Los resultados PISA, que se dieron a conocer en diciembre del año pasado, constataron que algo no funciona en el sistema educativo catalán. La Generalitat y diferentes expertos en educación los han achacado a la segregación escolar, la precariedad laboral de los profesores, las altas ratios de alumnos por aula o la reducción de la jornada educativa. Ahora, desde una perspectiva global, en comparación con los resultados de otras regiones, se ha añadido una nueva variable: la productividad.
"El reto en Cataluña no es invertir más horas en el colegio, sino la productividad de esas horas", ha avisado Andreas Schleicher, director de Educación de la OCDE, durante una mesa redonda en la Reunión del Cercle d'Economia este jueves.
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Los niños catalanes pasan "bastantes" horas en el aula, en comparación a otros sistemas educativos de la Unión Europea con mejores resultados en PISA. Schleicher ha considerado que el desafío, con los nuevos contextos que presenta el siglo XXI, es "reconfigurar el tiempo, la tecnología y las personas" que articulan el entorno educativo.
Menos horas pero mejor empleadas
Los adolescentes suizos pasan unas veinte horas semanales en el colegio y están entre los veinte primeros puestos de la clasificación PISA en las tres materias que esta prueba evalúa (matemáticas, ciencias y lectura); en Marruecos, van a la escuela seis días a la semana, a jornada completa, y sus resultados están entre los diez peores. Ese es el ejemplo que Schleicher ha empleado para explicar que más horas de clase no se traduce en mejores resultados académicos; principalmente por la gestión que se hace del tiempo.
La escuela pública catalana cuenta actualmente con 25 horas lectivas a la semana y el debate sobre la posibilidad de recuperar la conocida "sexta hora" ha centrado parte de la discusión sobre educación durante la campaña electoral, hace apenas unas semanas. Los Comuns de Jéssica Albiach han sido, ya durante el diálogo sobre los Presupuestos de la Generalitat, en marzo, los principales abanderados de esta propuesta de aumentar la jornada educativa para revertir el PISA shock catalán. Sin embargo, la OCDE alerta de que no es una solución garantizada.
Acompañar la digitalización
El director de Educación de la OCDE también ha hecho hincapié en cómo la tecnología modela las capacidades académicas de los más jóvenes. "Hemos podido saber que la mejor manera de acompañar la digitalización es leer más libros", ha asegurado, puesto que la lectura "mejora la capacidad de análisis y la comprensión crítica". Es alarmante, para Schleicher, que "el cincuenta por ciento de los adolescentes catalanes no sabe distinguir entre hechos y opiniones; algo que ha asociado al hecho de que "cuando haces una búsqueda de Google, obtienes miles de resultados y, con esa cantidad de información, es más difícil aprender a procesarla, comprenderla y analizarla".
Así mismo, no ha podido dar una respuesta clara sobre qué hacer con los teléfonos móviles en el aula. "Tener un smartphone cerca reduce la productividad, pero no tenerlo les hace sentir nerviosos", ha explicado sobre los efectos de este aparato en los adolescentes. Según ha podido observar, cada vez son más los estudiantes que aseguran sufrir problemas de concentración desde que usan su teléfono en el colegio, pero al mismo tiempo, cuando no lo tienen cerca sus resultados académicos bajan por la ansiedad que pueden llegar a sentir.
En Cataluña, a partir del curso que empieza en septiembre, los dispositivos de telefonía móviles serán eliminados del aula, tal como dictó el Departament d'Educació a inicios de este mismo año. La misma decisión han tomado muchos otros gobiernos occidentales, en una misión que busca reducir los estímulos dentro del espacio educativo y ayudar a los estudiantes a redirigir el foco de su atención.
Éxito y vínculos sociales
Las pruebas PISA también miden datos menos objetivos, como la felicidad del alumnado, su sentimiento de pertenencia o la calidad de sus relaciones sociales. Gracias a ello, ha detallado Andreas Schleicher, se ha conocido que la actitud de los estudiantes respecto al éxito académico es capaz de cambiar sus resultados. Aquellos jóvenes que creen que si trabajan duro lograrán sus objetivos terminan recogiendo mejores frutos. "En España en general, los pupilos creen que el crecimiento académico se debe a la inteligencia, por lo que, por mucho que estudien, no tendrán mejores resultados", ha manifestado el representante de la OCDE, quien considera que es un reto para el sistema educativo cambiar esta percepción.
También ha lamentado que muchos alumnos del país no se sienten importantes para sus profesores y ha advertido de que "crear vínculos sociales fuertes en el entorno educativo es muy importante para el desarrollo y el futuro de cada niño y niña".
Ha destacado, sin embargo, que Cataluña tiene "un buen balance" entre los resultados académicos y la felicidad de los alumnos. Sobre ello, ha subrallado que "no es fácil de lograr" y que "la economía lo debería valorar" a la hora de introducir a estas generaciones como fuerza de trabajo en el mercado laboral.