Una ráfaga de cinco disparos enmudeció por unos segundos el bullicio que sacudía la tarde del sábado en las inmediaciones de la parada de metro de Maresme|Fòrum, en el distrito barcelonés de Sant Martí. Acto seguido, el cuerpo de un joven de nacionalidad alemano-otomana cayó inerte contra el suelo de la rambla de Prim, con cinco disparos perforando su cuerpo. Al menos uno de ellos, le atravesó el cráneo.
Según ha podido saber Crónica Global en exclusiva, la víctima es Tekin K., considerado un hombre de negocios en Diyarbakır Silvan (Turquía), estrechamente vinculado con el crimen organizado. De hecho, su familia estaría considerada como uno de los clanes más conocidos de la temida mafia turca.
Entra en juego la figura de un sicario
De hecho, horas después de la ejecución pública, esta redacción ya informaba de que la hipótesis inicial de un presunto ajuste de cuentas entre clanes de etnia gitana del barrio de La Mina (Sant Adrià de Besòs) perdía fuerza en favor de un crimen de mayor envergadura, con el incuestionable sello del crimen organizado transnacional.
Ante este escenario, fuentes policiales conocedoras del caso han confirmado que se trata de un crimen con una minuciosa preparación: "Nadie se arriesga a cometer tal escándalo sin un plan concebido previamente". Así, las pesquisas se antojan complejas y voces de los Mossos d'Esquadra han asegurado que no se prevén detenciones inminentes.
No obstante, aunque todas las hipótesis se mantienen abiertas, coge fuerza la posibilidad de que fuese un sicario quien apretara el gatillo a quemarropa contra Tekin K., de unos 30 años. Pese a que, por ahora, se desconoce si la víctima estaba en la ciudad de Barcelona por turismo o por negocios, otras voces indican que el crimen podría estar relacionado con un robo previo.
La investigación policial
Por su lado, los agentes de la División de Investigación Criminal (DIC) de los Mossos d'Esquadra han rastreado los negocios de la manzana, en busca de cámaras de seguridad que permitan esclarecer tanto los hechos como disparó contra el joven turco. Sin embargo, el análisis de las imágenes no es la panacea en este tipo de casos. Sí permite saber cómo se produjeron los hechos y confirmar que se trata de un robo, una discusión repentina, un asesinato a sangre fría o bien se conocían, pero no siempre permiten la identificación de los implicados.
Las cámaras de seguridad sólo explican qué y cómo ha pasado, y siempre según la calidad de las mismas, que no siempre permite incluirlas en las pesquisas ni tenerlas en cuenta como prueba de cargo, explican las fuentes consultadas.