Los catalanes de a pie no son los únicos que se la juegan el próximo viernes en el sorteo de la Lotería de Navidad. Y es que en los partidos políticos no todos son propuestas y ataques cruzados estos días, también se respira ilusión por la Navidad en una jornada tan señalada como el 22 de diciembre y su premio "Gordo".
Por eso, y como viene siendo tradición, las formaciones también jugarán suerte con sus propios décimos. Pero la magia no ha llegado a todas las sedes por igual.
El PSC juega el 91.831
El PSC es el partido con más tradición lotera. Son los únicos que han decidido apostar por un número propio, aunque distinto al del año pasado: el 91.831. Han demostrado ser los que tienen más espíritu navideño e ilusión por ser tocados con la suerte en las próximas semanas. Habrá que ver si esa suerte se extiende también a los próximos comicios autonómicos, donde la formación que lidera Salvador Illa prevé obtener unos resultados que le regalen la presidencia de la Generalitat.
El jefe de la oposición en Cataluña, Salvador Illa, en un acto en Euskadi
Por su parte, los comunes jugarán con un número que comparte la mayoría de técnicos y diputados en el Parlament y que ha sido adquirido en la administración Pla de Palau: el 27.922. El mismo que juegan los diputados de Ciudadanos, que este año no han apostado por un décimo naranja como sí hicieron en Navidades anteriores. En esta ocasión, su principal deseo es que la suerte les sorprenda "trabajando", dice la portavoz Anna Grau.
PP y los 'indepes' no juegan
Quien no se juega nada este viernes es el PPC, desde donde desean que "todos los españoles puedan cumplir sus sueños y podamos entrar en 2024 con entusiasmo, optimismo y esperanza".
Menos ilusión todavía es la que tienen los partidos independentistas, para quienes el sorteo de la Lotería de Navidad es una celebración del Estado español. "Nosotros no jugamos ningún número", espetan fuentes de un partido cuyo president sí que se la juega esta semana, pero en una reunión con Pedro Sánchez que acaparará todas las miradas tras meses de turbulencias en las relaciones entre el PSOE y ERC.