Las mujeres fotógrafas han desempeñado un papel fundamental en el desarrollo y la evolución de esta forma de arte. A pesar de los desafíos y barreras de género que han afrontado a lo largo del tiempo, son muchas las que han dejado una huella indeleble gracias a su creatividad, su visión única y sus habilidades excepcionales.

Justamente esto es lo que persigue la fotógrafa Lys Moya. Esta profesional de Barcelona asegura que siempre busca marcar la diferencia cuando se pone detrás de la cámara y, aunque no se imaginaba que su profesión sería la de capturar momentos únicos, ahora disfruta y se le nota. 

Moya iba para bailarina, pero ha acabado por desarrollar un estilo propio en sus imágenes de embarazadas y bebés que le han valido el reconocimiento tanto en el sector como entre sus clientes, muchos de ellos recurrentes. Sólo es necesario consultar sus redes sociales para ver que la historia de esta barcelonesa es de éxito. 

Lys Moya lysmoyafotografia.com

Sus inicios

Lys Moya Angeler se graduó en la escuela ELISAVA de Barcelona, donde se especializó en fotografía. El arte corre por sus venas, ya que su padre es fotógrafo y su madre pintora. Solía trabajar como editora de la revista TRAVELER de National Geographic, pero después de ocho años en la publicación decidió centrarse en su sueño: montar su propio estudio de fotografía de lujo.

Y dio el salto con la mujer en el foco. De forma concreta, con la mujer en sus diferentes ritos de iniciación: el embarazo, la maternidad, la madurez, la vejez… En sus trabajos queda plasmado esta intención de dibujar una línea del tiempo. 

Como madre de dos hijos, conoce de primera mano lo transformadora que es la experiencia de dar vida. La matrescencia queda reflejada de forma clara en sus imágenes. Lys ama su trabajo, especialmente interactuar con sus clientes y aprender de cada uno de ellos. Señala que esto es en gran medida la fórmula con la que consigue que sus fotografías sean únicas. Como se diría en el sector, cada familia aporta su propia luz. 

Control postural

"Nunca pensé especializarme en la fotografía, porqué yo siempre había sido bailarina y quería dedicarme a ello, pero me obligaron a estudiar". Afirma que su formación de danza le ayudó mucho en el estudio, a nivel corporal. "Cada sesión es un show para mí", señala.

Su relato profesional también tiene de transformación personal. Ha triunfado en la fotografía gracias a un momento de cambio vital, que fue a raíz de la separación de su marido. Entonces no podía bailar todos los días y empezó a fotografiar a sus amigas bailarinas. Decidió ampliar sus conocimientos de imagen y de allí, a crear su propio estudio. 

Mujer embarazada en blanco y negro Lys Moya

Su trabajo

Moya define su estilo como una imagen minimalista pero con mucha clase. "La gente dice que las fotos tienen mucha alma. Me tiro media hora, antes del primer disparo. Creo que mi valor añadido es haber estado, tantos años, en una revista conociendo a los mejores fotógrafos y yendo a los mejores sitios", relata. Lo ideal para ella, y antes de empezar una sesión, es hablar con la persona para que se relaje y la pueda conocer. 

Apunta que lo que más le gusta fotografiar son mujeres embarazadas porqué están abiertas a sus propuestas creativas. También retrata a niños pequeños y bebés, algo más complicado tanto por la naturaleza del pequeño como por el profesional que no sólo debe ocuparse de la cámara. También debe gestionar a las familias, a todas ellas. 

Su combo ideal es viajar con una cámara en mano, cuando da rienda suelta a uno de sus trabajos preferidos: los retratos. "Cuando me dicen que tengo vía libre es cuando mejor salen las fotos". 

Nos cuenta que una de las sesiones fotográficas que más le han marcado en la vida fue capturar a esta mujer embarazada en Nueva York ya que consiguió, a nivel de redes, la visibilidad y la credibilidad que necesitaba. 

Maternity World Tour

Su proyecto más personal se llama Maternity World Tour cuya finalidad es ir a múltiples destinos y fotografiar a mujeres para dar forma a una obra única y poliédrica que se base en ellas. "La intención es decir donde voy a ir yo y que la gente pueda contratar mis sesiones o que alguien me contacte porqué quiera inmortalizar momentos y, entonces, me vaya yo con esa persona al destino que haya elegido".

Le encanta viajar y esto es un añadido ya que le contratan desde fuera de Cataluña e incluso de España. Se ha desplazado hasta Marruecos, Milán, Oporto o Viena, entre otros, inmortalizando a mujeres y a madres. 

Moya asegura que, en su caso, el boca oreja le ha funcionado. Es una de sus mejores tarjetas de presentación además del trabajo que divulga en redes sociales. 

 

Proyectos futuros

"En cinco años me veo cerrando el estudio o en diez como máximo", explica. Su idea sería poder vivir de hacer las sesiones que hace, pero viajando. 

Sus referentes fotográficos son: Anna Brandt y Lola Melani. "Me encantaría ser la Lola Melani española".

Aconseja que para una persona que está empezando es muy importante que se forme bien: "Yo he llegado a pagar 1.500 euros por un curso de 8 horas y aprendí. No me vale que me digan que no tienen dinero porqué yo pedí un préstamo estando separada y con dos niños". 

Lys Moya afirma, con seguridad, que una Sesión Women tendría que entrar por la seguridad social. "Te vale más que diez sesiones de terapia. La gente sale con la idea cambiada, de sí misma", sentencia, "no necesitamos ni pedir perdón, ni pedir permiso para hacernos una sesión de fotos". Y es que posar delante de la cámara es también una terapia. 

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