Sergio, expareja de Cristina, acusada de asesinar a Yaiza, la hija de ambos de 4 años, en Sant Joan Despí en mayo de 2021, ha relatado este martes el infierno al que lo sometió la procesada durante meses. Lo ha explicado frente al jurado popular que la juzga en la Audiencia Provincial de Barcelona a preguntas del fiscal, Félix Martín, que pide para ella la prisión permanente revisable.
El padre de la menor ha narrado que ambos se conocieron en el instituto y que, tras varios años de noviazgo y un piso en común, la relación se rompió porque ella le fue infiel durante meses con otro hombre. “Es narcisista, egocéntrica y manipuladora. Me lo demostró en la primera ruptura”, ha expresado en relación a Cristina, que lo escuchaba tras un biombo para evitar la confrontación visual.
Ella fue quien rompió la relación
Aun así, unos años después la perdonó. Fruto de esta relación nació Yaiza. Este segundo noviazgo fue “estupendo” hasta que, cuando la niña tenía poco más de dos años, ella lo engañó de nuevo y, en sus palabras, volvió a mostrar su carácter real. “Me hacía sentir mal, soltaba un montón de mentiras mientras me estaba poniendo los cuernos”.
Aunque la relación era amistosa, el padre ha recordado que, pese a que habían acordado una custodia compartida, a la hora de ratificar el convenio en los juzgados ella no se presentó y pidió la custodia en solitario. La jueza, sin embargo, acordó que se mantuviera la custodia compartida, como defendía el padre, que solicitaba que su hija pasara el mismo tiempo con ambos progenitores y sus respectivas familias.
La campaña de acoso
La separación se produjo en buenos términos hasta que, en verano de 2020, ella descubrió que él había iniciado una nueva relación con otra persona. Desde ese momento, sufrió una campaña de acoso por parte de ella. Según su relato, Cristina se coló en su edificio en reiteradas ocasiones, llegando a poner el pie en el marco de la puerta de su domicilio para forzarlo a mantener una conversación. Uno de estos días, llegó a asegurar que le habían diagnosticado un cáncer de útero que resultó ser falso. Durante meses se presentó sin previo aviso en la comunidad de vecinos de Sergio, entre sollozos, pidiéndole que volviese con ella, siempre sin éxito.
La situación de acoso se recrudeció en el momento en el que tuvieron que decidir el lugar de empadronamiento de la niña para escolarizarla. Ella quería que fuese al mismo colegio en el que había estudiado, en Sant Joan Despí; él, en el más cercano al que había sido el domicilio conyugal, pues ella se había instalado temporalmente en casa de la abuela materna de Yaiza con intención de mudarse a otro lugar. "Yo pensaba en el bienestar y en la estabilidad de la niña", ha subrayado él. Durante el proceso de negociación, sostiene que Cristina llegó a esperarlo a la salida de su domicilio, a empujarlo y a agredirlo en el pecho, propinándole varios puñetazos para que cediera a firmarle los papeles. “Se va a hacer lo que yo diga porque la he parido yo”, ha pronunciado él, recordando estas amenazas.
Él la rechazó
Paradójicamente la situación mejoró después de que ella se lo encontrara, una de las veces que se coló en su edificio, con su nueva pareja. Aun así, no cedió en su empeño de que volviesen a estar juntos. Pero él se negó en rotundo. “Yo no quería. Era una manipulación pura y dura, un chantaje. Lo sentía mucho, pero después de dos oportunidades una tercera era inviable”.
Ante la insistencia de ella, el viernes anterior a los hechos, el padre de Yaiza cedió y quedó con su expareja para recoger a la niña en colegio. Ese día, ella le pidió que retomasen la relación y le dijo que quería “darle un hermanito” a su hija. “Para dos días que me quedan”, lamentó Cristina. Una reflexión que él atribuyó a la preocupación por el cáncer que le hizo creer que padecía. Tras rechazarla una vez más, se fueron al parque con la niña y pasaron una agradable tarde en familia. “La niña estaba súper feliz. Fue la última vez que vi a mi hija”, ha pronunciado con la voz entrecortada Sergio, que ha declarado frente al jurado con gran entereza hasta ese momento.
"¿Prefieres estar con una tía?"
Al día siguiente, el sábado, ella le escribió un mensaje de texto proponiéndole ir juntos a comprar unos pendientes para la niña. Un whatsapp al que él no respondió. “¿Prefieres estar con una tía a estar conmigo y con Yaiza?”, prosiguió ella, en una misiva que tampoco obtuvo respuesta.
El lunes, día de los hechos, Sergio fue a recoger a su hija al colegio. Al llegar, una amiga de la niña se le acercó y le dijo que Yaiza no había ido a clase. La profesora también se lo confirmó. El padre de la menor ha recordado que telefoneó a su ex, pero el móvil de Cristina estaba apagado, por lo que le pidió a su exsuegra que acudiera al domicilio para ver qué había pasado.
“Me dio un vuelco el corazón. Pensé que había querido fastidiarme y se había llevado a la niña”, ha recordado. Pero cuando estaba llegando a la comisaría de Mossos d’Esquadra para denunciar estos hechos, recibió la peor de las noticias. “Me llamó la abuela chillando y diciendo que las dos estaban muertas”.
Niega que tenga problemas mentales
El que fue pareja de Cristina durante años ha asegurado a preguntas de la acusación particular, que también pide la prision permanente revisable, que la acusada no bebía alcohol ni se drogaba y que tampoco sufría problemas mentales que la hiciesen desconectar de la realidad o sufrir delirios, como sostiene la defensa para pedir su absolución.
Eso sí, “conseguía lo que quería aunque tuviese que pisar a 40 personas a su alrededor”, porque no podía soportar que a su prójimo las cosas le saliesen mejor que a ella. Lo prueba el hecho de que, mientras ella tuvo pareja, la relación entre ambos fue buena. Fue cuando él rehízo su vida y ella no tenía novio cuando se torció. “Como no consiguió volver conmigo, como la rechacé, hizo esta barbaridad”, ha lamentado el padre de Yaiza, que ha afirmado ante el tribunal que ese día él también murió con su hija.