La lucha contra la contaminación atmosférica y el cambio climático sigue avanzando, si nos fijamos en gases como el dióxido de azufre (SO2). Este compuesto, emitido mayoritariamente por actividades humanas, como el transporte marítimo y el sector industrial, es uno de los principales causantes, entre otros, de la lluvia ácida.
También es responsable de dañar gravemente la biodiversidad y los suelos, ya sea que estemos hablando de ecosistemas forestales o acuáticos. Además, es nocivo para la salud, ya que puede provocar irritaciones e inflamaciones en el sistema respiratorio, o puede alterar el metabolismo de las proteínas.
2020 supuso el inicio de un punto de inflexión, mediante el que se establecieron leyes para evitar que se generen más emisiones. Y ha funcionado. ¿Qué impacto ha tenido esto en la ciudad de Barcelona?
Un gas de efecto invernadero indirecto
Podemos establecer una gran división entre los gases de efecto invernadero en la actualidad. Por una parte están los directos, que son los que retienen calor. Por otra, los indirectos, que son los que contribuyen a la formación de otros compuestos que pueden retener calor.
En el caso del dióxido de azufre, el meteorólogo Alberto Alcántara ha arrojado luz sobre el asunto:
“Se incluye en la familia de gases de efecto invernadero indirecto porque contribuye a la formación de aerosoles, o sea, de partículas como por ejemplo las PM10.
Los aerosoles pueden calentar la atmósfera (a través de la absorción de la radiación solar cuando son partículas oscuras), pero también pueden enfriarla, porque actúan de pantalla y reflejan la radiación, por ejemplo a partir de la formación de gotas de agua y nubes.”
El SO2 y las partículas PM10
¿Qué relación guardan el dióxido de azufre y las partículas PM10? En la misma línea, Alcántara ha comentado lo siguiente en la redacción de Crónica Global:
“Las PM10 son partículas sólidas y líquidas de sustancias orgánicas o inorgánicas muy pequeñas, de un diámetro de entre 2,5 y 10 micras. Dentro de estos tamaños encontramos el polvo, el hollín, el cemento, el polen y metales como el níquel, el cadmio, el arsénico o el plomo.
El SO2 es un gas, por tanto no forma parte original de las partículas PM10, pero se consideran un precursor. Los gases precursores (también los óxidos de nitrógeno, por ejemplo) reaccionan químicamente con compuestos orgánicos volátiles y acaban produciendo partículas PM10 (sulfatos y nitratos).
Incluso pueden dar lugar a partículas PM2.5, más pequeñas que las PM10 y, por tanto, más peligrosas”, nos comenta.
Descensos a nivel global cada vez mayores
Los datos proporcionados por Our World in Data (OWID) muestran un descenso significativo. El año 1979 fue el punto más álgido de las emisiones de este gas, cuando se alcanzaron niveles récord: 134,6 millones de toneladas.
A partir de ahí se experimentó un ligero descenso, mientras que en 2006, todavía sin las políticas actuales en marcha, se alcanzaron las 109,8 millones de toneladas. En 2021 se experimentó un ligero repunte, con 68,45 millones de toneladas a nivel global, ya con las nuevas políticas, pero con una clara tendencia a la baja. Esto, aunque no lo parezca, ya tiene impacto en la calidad del aire que respiramos.
El papel del dióxido de azufre en las ciudades
Las grandes urbes, como por ejemplo Barcelona, tienen como característica los altos niveles de contaminación. Uno de los principales ingredientes de la mezcla es, precisamente, el gas del cual se están reduciendo sus emisiones de forma significativa.
La Ciudad Condal, si por algo se caracteriza, es por tener mar y montaña. Y en el mar, tenemos uno de los puertos más concurridos. Las emisiones de gases de los barcos tienen efectos en la contaminación atmosférica de la ciudad.
De acuerdo con los datos de la calidad del aire de la conselleria de Medi Ambient i Sostenibilitat de la Generalitat de Cataluña, los niveles de este gas son bajos, lo cual contribuye a tener una mejor calidad del aire.
En el barrio del Eixample contamos con unos niveles de 1 microgramo de este gas por cada metro cúbico. Horta i Guinardó y Gracia cuentan con 2 microgramos, mientras que Les Corts, con tres.
La zona con más exposición al SO2 es El Prat de Llobregat, con unos niveles de 4 microgramos por metro cúbico. Aunque no está tan cerca del puerto, como sí lo está la ciudad de Barcelona, se trata de una zona muy próxima al aeropuerto. Los aviones también emiten dióxido de azufre.
En cuanto a los datos de los niveles de SO2 en la zona del Puerto de Barcelona, éstos no son visibles a través de las mediciones de la Generalitat, y Crónica Global no ha podido tener acceso a ellos, a pesar de su petición.
Descenso paulatino de contaminación en Barcelona
A través de los informes publicados por la Agència de Salut Pública de Barcelona hemos podido llevar a cabo una reconstrucción de la imagen. En los años 2017 y 2019, antes de las políticas restrictivas, los niveles eran más altos, si los comparamos con los datos recopilados en 2022.
El nivel máximo diario establecido por la UE es de 125 microgramos por metro cúbico; mientras que el nivel máximo horario es de 350 microgramos por metro cúbico. Barcelona no los ha superado en los últimos años, pero sí que se ha experimentado un descenso muy importante.
Año | 2017 | 2019 | 2022 |
Límite diario | 7 microgramos por metro cúbico* | 6 microgramos por metro cúbico* | - |
Límite horario | 51 microgramos por metro cúbico* | 54 microgramos por metro cúbico* | 11 microgramos por metro cúbico* |
* Valores tomados en las mediciones de la estación Eixample en tránsito.
Descenso más acusado en el transporte marítimo
El transporte marítimo es uno de los sectores en los que las emisiones de SO2 se han reducido más. Un informe reciente de OWID pone sobre la mesa el tan acusado descenso. De las diez millones de toneladas anuales que se llegaron a emitir en 2019, en 2020 sólo llegaron a tres. Desde ese entonces, los niveles se han mantenido dentro de los márgenes.
¿Y cómo es posible? Gracias al combustible de los barcos. Antes, el porcentaje máximo de azufre en un litro de combustible era del 3,5%, mientras que con las nuevas leyes que entraron en vigor en 2020 bajó al 0,5%. Estas medidas, respaldadas por la Organización Internacional Marítima, junto con el obligado cumplimiento a nivel global de todos los barcos y todas las compañías, han permitido el descenso, y que se siga manteniendo a día de hoy.
Informe del 2023
Los valores de contaminación atmosférica toman como referencia dos umbrales. Por un lado, están las cifras definidas por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Por otro, las directrices que se imponen en la Unión Europea, y cuyos márgenes son mucho más amplios.
En el año 2023, el informe de la calidad del aire también añade el parámetro establecido en el Real Decreto 102/2011 sobre la Mejora de la Calidad del Aire. Además, este último informe detalla, de manera individual, el número de estaciones que miden la calidad del aire. En años anteriores, los indicadores se basaban en el cómputo medio de las emisiones que se registraban en todas las estaciones. Si el lindar medio estaba por debajo de los límites, directamente se mencionaba que no se superaba.
El monóxido de carbono (CO) no se supera en ninguna estación. Del mismo modo, el dióxido de azufre (SO2) tampoco se supera.
Las partículas PM2,5 sólo se rebasan en 21 estaciones en el margen de las directrices europeas. Pero ninguna supera los baremos impuestos en el Real Decreto. En las partículas PM10, 43 estaciones rebasan los máximos permitidos por Europa. Sólo una supera los valores del Real Decreto.
El ozono (O3) queda en peor lugar, ya que hay cuatro estaciones de medición que superan los valores del Real Decreto. El dióxido de nitrógeno (NO2) se supera en 22 estaciones, si se tienen en cuenta las directrices impuestas por Europa. Sin embargo, ninguna es superior a los valores del Real Decreto.
Contaminación en años anteriores
No sólo la reducción de dióxido de azufre ha ayudado a la mejora de la calidad del aire en Barcelona. También lo ha hecho todo el conjunto de políticas que han promovido la reducción de emisiones en su conjunto.
El informe de 2017 concluía que el nivel medio de emisiones de NO2 establecido por la UE se superó en 1,4 veces. 2019 hacía lo mismo, en NO2, con 1,2 veces. Por primera vez, el informe del 2022 estableció que el valor límite de NO2 establecido por Europa no se superó.
Si bien hay que tener en cuenta que los umbrales de Europa están por encima de los establecidos por la OMS. Si tenemos en cuenta estas mediciones como único valor de referencia, se superan en los gases de NO2 o benceno, y las partículas PM10 y PM2,5. Sin embargo, el SO2 no se rebasa, ni siquiera en estos casos.