Miriam Saint-Germain Ignasi Jorro

El pasado julio, varias dotaciones de los Mossos d'Esquadra y la Guardia Civil, con el apoyo de Inspección de Trabajo, irrumpieron de madrugada en el meublé más antiguo de Barcelona. El prostíbulo Top Damas, situado en el elegante barrio de Sant Gervasi, en una acomodada zona por encima de la avenida Diagonal, quedó revuelto de arriba abajo tras la incursión de los agentes, que realizaron un minucioso registro en busca de indicios que acrediten supuestas irregularidades

Semanas antes, tres trabajadoras del local denunciaron ante Inspección del Trabajo la situación de acoso laboral a la que eran sometidas. Una de ellas fue un paso más allá y acudió a una comisaría de los Mossos d'Esquadra: llevaba semanas sin dormir bajo las presiones de una de las encargadas, trabajando de lunes a sábado en el prostíbulo, con solo un día de descanso a la semana. A veces, ni eso. 

"Renuncié a mis derechos"

Aunque la denunciante no se prostituía, de algún modo cree que sí lo hizo: "renuncié a mis derechos laborales por un sueldo que, por mi falta de formación, pensé que nunca podría obtener", se sincera a preguntas de Crónica Global. Ahora, de baja laboral, esta mujer trata de digerir todo lo que vivió y vio en el Damas.

Prefiere mantener su identidad bajo anonimato: "Una compañera me agredió y sigo padeciendo episodios de pánico", asegura. En el Top Damas está prohibido llamar a la ambulancia, "nadie puede ver lo que se hace ahí dentro, tampoco qué individuos son los que acuden".

Sin embargo, en el barrio es un secreto a voces. El día de la agresión tuvo que llamar a los servicios de emergencias a escondidas desde el baño. Desde entonces, no ha vuelto a poner un pie en el club. 

Todo bajo el control de la 'madame'

Ella es una de las 16 personas contratadas, todas cubren los servicios de limpieza, mantenimiento o recepción de clientes. Las prostitutas, por supuesto, no tienen contrato alguno. "Solo tienen que firmar un documento con las normas de convivencia", explica la denunciante; a lo que añade que tienen que controlarles el periodo y las horas de trabajo. "Se las castiga si llegan algunos minutos tarde y tienen que pagar hasta para utilizar el baño" manifiesta.

A pesar de que en sus perfiles sociales se venden como un lugar donde reina la sensualidad y la pasión, la realidad es muy diferente. "Todos los que trabajamos en este ambiente acabamos entrando en un círculo vicioso de autodestrucción".

Una de las habitaciones de Top Damas Top Damas

Un prostíbulo con licencia 

No obstante, se trata de uno de los pocos prostíbulos que cuenta con licencia. Por supuesto, no es una autorización para ejercer la prostitución, sino que tiene que ver con la prestación de servicios de belleza. En sus anuncios en portales de empleo, sin embargo, el Top Damas se vende como un espacio donde alquilar habitaciones por horas

Las fuentes consultadas aseguran que la propietaria ha ido cambiando el modus operandi, pero en la práctica siempre se ha ejercido la prostitución. En el registro mercantil, la empresa que se esconde tras Top Damas --Explotaciones Hoteleras Y De Ocio Sapelia 2 SL-- aparece como una compañía dedicada a la "explotación de hoteles, pensiones y locales destinados a salas de fiesta, de encuentros de amistad y de relaciones sociales". 

"Siento que yo también actué como proxeneta"

Bajo distintos paraguas, la realidad es que los vecinos de la zona llevan más de dos décadas conviviendo las entradas y salidas constantes de los puteros que acuden a los bajos del número 68 de la calle Sant Eusebi. Cada día podían presentarse entre 45 y 50 hombres. La mayoría, vecinos de la zona. 

"Venían hombres de todas las edades. Principalmente, españoles. Gente de bien. Yo observaba las marcas que vestían y los relojes que llevaban y el grueso eran señores adinerados: empresarios, abogados, gente de negocios..." recuerda la extrabajadora. 

Ella llegó a ser la persona que ofrecía a las chicas. "Yo les mostraba el catálogo con las imágenes y los servicios que hacía cada una de ellas. En cierto modo, siento que yo también actué como proxeneta", se lamenta. La peor parte, sin embargo, "era cuando aquellos hombres me preguntaban que por qué no se podían ir conmigo a la cama". 

El Damas a la venta

En la actualidad, y tal y como ya publicó este medio, el meublé más antiguo de la Ciudad Condal se vende por la friolera de 12 millones de euros. Ello en plena polémica sobre si el trabajo sexual es empleo y, si lo es, cómo regularlo. 

En conversación con este medio, Núria González, abogada, activista feminista y miembro de Catalunya Abolicionista (Catab), ya criticó en su momento que "Barcelona sea la capital de la prostitución del sur de Europa". González reclama desde hace años "políticas más consistentes para evitar que se explote sexualmente a la mujer" a la vez que afea que la ciudad tenga "una oferta turística de sol, playa y bajo coste en el que las putas también estén incluidas".

La extrabajadora del Damas lo tiene claro: "si la policía no llega un día y lo cierra, esto seguirá funcionando... hay demasiada demanda". 

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