Los viticultores del Penedès lo tienen claro, la de este otoño "no será una cosecha plena", otra vez. "Ha habido una sequía muy importante", recuerda Josep Marrugat, coordinador de la sectorial del cava del sindicato Unió de Pagesos. Calculan que la tierra será capaz de dar la mitad de fruto de lo que consideran un año "relativamente bueno", pero también esperan que ello incremente el precio del producto, que podría llegar a alcanzar los sesenta céntimos el kilo.
"Las últimas lluvias solo han logrado que la situación no empeorara más", aclara Marrugat, que cree que igualmente la temporada no está salvada. Desde la unión de agricultores han calculado que, si la DO Cava permite una producción máxima de 12.000 kilos de uva por hectárea de campo, este año "con suerte se llegará a los 6.000".
Sequía y granizo
Según los cálculos de Antonio Domínguez, representante sindical de la sectorial del cava del Penedès en CCOO, "haría falta tres años de lluvias normales para revertir los efectos que la sequía" ha tenido sobre los viñedos de la región. Detalla que, pese a que "la lluvia de estos días ha animado un poco", no ha logrado hidratar lo suficiente en la tierra: "Las raíces son largas y el agua no llega a la profundidad que necesitamos".
Además, las tormentas de los últimos días de primavera han venido acompañadas de tormenta y granizo, lo cual "ha destrozado el cinco por ciento de las tierras destinadas al cava en el Penedès", asegura Domínguez a Crónica Global.
Subida de precios
Marrugat comenta que esperan que la uva llegue a los sesenta céntimos por kilo este año, es lo mínimo que, desde Unió de Pagesos han calculado que es necesario para que la temporada resulte "mínimamente rentable", por las pérdidas de la sequía y el aumento del precio de la mano de obra. "De normal, sería un muy buen precio, pero al final resultará escaso", analiza el viticultor.
El año pasado la uva para cava logró rozar la cifra de los sesenta céntimos, lo que es una anomalía en el histórico de los últimos diez años, cuando la media se ha situado casi a la mitad, entre los treinta y los cuarenta cénimos por kilo, incluso en las peores temporadas.
"A nivel laboral, sorteamos la situación como podemos", indica sobre el encarecimiento de la contrastación que se suelen hacer en época de vendimia, pese a celebrar que las condiciones para los temporeros "han mejorado". Este año, además, sospecha que harán falta más trabajadores de lo habitual "porque en las parcelas donde hay menos uva hay que cosechar a mano, sin maquinaria".
Parón del sector
La escasez de uva para producir cava ha causado ya graves afectaciones en las diferentes industrias que dependen del espumoso catalán. Ejemplo de ello es el ERTE de Freixenet, que afecta a más de 600 trabajadores, y el ERE de la empresa gerundense de fabricación de tapones de corcho Francisco Oller, que despedirá al cuarenta por ciento de la plantilla.
Ante la actual falta de materia prima y la previsión del futuro cercano, el Grupo Freixenet llegó en mayo a un acuerdo con los sindicatos para aplicar un expediente de regulación temporal del empleo con el que la empresa modificará la jornada laboral de los trabajadores en función de las necesidades productivas y la entrada de uva.
Al reducirse la cantidad de botellas de cava producidas, la empresa Francisco Oller, una de las más grandes de su sector en Cataluña, prevé despedir a 39 empleados de su fábrica en Cassà de la Selva (Girona) en el marco de un ERE que presentaron a inicios de junio y que se consolidará durante este mismo verano.