El Arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, ha irrumpido hoy en el debate de la vivienda en España tras algunas críticas a la gestión inmobiliaria de la archidiócesis que dirige. El cardenal ha tildado de "pesadilla" el acceso a un hogar en el país pese a que la región eclesiástica que preside gestiona a veces sus activos con el principio de máximo beneficio.
En su carta dominical, Omella ha subrayado que el derecho a la vivienda figura en la Constitución española. Pese a ello, sostiene, los alquileres han alcanzado niveles "excesivos", y el precio de las viviendas de propiedad ha subido aún más.
"Acción coordinada"
Por ello, el también expresidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE) --pasó el testigo a monseñor Luis Argüello en marzo-- ha pedido una "acción coordinada" de todas las administraciones públicas.
Según él, los precios de la vivienda en arrendamiento y en propiedad afectan a los "desahucios" y a la posibilidad de tener una "vida digna". Este problema impone reflexiones de los distintos estamentos sociales para lograr "actuaciones efectivas en favor de este derecho humano fundamental".
Gestión controvertida
Las reflexiones de Omella sobre el mercado de la vivienda en España llegan después de algunas críticas sobre la propia política del Arzobispado de Barcelona en esta materia. Como explicó este medio, la institución religiosa ha aplicado el principio de máximo beneficio y, en ocasiones, ha sido inflexible con los arrendamientos de sus bienes.
Afectados por esa política señalan al abogado Joan Iglesias Matabosch como responsable de la gestión de parte del portafolio de la Administración eclesiástica. Iglesias es sobrino de Antoni Matabosch, el que fuera delegado de Economía del Arzobispado entre 2005 y 2018.
Parroquia del Espíritu Santo
El último ejemplo de aristas en la gestión inmobiliaria del Arzobispado ha sido el derribo de la Parroquia del Espíritu Santo de Barcelona para transformarla en una nueva facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Ramon Llull (URL).
La operación ha generado la oposición de los feligreses y del propio párroco del templo. Como respuesta, el equipo de Omella le destituyó, como avanzó este medio. El plan, pues, sigue adelante.