Familias monoparentales, parejas de dos madres o mujeres emprendedoras que anteponen sus carreras profesionales a sus años de mayor fertilidad. Son muchos y diversos los motivos por los que se decide recurrir a tratamientos de reproducción asistida. Sin embargo, sigue siendo un tema tabú. Un camino hacia la maternidad que muchas veces se ignora y del que todavía existe, en la actualidad, mucha desinformación.
Por ello, y con ánimo de visibilizar la realidad de muchas mujeres que, por edad, modelo familiar o problemas de fertilidad, deciden recurrir a este tipo de tratamientos, la clínica de fertilidad Barcelona IVF, Crónica Global y Metrópoli han organizado una segunda mesa de debate para romper mitos y tabúes sobre la reproducción asistida.
Una charla que ha contado con la participación de Helena Fernández, presidenta de la Asociación Red Nacional de Infértiles; Cristina Guix, ginecóloga, experta en reproducción asistida de Barcelona IVF; Marimer Pérez, doctora, ginecóloga, obstetra, divulgadora y líder de WoMer, y Anaísa López, creadora digital y paciente de reproducción asistida, y que ha moderado la directora de Crónica Global, Cristina Farrés.
“El perfil que acude a los tratamientos de reproducción asistida es muy variado”, ha reconocido la doctora Guix. “Hay muchas mujeres de entre 35 y 38 años que, por la edad, tienen problemas para quedarse embarazadas, pero también nos llegan madres valientes que deciden tener hijos ellas solas o parejas formadas por dos mujeres”, ha agregado.
Y es que los nuevos modelos de familia han conducido a muchas mujeres a optar por este tipo de tratamientos. “De hecho, muchas, incluso, deciden congelarse los óvulos para lo que pueda pasar en un futuro”, añade Marimer Pérez. “Saben que el reloj biológico es el que es y prefieren tener una garantía para cuando decidan ser madres”.
Todavía existe mucha desinformación
Sin embargo, lamentan al unísono: sigue habiendo mucha desinformación al respecto. Muchos mitos y mucho estigma. En especial, sobre aquellas mujeres que llegan a las clínicas de reproducción asistida “destrozadas emocionalmente”, agotadas después de meses (incluso años) buscando ser madres de forma natural sin conseguirlo.
Helena Fernández ha conocido en su propia piel la frustración de querer ser madre y no lograrlo. “Mi proceso empezó con 32 años y fui madre a los 37 y yo ya llegué agotada”, reconoce. Como ella, muchas mujeres acuden a las clínicas de reproducción asistida inmersas en una vorágine de emociones que van desde la rabia, el enfado, la frustración, incluso la culpa.
Sentimientos que, lamentablemente, van acumulando durante todo el proceso. “No es un camino fácil”, asegura la doctora Guix. “La medicina de la reproducción es inexacta. No es una suma de 2+2” reconoce. Por eso, es esencial que las mujeres estén bien informadas.
Cada caso se estudia por separado
Una buena información exige ser totalmente sinceros y transparentes. Como cada caso es único, tanto Guix como Pérez insisten en hacer un buen análisis de cada paciente. “Primero debemos valorar la reserva ovárica y la calidad del semen”, explican. “A partir de ahí, deberemos establecer un tratamiento u otro según la edad y la cantidad de óvulos que detectemos. Es preferible tener menos de 37 años y es esencial tener las trompas permeables”. Si algo falla, añaden, “deberemos recurrir a una fecundación in vitro, que es un proceso más complejo y que se realiza en un laboratorio y no de forma intrauterina”.
Asimismo, cada vez más mujeres solteras o en tratamientos oncológicos optan por congelar sus óvulos cuando se encuentran en sus años de mayor fertilidad para ser madres en el futuro. En dichos casos, las expertas también insisten en la importancia de brindarles una buena información: “Lo ideal es poder vitrificar 15 óvulos maduros de una mujer menor de 37 años”, explica la Guix. Aun así, hay que dejar claro que “la preservación no es una garantía de embarazo”.
Sentimiento de culpabilidad
Todo ello es necesario porque sigue habiendo mucha desinformación o, lo que es peor, mucha información tóxica que no se ciñe a la realidad. Muchos mitos que atormentan a las pacientes como Anaísa López. Aunque ella asegura que tuvo mucha suerte, porque “solo” necesitó dos inseminaciones, agradece el trabajo de las doctoras Guix y Pérez para cribar aquella información que era real de aquella otra que se había convertido en una teoría sin fundamento científico alguno.
“Cuando estás en este proceso todo gira en torno al embarazo. ¿Esto lo hago bien? ¿Será por esto otro que no me quedé embarazada la primera vez?”, explica la creadora de contenido. Incluso, en muchas ocasiones, las pacientes, reconoce, llegan a sentir culpa por no conseguir su propósito. “Muchas madres no pueden culminar el proceso porque acaban psicológicamente destrozadas”, comenta Guix.
Fernández, por su lado, pone el foco en lo dañinos que pueden llegar a ser algunos comentarios. De hecho, reconoce haber escuchado opiniones como “solo eran unas células”. “Células que iban a ser mi hijo”, sentencia la presidenta de la Asociación Red Nacional de Infértiles.
Las redes como herramienta divulgadora
Para luchar contra toda esta desinformación, Marimer Pérez insta a todas las personas que trabajan en redes sociales y que hablan de este tipo de tratamientos “a ser sinceras”. “Solo se comentan los casos de éxito y creo que estas personas tienen una responsabilidad social y deben explicar la realidad”, asevera. En este sentido, Pérez insiste en la importancia de dar visibilidad a estos tratamientos para ayudar a romper mitos sobre la infertilidad, pero también para concienciar.
En definitiva, el camino no es fácil. Muchas veces, incluso, es frustrante, “pero, por lo general, quien la sigue, la consigue”, concluye Guix, en un mensaje muy esperanzador para todas aquellas mujeres que optan por este camino hacia la maternidad. Un camino lleno de miedos, mitos y mucho estigma, pero que permite a muchas familias cumplir con su deseo de tener hijos. “Hay que conseguir que ‘infértil’ deje de ser una palabra horrible”, concluye la presidenta de la Asociación Red Nacional de Infértiles.
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