Imagen del patio de luces del Edificio Venus de La Mina, en Sant Adrià de Besòs / CG

Imagen del patio de luces del Edificio Venus de La Mina, en Sant Adrià de Besòs / CG

Vida

Los vecinos del Venus, insatisfechos con la expropiación: “Pagamos derramas para vivir en la miseria”

Paqui Jiménez, portavoz de los residentes, denuncia la dilación en el proceso de desalojo, que los aboca a vivir en un inmueble cada vez más deteriorado

19 septiembre, 2023 23:30

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Los vecinos del bloque Venus se muestran insatisfechos con el nuevo plan de expropiación, aprobado en abril, tras conocer que la Generalitat estudia ahora la compra de 32 viviendas de segunda mano en el barrio de La Mina (Sant Adrià de Besòs) para reubicar a los residentes, como avanzó este medio. “No tienen otra cosa que ofrecernos”, se queja Paqui Jiménez, portavoz vecinal del deteriorado bloque, que denuncia la dilación en la construcción de nuevos pisos y “el pago de constantes derramas para vivir en la miseria”.

La expropiación del macroedificio, sobre el que pesa una orden de derribo desde 2002, lleva encallada más de una década. En 2009, recuerda Paqui, tras la aprobación del primer plan de expropiación, se les ofreció a los vecinos irse del bloque, pero la mayoría no podía hacer frente a los costes derivados del traslado, por lo que se vieron obligados a permanecer en el inmueble “cada año más deteriorado” a la espera de que la Administración pública mejorase su oferta. En julio de 2019, hartos de esperar, unos 40 residentes --entre ellos la activista-- interpusieron una reclamación administrativa contra el Consorci del Barri de La Mina por la “parálisis” de la reubicación y la demora en la adjudicación de nuevas viviendas.

Sin visos de pisos de obra nueva

“Soy propietaria, empadronada en el barrio desde 1996 de forma ininterrumpida y me han preguntado si quiero un piso, pero ahora me dicen que para poder adherirme al decreto HAUS (que permite una permuta por otra vivienda que tenga los mismos metros cuadrados) tengo que retirar la demanda o esperar a que se resuelva”, asegura Paqui.

Sobre la fecha en la que podrían ser realojados en un piso de obra nueva, la portavoz vecinal asegura “no tener ni idea”, pero lamenta que, al menos, el proceso se alargará durante un año y medio más. Durante ese tiempo, añade, se verán abocados a continuar residiendo en el bloque Venus, “que cada vez está en peor estado por la falta absoluta de mantenimiento”. De hecho, la propietaria insiste en que solo se ponen “parches” para subsanar problemas de goteras o fontanería, prescindiendo de otros arreglos básicos como la sustitución de cristales o barandillas. 

Portal número 11 del edificio Venus / CG

Portal número 11 del edificio Venus / CG

Las indemnizaciones, “insuficientes” 

Además, como también confirmaron desde el Departamento de Derechos Sociales a este medio, la propietaria recuerda que uno de los bloques que iban a ser destinados al realojo del Venus ha sido parcialmente okupado. “No nos queremos ir ahí, ya bastante hemos sufrido”, asegura Paqui Jiménez, que dice no querer escuchar “ni hablar” de la posibilidad de residir en esos edificios tras el calvario de un proceso que se ha eternizado. 

Las opciones que se le presentan para los propietarios del titánico bloque Venus, por lo tanto, son reducidas. Aunque el último plan de expropiación aprobado en abril y que viene a relevar al de 2009 ha elevado las indemnizaciones para la compra de pisos en torno a los 20.000 euros, la portavoz subraya que es una cifra todavía “insuficiente” teniendo en cuenta el precio de mercado en el barrio, donde un piso con las características del de Paqui ronda los 130.000 euros. “Los que pueden se irán a pisos en otras zonas de Sant Adrià de Besòs, Santa Coloma de Gramenet, Badalona… los que no disponen del dinero y los inquilinos tendrán que irse a donde les digan”. 

Preocupación por las okupaciones

Además, Paqui teme que la Administración no ponga suficientes recursos durante el proceso de vaciado de los pisos para evitar allanamientos. “Cuando las primeras familias comiencen a irse y se queden vacías esas viviendas, será un quebradero de cabeza para los vecinos que permanezcan”, vaticina, teniendo en cuenta la complejidad social del barrio. “Temo que suframos una sensación de inseguridad porque, si no se pone vigilancia, los pisos serán okupados”, advierte.