"¿Qué recordaba la víctima?", ha comenzado su interrogatorio la fiscalía a uno de los testigos, agente de la Unidad Central de Agresiones Sexuales (UCAS) de Mossos d’Esquadra, durante la segunda sesión del juicio que se celebra en la Audiencia de Barcelona. Nada. Después de varios días ingresada en la uci, no podía recordar ningún rasgo de su agresor sexual. Fue el padre de la menor de 16 años, víctima de una brutal violación en Igualada durante la madrugada del 1 de noviembre de 2021, el que le propuso a la chica regresar al lugar de los hechos.

La joven accedió de forma voluntaria y puso todo de su parte para hacer memoria. Varios de los agentes de esta unidad especializada en delitos sexuales la acompañaron hasta la puerta de la discoteca Epic, en la que esa noche había estado con sus amigos en una fiesta, coincidiendo con la noche de Halloween.

"Recordó que antes de llegar había cenado en el McDonald's, que dentro de la discoteca discutió con un chico" y también, al ver un contenedor de basura que había en las inmediaciones, rememoró que salió con otro de la sala de fiestas. Después, volvió a entrar a Epic y estuvo en el guardarropa recogiendo sus cosas, acompañada de este joven que le gustaba. Él se fue y ella emprendió el camino hacia la estación de tren para regresar a la casa de su madre. "A partir de aquí no recordaba nada".

Una nave rosada pasadas las seis

Durante el camino que realizó aquella madrugada, primero por la calle Gran Bretaña, después por Europa y por último por Italia, en el polígono industrial de Les Comes de Igualada, los agentes no le decían nada, pero tenían que guiarla porque no recordaba el trayecto. La joven tenía flashes. Se acordaba del carril bici, de un banco, de que aquella noche hacía frío.

Al llegar a la confluencia de las calles Italia y Países Bajos la joven recordó que la madrugada del 1 de noviembre se había girado, aunque sin poder precisar si fue porque alguien la llamó o si escuchó algún ruido, como el claxon de un coche. Lo único que pudo precisar es que fue en ese punto concreto, porque recordaba una fachada rosada de una nave que había dejado atrás. "Es el momento en el que le dio alcance el presunto autor", ha señalado hoy con seguridad uno de los investigadores. 

Brian Raimundo, el acusado de intento de asesinato y violación a una adolescente en Igualada, durante un juicio en la Audiencia de Barcelona, a 17 de junio de 2024, en Barcelona LORENA SOPENA - EUROPA PRESS

Cuando llegaron al callejón en el que se produjo la agresión sexual se dirigió hasta el lugar en el que se localizó su mochila, con sus pertenencias dentro. "No sabía el motivo por el que le llamaba la atención ese sitio". Allí estuvo un buen rato. Después, la guiaron al lugar en el que fue hallada por un transportista, malherida y semidesnuda. Sólo alcanzó a decir que recordaba que tenía mucho frío y que veía los árboles moviéndose. 

Las cámaras y una app de geolocalización, cruciales

Los Mossos d’Esquadra pudieron reconstruir el trayecto que realizó la chica aquella noche gracias a que su padre tenía instalada en su móvil una app a través de la que podía conocer en todo momento la ubicación en la que se encontraba su hija. La inspectora Kira Estrada, jefa de la UCAS, ha explicado que le pidieron acceso para ubicar a la menor y poder localizar, mediante los repetidores de telefonía móvil y las cámaras de seguridad de las empresas del polígono, a todas las personas con las que se había cruzado aquella noche.

Así fue como supieron que había cenado en la conocida cadena de hamburguesas sobre las nueve de la noche, que a las once se dirigió a la discoteca Epic con una amiga y que estuvo allí hasta las 6.08 de la mañana, cuando el chico que le gustaba abandonó la discoteca y se fue en el coche del padre de otro chaval, que vino a recogerlos.

A esa misma hora ella comenzó el recorrido desde la sala de fiestas hasta el lugar en el que fue encontrada. El callejón interior en el que apareció malherida, en la parte trasera de las naves industriales de Les Comes, una zona en la que los tráileres hacen la carga y descarga de las mercancías, es su última geolocalización.

Tras revisar minuciosamente 155 cámaras de seguridad, localizaron a la chica en las imágenes. Lo supieron porque coincidían la geolocalización, las horas y la vestimenta que llevaba aquella noche. Poco después de las seis de la mañana aparece, por primera vez, una persona caminando detrás de ella. Aunque las imágenes no eran nítidas, se aprecia a un hombre caminando, primero, y corriendo tras ella, después. Le dio alcance a las 6.13.

No hay duda: es Brian Raimundo C. M.

Este sospechoso vestía una sudadera azul con capucha, una chaqueta de piel tipo bomber, una mochila de la marca Under Armour, un pantalón negro y unas zapatillas Adidas de un modelo muy característico. Las mismas cámaras lo captaron deshaciendo el camino a las 6.42, con la chaqueta de la víctima en la mano, ya sin capucha, a cara descubierta y se apreciaba su pelo. Era Brian Raimundo C. M.

"Pasa para abajo, vuelve a subir y vuelve a ir para abajo. Nos dio mucha información sobre su ropa. Lo captó la cámara de la comisaría de Mossos y la del Hospital de Igualada, que es la que capta el pelo negro, pero rubio en las puntas, que supimos que era teñido por la tonalidad y los reflejos a la luz", ha apuntado otra investigadora. "También se aprecia la chaqueta de pelo de la chica en su mano". Además, los agentes han subrayado reiteradas veces que "no hay ninguna otra persona ni vehículo en esa franja horaria en la calle que no sea el agresor". 

Lo saben porque su teléfono móvil se fue conectando a los mismos repetidores y de forma simultánea que el de la víctima durante todo el recorrido. Este terminal fue localizado en su casa junto a la ropa que llevaba esa noche. En la bomber, además, se localizó ADN de la chica. "¿Cabe alguna posibilidad de que hubiese sido otra persona?", ha preguntado el abogado de la Generalitat de Cataluña. "Rotundamente no", ha contestado uno de los investigadores. "Tenemos la certeza de que es él", ha respondido otra. 

Noticias relacionadas