Cristina, acusada de matar a su hija Yaiza de cuatro años en Sant Joan Despí (Barcelona) el 31 de mayo de 2021, ha negado frente al jurado popular que la juzga en la Audiencia de Barcelona que lo hiciera para provocar un dolor insuperable a su expareja y padre de la niña, Sergio, que se negó reiteradamente a retomar la relación con ella.
La procesada ha explicado que antes del nacimiento de la niña la relación entre la pareja era buena. “Me sentía la mujer más feliz del mundo porque estaba con la persona con la que tenía que estar”, ha comenzado su declaración. Sin embargo, asegura que las cosas entre ellos se torcieron unos meses antes de que diese a luz a Yaiza, porque, según ella, él comenzó a mostrar una actitud posesiva y a decir que quería que, cuando naciese la menor, sus padres se ocuparan de ella.
En este punto del relato, la propia Cristina ha argumentado que sus suegros estaban jubilados, mientras que los padres de ella trabajaban, por lo que lo “normal” era que los primeros se hiciesen cargo del bebé cuando ellos volvieran a sus respectivos trabajos.
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“Pasé a estar en segundo plano”
Desde el momento del nacimiento de la menor, Cristina ha expresado, con la voz entrecortada, que experimentó un sentimiento de “abandono” por parte de Sergio, para quien pasó a estar en un segundo plano.
Además de sentir celos, ha afeado durante su declaración que él no dejara que la familia de ella tocara a la niña ni la cogiera en brazos y que, por eso, tenía que quedar con sus allegados a espaldas de su pareja. Un extremo que tanto Sergio como la madre de la procesada negaron el segundo día del juicio.
Cuando se separaron, porque ella decidió poner punto final a la relación, este sentimiento de abandono se hizo extensible también a la menor. Según la autora confesa del crimen, le preocupaba que la niña se olvidara de ella. “Cuando Yaiza estaba con Sergio me sentía mal, triste todo el tiempo”, ha expresado. Por eso pidió un cambio en la custodia, a la que él se negó.
“Creí que iba a perder a mi hija”
La situación empeoró cuando se enteró de que Sergio tenía pareja. “Me sentí muy mal, creí que iba a perder a mi hija. En mi mente ya no veía otra solución que acabar con mi vida, por eso buscaba noticias de suicidio”, ha explicado. El motivo, ha añadido, es que sentía que la nueva pareja de Sergio podría usurpar su papel como madre.
Además, ha reconocido que cuando la niña regresaba le contaba los planes que hacían en familia, pues la novia de su padre tenía dos niñas de su misma edad. Un hecho al que Cristina hizo referencia en la carta de suicidio que dejó a su madre, en la que avanzó que no podía permitir que Yaiza tuviese “una vida de mierda con su madre y una vida maravillosa con su padre”.
A partir de ese momento, comenzó a hacer búsquedas sobre suicidio. Leer noticias sobre autolisis le hacía sentir alivio, ha reconocido. También buscó artículos sobre padres que habían acabado con la vida de sus hijos. Mientras los leía “pensaba que no era la única persona que había pensado en eso" y se sentía aliviada, ha explicado con un discurso plenamente coherente.
Se identificaba con Rociíto
Además de estos artículos, también hizo búsquedas sobre Rocío Carrasco, con quien se sentía identificada en tanto en cuanto el padre de sus hijos los había distanciado poco a poco de su madre. “Pensé que me iba a pasar lo mismo”, ha confesado ante el jurado popular.
Así, tomando como inspiración las palabras de Rociíto, elaboró las cartas de despedida que dejó a su madre, a su padre, a su abuela y a Sergio, sobre el que ha dicho sentir “rabia”. También escribió una para Yaiza, que finalmente rompió cuando el viernes anterior a los hechos decidió que la mataría. Ese día le propuso a su ex, de nuevo, retomar la relación, porque quería que Yaiza, ella y Sergio, volviesen a ser una familia. Pero él se negó.
“Yo le comenté que no estaba bien, le dije que si me pasara algo si le dejaría ver a la niña a mi familia. Me dijo que él era el padre y haría lo que quisiera”, ha narrado. Fue entonces cuando decidió llevarse a la niña consigo, según sus palabras. “Tenía miedo al abandono por parte de Yaiza, yo me veía sola”, ha reiterado. No obstante, la fiscalía y la acusación particular sostienen que Cristina había decidido acabar con la menor mucho antes, pues consultó durante 69 días artículos sobre filicidios y escribió las cartas de suicidio en días diferentes.
Le dolió “seguir viva”
La acusada, a la que su abogada ha tenido que repreguntar varias veces hasta conseguir que dijese que está “arrepentida”, se ha lamentado principalmente de haber sobrevivido. Después de los hechos, ha precisado, lo que más le dolió cuando abrió los ojos en el hospital, fue “seguir viva” pues se había tomado 90 pastillas tras asfixiar a su hija.
La procesada, que tiene activado el protocolo antisuicidio en prisión, ha asegurado que sueña con su hija Yaiza habitualmente. “No me creo lo que hice. No he hecho el duelo”, se ha quebrado finalmente.
Tesis de la defensa
La defensa sostiene que mató a su hija por el trastorno mental que sufre, que se vio agravado por una depresión, por lo que pide su libre absolución. Aun así, previendo que será condenada, también plantea que cumpla condena por homicidio en un centro psiquiátrico y que se le aplique un atenuante por el miedo insuperable a perder a su hija y por haber confesado los hechos.
Por su parte, las acusaciones piden la prisión permanente revisable. El fiscal, Félix Martin, ha argumentado que Cristina urdió la muerte de su hija y que el día anterior al crimen fue “el corredor de la muerte para Yaiza”, pues se fueron juntas a pasear en bici y a cenar al McDonald's, seguramente su restaurante favorito. En ese momento, su madre ya había decidido "con frialdad" que la mataría. Esa noche, al llegar a casa, la sedó con psicofármacos y, a la mañana siguiente, la asfixió con una bolsa de plástico. La pericial psiquiátrica sostiene la tesis de que asesinó a la niña para hacer el mayor daño posible a su ex, pues la acusada está en sus plenas facultades mentales.