Agentes de la Policía Nacional han detenido esta semana a cinco personas en Viladecans (Barcelona), Fuenlabrada (Madrid) y Dos Hermanas (Sevilla) por sustraer 7.000 cajas de benzodiacepinas. Una cantidad que supone un total de 400.000 comprimidos de este fármaco sicotrópico. Los arrestados trabajaban en una empresa distribuidora de medicamentos con sede en las tres ciudades y aprovecharon su condición como empleados para robar las cajas y luego revenderlas.
Sin embargo, lo que supone un "simple" delito contra el patrimonio, por el robo de los comprimidos, alerta a los agentes de una preocupación mayor. Y es que el fármaco sustraído -con efectos ansiolíticos y sujeto a prescripción médica- se consume mezclado con hachís, alcohol o pegamento para potenciar el efecto hipnótico, elaborando, así, una droga que se conoce como karkubi. Una sustancia popularmente bautizada como la droga de los pobres y que, en los últimos años, se ha expandido en áreas marginales y comunidades con bajos recursos.
Causa paranoia y conductas psicópatas
El karkubi se popularizó ya hace varios años en Marruecos y, desde la pandemia, la Policía Nacional ha detectado un incremento de su consumo en España. Principalmente, en aquellas zonas donde hay más afluencia de población migrante de origen marroquí, como es el caso de Cataluña o la Comunidad de Madrid.
Según las fuentes consultadas, la etiquetada droga de los pobres -por su bajo coste y fácil acceso- puede generar peligrosas alucinaciones. De hecho, su ingesta provoca efectos alucinógenos y psicoactivos, causando paranoia y, en algunos casos, reacciones muy violentas. "No podemos hablar de alarma social, pero sí estamos viendo la peligrosidad de esta droga que está provocando conductas psicópatas entre los jóvenes", alertan desde el Cuerpo Nacional de Policía (CNP).
Casos de amnesia y jóvenes en coma
La popularización de esta droga ha suscitado preocupación entre las autoridades y los expertos en salud pública por sus potenciales riesgos para la salud y su rápida propagación en comunidades vulnerables. Por este motivo, hasta la Policía ha decidido difundir un vídeo en sus redes sociales, donde alertan de las irreparables consecuencias que puede acarrear el consumo de esta sustancia: "Que su bajo precio no te engañe, es una sustancia igual de peligrosa que cualquier otra", aseveran desde el cuerpo policial.
Debido al principio activo de las benzodiacepinas (o derivados), el consumo puede suponer un doble riesgo para la salud. De hecho, los expertos informan que se han registrado muchos casos de amnesia tras su consumo, siendo el principal efecto la confusión. Incluso, alertan de jóvenes con intoxicaciones muy graves, que han resultado en coma.
Los delincuentes van a por los proveedores
Su popularización ha provocado que los criminales se fijen en esta combinación. "Se han formado redes de narcotráfico hispano-marroquíes que están colaborando en la producción y distribución de esta droga", aseguran fuentes policiales.
De hecho, hasta hace relativamente poco, la obtención ilícita del medicamento con el que se elabora esta droga se producía habitualmente a pequeña escala -directamente en farmacias utilizando recetas falsificadas-. Pero, tras endurecerse el control sobre la dispensación de este producto, así como la introducción de la receta electrónica, ahora los delincuentes acuden directamente a proveedores y mayoristas. Como ha pasado recientemente en Barcelona, Madrid y Sevilla.
Revendían el medicamento en el mercado negro
En este último operativo de la Policía Nacional, la investigación se inició cuando el representante de una empresa distribuidora de medicamentos puso en conocimiento de los agentes que había detectado un descuadre significativo en algunos de los fármacos que deberían estar en los almacenes de la empresa. Además, el desfase resultaba muy llamativo en un fármaco en especial, cuyo principio activo es el clonazepam y perteneciente al grupo de las benzodiacepinas.
Tras varias gestiones policiales, los agentes acreditaron que eran los propios empleados de las plataformas de distribución quienes sustraían los medicamentos para revenderlos, posteriormente, de forma ilegal a precios muy elevados. Éstos se aprovechaban de su puesto de trabajo, de los horarios, y del conocimiento de las naves -así como de sus puntos ciegos- para sustraer cajas completas del medicamento.