Las patologías neumológicas o enfermedades respiratorias son aquellas que afectan al aparato respiratorio. Según “El Libro Blanco. La Neumología en España”, publicado por SEPAR, las enfermedades respiratorias ocupan en España el tercer lugar en importancia, tras las patologías cardiovasculares y el cáncer, valorando tanto la mortalidad, como su incidencia y los costes que suponen al sistema sanitario.
Vamos a hablar de las más habituales desde dos puntos de vista. Por un lado, de las infecciones más frecuentes, especialmente en época invernal. Y por otro, de las enfermedades respiratorias más importantes por su prevalencia (personas afectadas en un momento dado) o por su gravedad. También por sus implicaciones asistenciales, en algunos casos por ser crónicas. Destacaremos el asma, el cáncer de pulmón, la EPOC y la Apnea del Sueño.
Infecciones virales más frecuentes en invierno
Cuando llega el frío, la afluencia a las consultas médicas aumenta, debido en gran medida a las infecciones víricas. Los niños son uno de los colectivos más propensos a sufrirlas. Y como afirma el doctor Daniel Ruiz Díaz, pediatra del Hospital Quirónsalud Córdoba, "las infecciones respiratorias suponen en invierno más de un tercio de las consultas pediátricas en atención primaria y urgencias, y provocan numerosos ingresos en esta época del año".
Las dos infecciones víricas más frecuentes son el resfriado común y la gripe. A ellas, en los últimos años, se ha unido el covid-19, producida por el coronavirus SARS-CoV-2. No es raro que durante el invierno leamos en prensa noticias sobre un colapso en Atención Primaria o en Urgencias, debido a la bronquiolitis que provoca el virus respiratorio sincitial. Es una infección muy habitual en menores de dos años, y que hay que vigilar, ya que puede cursar con gravedad.
Otras infecciones generalmente víricas son la laringitis y la bronquitis. En el caso de la laringitis, explica el doctor José Casas Rivero, pediatra del Hospital Ruber Internacional, ocurre con mayor frecuencia en edades pediátricas, de los seis meses a los seis años.
Por su parte, las amigdalitis y la neumonía, pueden tener origen vírico o bacteriano. Si son bacterianas se puede prescribir el uso de antibióticos. En el caso de la neumonía, que también puede tener origen fúngico, hay que tener cuidado con las personas vulnerables, que además de los niños son los pacientes que sufren otras afecciones, como la EPOC.
En general, cualquier enfermedad de las citadas puede complicarse en un grupo de riesgo, ya sean personas de la tercera edad o personas que padecen otras enfermedades, entre ellas las respiratorias. Para estos colectivos es especialmente importante la prevención y acudir a la llamada de las diferentes campañas de vacunación.
Desmintiendo ideas falsas sobre el asma
El asma es una enfermedad respiratoria crónica en la que los bronquios y los bronquiolos se estrechan. Se dice que es una enfermedad inflamatoria, ya que una de las causas es la inflamación de la pared del bronquio. Lo primero que hay que aclarar sobre el asma es que no es una enfermedad infecciosa, aunque algunas infecciones respiratorias como el resfriado o la gripe puedan provocar ataques de asma.
Cursa con tos, sensación de falta de aire o de opresión en el pecho y ruidos torácicos que suenan como silbidos. En España afecta al 5% de los adultos y al 10% de los niños, y en general ha aumentado mucho en los últimos años en los países occidentales. Uno de los factores de riesgo más importante es el hereditario, aunque también afectan otros como la obesidad, la rinitis crónica y, por supuesto, el tabaquismo.
El doctor Luis Manuel Entrenas, jefe del servicio de Neumología del Hospital Quirónsalud Córdoba, hace mucho hincapié en la importancia del diagnóstico, ya que hay muchas personas que no saben que padecen la enfermedad. Pero, por otro lado, no todas las personas que presentan los síntomas típicos del asma tienen la enfermedad.
Una versión más grave de la enfermedad afecta al 5% de los pacientes, tiene un impacto mayor en la calidad de vida y puede requerir en ocasiones atención hospitalaria y tratamiento con corticoides sistémicos.
Otro mito que desmiente el doctor Entrenas es el relativo al ejercicio. Si la enfermedad está bien controlada, afirma, algo que puede hacerse con medicación, "las personas con asma pueden hacer ejercicio e incluso practicar deporte de alto nivel".
El drama del cáncer de pulmón
El cáncer de pulmón es, obviamente, una enfermedad oncológica, pero afecta al aparato respiratorio. Según los datos que aporta la Asociación Española de Contra el Cáncer (AECC), se trata del cuarto tipo de cáncer más diagnosticado en España. Pero su gravedad es mayor, ya que es la primera causa de muerte por cáncer en nuestro país, con una tasa de supervivencia a 5 años que no rebasa el 5%.
Una prueba de cribado que puede ayudar a reducir la mortalidad, indicada en fumadores y exfumadores, es la tomografía computarizada de baja radiación, puesto que permite identificar el tumor en una fase anterior. El problema con este tipo de cáncer es que se diagnostica con frecuencia demasiado tarde. Además, está ampliamente demostrado que el tabaquismo es el factor ambiental más importante a combatir, puesto que está implicado en más del 80% de cánceres de pulmón.
A pesar de las dificultades, van surgiendo nuevos tratamientos. Y como explica el doctor Javier Hornedo Muguiro, jefe del servicio de Oncología Médica del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid, ya están disponibles nuevos tratamientos orales alternativos y la inmunoterapia, que consiste en la “activación de las defensas del organismo para ayudar a tratar determinados tumores”.
EPOC, de nuevo el tabaco
La EPOC, cuyas siglas significan Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica, es una enfermedad respiratoria crónica. Es una enfermedad considerada frecuente, con una prevalencia en España superior al 10% en la población entre los 40 y los 80 años. Dicha prevalencia aumenta con la edad y es mayor en hombres, en torno al 15%, frente a las mujeres, menor del 6%.
La principal causa de esta afección, como nos explican en la sección de Neumología de la web del Hospital Quirónsalud Madrid, es la inhalación del humo del tabaco, seguida por la de otras sustancias: contaminación del aire, combustibles, humo de leña…
Como consecuencia, el paciente de EPOC presenta bronquitis crónica, o destrucción de los bronquios, y enfisema, por la destrucción del tejido pulmonar. Cualquier fumador, o incluso exfumador, mayor de 40 años, que presentes síntomas como tos, sensación de falta de aire o propensión a “coger catarros” puede padecer la enfermedad.
Una de las formas más sencillas de diagnosticar la EPOC es mediante una espirometría. Si es normal, queda descartada. El 75% de los pacientes con EPOC no han sido diagnosticados, lo que implica no acceder a tratamientos que están siendo muy efectivos.
Apnea del sueño y sus consecuencias
Entre las alteraciones que se producen durante el sueño, los trastornos respiratorios son los más frecuentes. Y entre ellos, el más habitual es el síndrome de apnea durante el sueño. Afecta a alrededor del 10% de la población adulta, y su importancia estriba en que tiene repercusiones tanto médicas como a nivel social.
Cuando una persona roncadora tiene una pausa en la respiración durante el sueño de más de 10 segundos, se dice que tiene una apnea. Si el número de apneas es alto, y va acompañado de cansancio o somnolencia durante el día, podríamos estar hablando del síndrome de apnea obstructiva durante el sueño.
Como explican en la web de la Unidad Multidisciplinar del Sueño del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz, este síndrome habitualmente va acompañado de factores de riesgo cardiovasculares, como, hipertensión arterial, riesgo de cardiopatía isquémica (anginas o infartos) o accidentes cerebro-vasculares (ictus).
Por otro lado, el sueño se fragmenta, puesto que hay un micro-despertar después de cada apnea. Un sueño de mala calidad implica cansancio no justificado y somnolencia durante el día. Esto puede suponer un aumento del riesgo de accidentes de tráfico o laborales. También pueden presentarse cambios en el estado de ánimo, como irritabilidad o depresión, o incluso pérdidas de capacidad de concentración y de memoria.