que puede rodear este nuevo e insólito hallazgo en el Garraf.
Desaparecido en agosto del 2006
Tras conocer la noticia, fuentes locales no dudaron en recordar a Óscar Blanco Sabella, el hombre de 77 años que desapareció el 2 de agosto de 2006 cuando salió de excursión por el Parque Natural. Los Bomberos de la Generalitat organizaron una búsqueda durante seis días en la zona con mayor probabilidad de éxito, según los datos que facilitó el propio desaparecido en las dos conversaciones telefónicas que mantuvo con una de sus hijas y también por el relato de dos testigos.
Óscar Blanco Sabella en el cartel de SOS Desaparecidos
Sin embargo, todos los esfuerzos fueron en balde. En aquel momento, la investigación corrió a cargo de los agentes de la policía judicial de la Comandancia de la Guardia Civil en Barcelona, que conjeturaron con que se trataba de un atropello con ocultación del cadáver.
Las decenas de batidas que organizó la familia, incluso dos años después de la desaparición, no dieron fruto alguno y el rastro de Óscar Blanco Sabella se perdió entre los caminos y misterios del Garraf.
"Dos cementerios criminales"
Por su lado, las fuentes policiales consultadas han reconocido que tanto el Parque Natural como el Pantano de Foix son "dos cementerios criminales", dos espacios que, "si se registraran a fondo, vete tú a saber" lo que aparecería. Por eso, y por cómo se hallaron los últimos restos (semienterrados en la tierra), el olfato policial de estas fuentes no duda en sospechar de un posible origen violento.
Un agente de Mossos d'Esquadra junto al pantano de Foix
No obstante, insisten en que son huesos "muy desgastados", que pueden llevar años enterrados en la inmensidad de este espacio protegido. Asimismo, las mismas voces señalan que puede que esté relacionado con una muerte o desaparición que nada tenga que ver con la comarca del Garraf. "Es popularmente sabido que este macizo esconde varios misterios por resolver; por eso, puede que fuese un excursionista que vino de fuera o que trasladaran el cuerpo ex profeso".
A la espera de la autopsia
Por su lado, las fuentes oficiales del cuerpo policial prefieren mantener una postura más prudente. "El camino es largo", aseguran. Primero hay que resolver las dudas del género, cuándo murió e indicios sobre las posibles causas de la muerte antes de tomar decisiones.
Según los resultados que se obtengan, se movilizará a una unidad especializada u otra. No obstante, sea quien sea quien lidere el caso, los datos que proporcione la autopsia deberán cotejarse con la base de datos de la policía catalana y del resto de cuerpos policiales, así como con las denuncias por desaparición que consten según la fecha. Con las conclusiones que se obtengan, los Mossos esperan poder resolver este misterio y, con suerte, alguna de las desapariciones que llevan años estancadas en los despachos de los grupos de investigación.