El sistema hidrológico de las cuencas Ter-Llobregat ha salido del peor escenario de la sequía hasta la fecha: la emergencia. Ahora que los embalses superan el 26% de sus capacidades, se flexibilizan las medidas del uso del agua.
Uno de los primeros cambios que se aplicará en la ciudad de Barcelona, impulsado por el ayuntamiento, es la vuelta del agua potable para el riego de los árboles y las plantas arbustivas.
Se seguirá regando con agua freática de día
Los turnos de regado en la ciudad se dividen en dos. Y ahora, con el nuevo escenario, la diferencia no sólo radica en la hora. También se basa en el tipo de agua que se utiliza.
Durante los tres meses en los que la provincia de Barcelona ha estado en emergencia, el regado se ha llevado a cabo con aguas freáticas. Estas no son potables, ya que han sido recuperadas de materiales residuales, pero sí sirven para regar.
Este agua, que se usaba siempre, ahora sólo se va emplear para regar de día. Según datos del ayuntamiento, la adopción de esta nueva medida supondrá el ahorro del 50% del agua potable que se usa para regar en toda la ciudad.
Las calles seguirán usando agua freática
El agua potable, sin embargo, no se usará para la limpieza de las calles. Las fuentes de decoración permanecerán cerradas, y los céspedes y otras zonas decorativas seguirán sin regarse.
En cuanto a las piscinas públicas, consideradas como refugios climáticos, estas van a seguir abiertas, ya que cuentan con sistema de recirculación del agua.