El tráfico de marihuana, un negocio ilícito al alza desde hace años en Cataluña, se ha convertido en una de las principales amenazas para la seguridad. Las mafias internacionales han elegido este territorio para instalar sus plantaciones debido a múltiples factores, entre los que destacan el clima, la cercanía a la frontera con Francia, que les permite exportar la droga hacia otros países europeos donde su venta les reporta mayores beneficios, y un sistema judicial garantista y con penas mucho más laxas que en los países vecinos.
Entre el 1 de enero y el 31 de agosto de este año, los Mossos d’Esquadra han efectuado 481 operaciones contra el tráfico de marihuana, en las que han desmantelado 284 cultivos y han detenido a 1.495 personas. En total, desde principios de 2023, la policía catalana se ha incautado de casi cinco toneladas de esta sustancia. Además, solo durante los primeros 10 meses se han registrado 65 narcoasaltos en Cataluña, robos entre bandas dedicadas al tráfico de marihuana perpetrados con extremada violencia. De hecho, las fuentes consultadas señalan que en el 39% de estos vuelcos se utilizaron armas de fuego.
El 2022, un año de récord
Los números hablan por sí solos. En 2019, los Mossos d’Esquadra recuperaron 6.785 kilos de marihuana, que se elevaron hasta los 10.146 en 2020, pese a ser un año marcado por el confinamiento y las restricciones en la movilidad por la pandemia de Covid-19.
En 2021, los kilos decomisados descendieron ligeramente hasta los 8.905 para elevarse de nuevo, y exponencialmente, hasta los 26.671 el año pasado. El motivo, apuntan las mismas voces, reside en que ese año los Mossos d’Esquadra, la Policía Nacional y la Guardia Civil efectuaron en la comarca del Maresme un macrooperativo contra el tráfico de cannabidiol (CBD) que superaba el porcentaje legal de 0,2% de tetrahidrocannabinol (THC), el principio activo de la marihuana. Solo en esa intervención, los agentes se incautaron de más de cinco toneladas de esta sustancia.
La sequía, aliada de los Mossos
Aunque la sequía de los últimos meses juega a favor de los Mossos d’Esquadra, pues las plantaciones de exterior se han visto mermadas por la falta de lluvias, la profesionalización y especialización de estos grupos criminales y la violencia con la que actúan ha empujado a la policía catalana a recrudecer la lucha contra el tráfico de esta sustancia.
Por eso, desde el cuerpo autonómico han implementado diversas medidas que pasan por impulsar más investigaciones conjuntas con otros cuerpos policiales en el ámbito nacional e internacional, generar inteligencia policial para comprender mejor el fenómeno y concentrar toda la marihuana decomisada en un único almacén para facilitar su destrucción.