Cementiris de Barcelona conoció por dos vías diferentes el saqueo de tumbas en 2021. Fuentes conocedoras del caso aseguran a Crónica Global que hace tres años la policía catalana supo que en el mayor camposanto de Barcelona se habían detectado varias tumbas abiertas. La denuncia se suma a la que hizo un trabajador por correo electrónico.
Los sospechosos de estos hechos eran, precisamente, los mismos que declararán este viernes 24 de mayo ante la titular del Juzgado de Instrucción número 10 de Barcelona. En aquel momento, los Mossos d’Esquadra conocieron los hechos, que escalaron hasta la cúpula de la empresa pública que gestiona unos equipamientos públicos con un perfil muy especial.
Los responsables de la compañía no actuaron, o no de una forma diligente para evitar que el saqueo de tumbas se prolongara en el tiempo.
Dos vías
En aquel momento, Miquel Trepat, actualmente gerente de Cementiris, ya tenía responsabilidades en el equipo directivo de la gestora. Era el responsable de operaciones, un cargo que implica que le deben reportar los directores de los nueve cementerios públicos que existen en Barcelona.
Hubo un cambio en la cúpula de la empresa: Eduard Fernández dejó paso a Joan Manuel Aparicio. Fuentes no oficiales de los Mossos d'Esquadra indican que el primer ejecutivo supo tuvo conocimiento de los saqueos de tumbas. Por su parte, el segundo ha sido prejubilado en los últimos tiempos. El caso no llegó entonces a la justicia.
Durante todo el periodo fue director de servicios jurídicos Esteve Grima. Este ejecutivo también ha asumido las competencias de operaciones tras la prejubilación de Aparicio.
Uno de los sepultureros intentó vender oro
Meses después, un trabajador del cementerio comunicó por segunda ocasión los hechos a través de un correo electrónico a la dirección, según han trasladado fuentes conocedoras de lo ocurrido dentro de la compañía. No recibió respuesta por parte de la administración hasta seis meses más tarde, cuando Cementiris de Barcelona denunció el caso ante los tribunales tras el saqueo de 162 tumbas el verano pasado, como destapó Crónica Global.
En algún momento de esas pesquisas, uno de los sepultureros intentó vender varios kilos de joyas en un comercio de la marca Compro Oro cercano a su domicilio. Entre estas piezas había anillos y pendientes de difuntos, pero también una gran cantidad de dientes de oro, un hecho que llamó la atención del responsable del establecimiento.
La instructora del 'caso Palau'
La tentativa de venta propició que se efectuara un registro policial en el domicilio del trabajador que ha sido clave en el desarrollo del caso. Además, la titular del Juzgado de Instrucción número 10 de Barcelona, Miriam de Rosa Palacio, instructora del caso Palau, le tomó declaración en calidad de investigado por un delito de daños y contra el respeto a los difuntos.
Con él, han caído otros cuatro compañeros: una mujer que ocupa el puesto de auxiliar, unos hermanos gemelos y otro empleado. Precisamente, el que había dado la voz de alarma a través del correo electrónico.
"Tuvieron que saberlo: antes se supo"
Desde el sector funerario recuerdan que la cúpula "tuvo que conocer los hechos, por la sencilla razón que en el pasado también ocurrió, y se enteró todo el mundo". Consideran probado que existió cierto grado de "consentimiento, aquiescencia o laxitud para con el fenómeno".
Meses después, se licitó la nueva seguridad de los nueve camposantos. Ocho de ellos se quedaron sin vigilancia privada de noche.
Este artículo se ha elaborado sin la versión de Cementiris de Barcelona, que no ha contestado a los requisitos de información de este medio.