Las obras en la comarcal C-245 para levantar la eterna autovía B-25 que ponga fin al caos circulatorio en el Baix Llobregat están a punto de cumplir el año desde que el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana las retomara en julio de 2023. Estas siguen a buen ritmo el enésimo calendario previsto, después de encadenar más de una década de retrasos para solventar la mayor fuente de problemas circulatorios al sur del área metropolitana.
Maria Gàmez es una de las últimas vecinas en sufrirlo. Esta catalana de 25 años ha perdido una pierna por la imprudente maniobra de un conductor al acceder a un camino de tierra cuyo acceso será barrado por los trabajos hoy en curso. Además de la eliminación de este punto peligroso, las modificaciones del proyecto incluyen también el desmantelamiento de la rotonda de la Parellada, repudiada por los vecinos y escenario de un trágico accidente con tres víctimas mortales en 2020.
Rechazada para los JJOO, debió terminarse en 2011
La prolongación de la autovía del Baix Llobregat que conecte la ronda Litoral con la autopista del Garraf C-32 sin pasar por el interior de Sant Boi fue proyectada para los Juegos Olímpicos de Barcelona 92. El objetivo era crear un nudo de conexión en el extremo sur de Barcelona, a semejanza del nudo de la Trinitat al norte. Pero las obras quedaron excluidas de la financiación olímpica y han sufrido décadas de compromisos incumplidos, largos procesos administrativos, inicios, interrupciones, suspensiones y reinicios.
No fue hasta febrero de 2008 cuando se aprobó el proyecto y en agosto de 2009 cuando comenzaron los primeros trabajos, con un plazo de ejecución previsto de 19 meses y medio. Es decir, la nueva autovía debía ver la luz en primavera de 2011, hace hoy 13 años. Lejos de ello, se aprobó una prórroga de 18 meses y una modificación del proyecto antes de dictar su suspensión temporal en enero de 2013. Los carriles amarillos y las barreras de hormigón se quedaron de forma indefinida mientras el proyecto entraba en un callejón de difícil salida.
Tres suspensiones y un concurso de acreedores
En marzo de 2014, se hizo la intentona de retomarlo, también sin suerte: las obras fueron nuevamente suspendidas en junio de 2016, algo que provocó la indignación de los municipios afectados: Sant Boi de Llobregat, Santa Coloma de Llobregat, Sant Vicenç dels Horts y Torrelles. Estos hicieron un frente común y reclamaron al Ministerio de Fomento (entonces gobernado por el Partido Popular) su reanudación y la reapertura de un ramal que permanecía cerrado durante se ejecutaban las obras.
Para más inri, el Gobierno aprobó en abril de 2017 la reanudación de unos trabajos que ni siquiera llegaron a arrancar. La adjudicataria Isolux-Corsán, séptima constructora del país, entró en concurso de acreedores con un pasivo de 4.295 millones de euros, un agujero de unos 801,9 millones de euros y 3.884 trabajadores. El Ministerio de Íñigo de la Serna resolvió el contrato con la quebrada, reabrió el ramal reclamado durante dos años y devolvió la B-25 de nuevo al cajón al que parecía condenada.
Las obras, retomadas en julio en 2023
Cinco años después, Transportes, Movilidad y Agenda Urbana (Mitma, ya dirigido por el PSOE) redactó de nuevo el proyecto y aprobó en junio de 2022 la terminación de las obras, que comenzaron en julio del año pasado. Una reanudación anunciada a bombo y platillo por la entonces ministra Raquel Sánchez, que insistió en el “compromiso” del Gobierno con el Baix Llobregat, en palabras de, precisamente, la exalcaldesa del municipio vecino de Gavà.
Esta vez, las adjudicatarias han sido las barcelonesas FCC y COMSA, que actuarán sobre un total de 24 estructuras bajo un contrato de 54,4 millones de euros a. Los trabajos son muy complejos al tratarse de una zona peri-urbana y afectar numerosos servicios, que deberán ser repuestos; desde líneas eléctricas y telefónicas hasta conducciones de gas y de abastecimiento y saneamiento de aguas, o canales de riego.
En septiembre, se llevó a cabo un paso tan simbólico como importante: la demolición de las enormes columnas previstas para el anterior proyecto, caducado en materia de seguridad vial para la Unión Europea.
¿Cómo será la nueva B-25?
La nueva B-25 tendrá 2,26 kilómetros y dos carriles por sentido para unir la autovía A-2 a la altura de Cornellà con la autopista del Garraf C-32 pasado El Prat para completar el nudo del Llobregat. Así, esta zona, de gran dinamismo económico debido al ajetreo de camiones, permitirá el paso directo sin colapsar la zona urbana y borrando el detestado nudo de la Parellada. Se estima que dejen de circular 35.000 vehículos al día por la C-245, que recuperará su papel de vía local y de acceso a la ciudad.
En paralelo, un nuevo carril bici de 750 metros de largo y tres de ancho permitirá cruzar el río Llobregat entre Cornellà y Sant Boi. Las obras también conectarán la autovía C-32b con el polígono industrial y la zona urbana de El Prat de Llobregat y mejorarán la BV-2002. La demanda histórica del ayuntamiento y la ciudadanía de Sant Boi para solucionar los endémicos problemas de falta de fluidez que padecen las entradas y salidas de la población (especialmente, en la rotonda de la Parellada), circunstancia percibida por la ciudadanía como uno de los problemas más importantes de Sant Boi.
¿Cuándo abrirá la nueva autovía del Baix Llobregat?
El proyecto Prolongación de la Autovía del Baix Llobregat entre la Ronda Litoral y la autopista C-32 tiene un plazo previsto de 20 a 24 meses. Fuentes del Mitma destacan que las actuaciones siguen el calendario previsto, por lo que la nueva B-25 debería estar lista en verano de 2025.
La ejecución de esta “demanda histórica” de la ciudadanía solucionará “los endémicos problemas de falta de fluidez que padecen las entradas y salidas de la población”, celebran fuentes del ayuntamiento de Sant Boi. Estas también aplauden el “buen ritmo” de las obras sobre el que ha sido uno de los principales puntos negros del país y uno de los mayores problemas a opinión de los vecinos.