Dos de los cachorros de perro rescatados por la Policía Nacional

Dos de los cachorros de perro rescatados por la Policía Nacional

Vida

Rescatan a un centenar de cachorros, algunos enfermos, preparados para la venta ilegal por internet

Agentes de la Policía Nacional detienen a ocho personas de la banda en Madrid y Girona; los animales pasaban hasta 15 horas viajando hacinados

4 enero, 2024 12:19

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Agentes de la Policía Nacional han desarticulado una banda criminal dedicada a la importación, cría y venta ilegal de cachorros. En el marco de esta operación, la policía ha detenido a ocho personas en las provincias de Madrid y Girona y ha rescatado a más de un centenar de animales, algunos enfermos, preparados para su entrega.

Durante los registros también se han localizado restos óseos de animales muertos enterrados, así como medicación ya utilizada para la práctica de la eutanasia de perros y gatos. Por todo ello, los detenidos están acusados de los delitos de maltrato animal continuado, estafa, intrusismo profesional, falsificación documental y pertenencia a organización criminal.

"Granjas" en Eslovaquia y Hungría

La investigación comenzó después de que el grupo especializado en la lucha contra delitos contra el medio ambiente de la Policía Nacional recibiese información relativa a la existencia de una organización que importaba cachorros de perro desde Europa del Este y los vendía en España con documentación falsificada.

Durante las indagaciones, la policía identificó a los responsables de la organización, que conformaban una estructura piramidal con dos líderes principales, cuestión que facilitó su vigilancia y seguimiento. Además, los agentes averiguaron que la banda compraba los animales en "granjas" de Eslovaquia y Hungría (en cuyo caso, se transportaban a España hacinados en viajes de más de 15 horas) y también a criadores españoles.

Dos cachorros rescatados por la policía

Dos cachorros rescatados por la policía

Veterinaria de su confianza

En cuanto a los animales de proveedores nacionales, establecían una relación de confianza con el criador, de la que se valían para pedirle que adelantase la fecha de nacimiento del animal en la cartilla o que les entregase el documento sin rellenar. Tras adquirir los cachorros, la banda los hacía llegar a los establecimientos de cría y comercio ubicados en Madrid y Cataluña.

En esos establecimientos, se les sometía a diferentes tratamientos y vacunas rellenando las cartillas sanitarias previamente adquiridas, valiéndose para ello de una veterinaria de su confianza, cuyo sello utilizarían para otros trámites como sellar las vacunas, certificados de salud de los animales o para adquirir los medicamentos para los que fuere necesaria prescripción veterinaria, dando así un aspecto legal a multitud de documentos.

Opacidad

En este sentido, en las cuatro entradas y registros llevados a cabo se han intervenido pasaportes y cartillas veterinarias, talonarios de recetas, sellos veterinarios y medicamentos entre otros efectos, y se han bloqueado cuentas bancarias y depósitos de la organización en cuatro entidades financieras.

Las cartillas correspondientes a cada animal contenían alteraciones, pues los cachorros tenían una edad inferior a la permitida y sufrían multitud de afectaciones o enfermedades que la organización conocía, siendo almacenados hasta que eran vendidos y en muchas ocasiones no informaban al cliente sobre el origen o estado de los animales.

A la venta, sanos o enfermos

Todos los animales, sanos, enfermos o en periodo de incubación de enfermedades infectocontagiosas, se destinaban a la venta por internet (con las cartillas y los certificados previamente preparados y falsificados); dado su lamentable estado, algunos de ellos morían poco después de la venta.

El primer contacto para la venta lo realizaban a través de anuncios en plataformas de comercio electrónico o por medio de una web creada por la organización. Posteriormente, el traslado de los animales se realizaba sin contar con autorización, en vehículos no habilitados y durante largos trayectos, teniendo que estar los animales en el vehículo durante más de ocho horas, en un espacio reducido, sin salir e incluso sin comida o bebida.