El último reducto de okupas en las ‘casas baratas’ de Bon Pastor
Las viviendas, que están tapiadas y pendientes de derribo, son de propiedad municipal
2 noviembre, 2023 23:30Noticias relacionadas
Las últimas casas baratas del barrio del Bon Pastor de Barcelona han quedado encajonadas entre pistas de pádel regadas por el río Besòs y modernos edificios de nueva construcción, cuyos cimientos se han erigido sobre las ruinas de una buena parte de esta modesta barriada.
Oficialmente, en las casas baratas del Bon Pastor ya no vive nadie desde principios de este año. Sus vecinos han sido realojados en los nuevos bloques, rodeados de parques y jardines, todavía en construcción. De este complejo de viviendas protegidas, levantadas en los años 20 para los barraquistas de Montjuïc, peones de las fábricas cercanas, obreros del recinto de la Exposición Universal de 1929 y de la primera línea del Metro de Barcelona, muchos de ellos inmigrantes llegados del sur de España, ya solo se conservan ocho manzanas que esperan, parcialmente derruidas y tapiadas, su demolición.
Acogieron a 3.000 vecinos
Las casas baratas del Bon Pastor, que se levantaron en paralelo a las de Can Peguera, Eduard Aunós y Baró de Viver, estaban formadas por 784 viviendas que llegaron a acoger a 3.000 vecinos. Los últimos residentes de estas construcciones humildes, mal aisladas y con humedades, las abandonaron en marzo de este año, coincidiendo con la apertura del Museo de Historia de Barcelona (MUHBA) Bon Pastor. Esta isla, formada por una decena de casas, es la única que se librará de la demolición.
Cuando se complete el proyecto del plan urbanístico municipal solo quedarán en pie estas dos manzanas: una dedicada al museo y otra a equipamientos municipales. Estas dos hileras de construcciones permitirán testimoniar cómo era antes el barrio.
Un museo para recordarlas
El espacio museístico no solo permite a los visitantes hacer un recorrido por la construcción de las viviendas de protección oficial de toda Europa desde principios del siglo XX, sino también visitar el interior de cuatro casas originales, perfectamente conservadas y decoradas cada una de ellas de una época diferente. De hecho, la última, deshabitada desde 2016, está tal cual la dejaron sus antiguos inquilinos. Todos los objetos, precisa el personal del museo, son donaciones de los propios residentes que las habitaron.
El museo, que recibe la visita de poco más de una treintena de personas al día, ha despertado sentimientos encontrados en el ahora barrio residencial del Bon Pastor. "Es un choque emocional muy fuerte para los vecinos, porque el barrio ha cambiado mucho: algunos prefieren vivir en los edificios modernos, mientras que otros echan de menos la vida de barrio, que se sucedía en la calle, pues la propia estructura del Bon Pastor propició la creación de vínculos entre los vecinos, como una gran familia".
Okupaciones de casas en ruinas
La hilera de casas frente al museo ha sido tapiada con planchas de chapa, no solo para preservar las fachadas, sino también para evitar allanamientos. Así lo decidió el Ayuntamiento de Barcelona después de que algunas de ellas fuesen okupadas a principios de año. No han sido las únicas.
Al otro lado de la nueva urbanización, en las viviendas que las propias fuentes municipales describen como “inhabitables”, hay evidencias de que han sido okupadas por algunas familias. Lo atestigua la ropa colgada en tendales improvisados, con cordeles que han sido anudados entre las verjas de las ventanas y los coches. También el sonido de la música que se escapa del interior de una de las infraviviendas y los juguetes esparcidos, por la calle, de los niños.
De hecho, este mismo miércoles, los mismos vecinos que algún día durmieron en esas mismas casas, captaron a dos personas caminando sobre los endebles tejados, muchos de ellos ya derruidos, para hacerse con una de estas viviendas.