El futbolista Hugo Mallo ha negado en sede judicial las acusaciones de abuso sexual vertidas contra él por una de las mascotas del RCD Espanyol en 2019, unos tocamientos que, según la denunciante, tuvieron lugar en los minutos anteriores a la disputa del partido de la Liga entre el equipo catalán y el Celta, equipo en el que jugaba.
"Al principio no me lo creía, pensé que era broma", ha declarado Mallo en el Juzgado de lo Penal 19 de Barcelona, preguntado por el momento en el que se enteró de la acusación y en cómo reaccionó. Fue el día siguiente del partido cuando los directivos del club gallego se lo comunicaron durante un entrenamiento. Nadie tras ver los vídeos, ha añadido, daba crédito a la denuncia.
"Las manos fueron a mis pechos"
Él afirma que le dio "la mano" a la mascota, "como a todos". En cambio, la denunciante tiene otra versión de los hechos: "Esas manos no fueron a mis manos, sino a mis pechos". Como reacción, ha dicho ella, intentó apartarlo, lo insultó y se colocó detrás de la otra mascota periquita buscando protección, totalmente aturdida y descolocada, según sus palabras.
La denunciante ha explicado que la indumentaria que llevaba aquel día consistía en unas mallas y "una cabeza muy grande con una tela, una especie de babero de gasa con vuelo", espacio que, según ella, el jugador aprovechó para meter ambas manos y tocarle los pechos en los instantes anteriores al partido, durante el saludo entre los equipos.
"No estábamos para esas bromas"
En su declaración, Mallo ha recordado que no estaban "para esas bromas", puesto que el Celta estaba en puestos de descenso y la plantilla se jugaba la categoría y una reducción del 80% de su salario. Y mucho menos se le ocurriría hacer algo así en un campo de fútbol con la de cámaras que hay, en sus palabras.
Por el contrario, la víctima, que ha recordado que sintió "rabia y mucho asco", vio "una misma intencionalidad" en el segundo jugador de la fila, una afirmación que la defensa de Mallo ha puesto en duda al señalar que, tras el episodio denunciado, siguió saludando a los futbolistas, según figura en las imágenes tomadas en el estadio y que se han reproducido durante el juicio.
Nadie vio nada
Rubén Blanco, que era portero del Celta y compañero de Hugo Mallo en aquel momento, y que iba tras el acusado en la fila para saludar a las mascotas, ha negado que pactaran en el vestuario tocar los pechos a la periquita, que no se distinguía el género de los disfraces ni quién iba dentro, y que no ocurrió "nada extraño" durante los saludos ni escuchó el insulto que la mujer supuestamente le profirió al capitán.
El compañero de la denunciante, que se encontraba a su lado en el momento de los hechos, ha declarado que estaba de espaldas y que no vio nada hasta que, en el túnel de vestuarios, ella se le acercó "nerviosa e indignada" y manifestó que un jugador le había tocado los pechos.
Causa reabierta
Por su parte, la hermana de la denunciante y responsable de las mascotas, ha manifestado que "nunca la había visto" como el día de los hechos cuando, de camino a casa tras el partido, su familiar le relató que el primero de los jugadores al que había saludado la había manoseado, según su declaración.
El Juzgado de Cornellà de Llobregat (Barcelona) decretó el sobreseimiento provisional de la causa, pero la Sección 9 de la Audiencia de Barcelona revocó este auto al entender que los hechos podrían ser constitutivos de un delito de abuso sexual y ordenó que se continuase con la instrucción.