La Audiencia de Barcelona ha condenado a cuatro años y medio año cárcel y a nueve de inhabilitación al exconseller de Interior Miquel Buch por los delitos de prevaricación y malversación por fichar a Lluis Escolà, sargento de los Mossos d'Esquadra, como escolta del expresident de la Generalitat Carles Puigdemont tras su huida de España.
También ha condenado a Escolà como cooperador necesario a cuatro años de cárcel y 10 de inhabilitación absoluta por desempeñar estas tareas en el extranjero mientras cobraba del erario. Además, ambos tendrán que indemnizar, de forma conjunta y solidaria, a las arcas públicas de la Generalitat con 52.712,26 euros, la suma total que Escolà cobró por proteger al expresident.
Pedían seis años de cárcel
La fiscalía, encabezada por Pedro Ariche, solicitaba para Buch seis años de cárcel por proporcionar desde el 30 de octubre de 2017 hasta el 20 de julio de 2018 "labores de custodia y seguridad" para Puigdemont en Bruselas (Bélgica), Edimburgo (Escocia), Lovaina (Bélgica), Copenhague (Dinamarca), Zúrich (Suiza), Ámsterdam (Países Bajos), Dublin (Irlanda) y Hamburgo (Alemania) mientras ocupaba un cargo de asesor de la Consejería de Interior.
Por su parte, las defensas de Buch y Escolà reclamaron la absolución y en su declaración el exconseller negó que hubiera nombrara al mosso como asesor para que pudiera seguir escoltando, y afirmó que "nunca" habló con el expresident sobre su servicio de protección.
Creó una plaza a medida
El exconseller de Interior Miquel Buch creó esta plaza a medida en su departamento como tapadera para que el sargento de Mossos d’Esquadra Lluís Escolà pudiese ocuparse de la seguridad del expresident de la Generalitat Carles Puigdemont tras su huida a Bélgica. Así lo manifestó durante el juicio en la Audiencia de Barcelona el intendente del cuerpo autonómico Toni Rodríguez, que en aquel momento capitaneaba la División de Investigación Criminal (DIC) y que estuvo al frente de la investigación.
Durante el juicio quedó probado que tras la constitución del Govern el 1 de junio de 2018, el conseller de Interior en aquel momento, Miquel Buch, nombró a cinco asesores eventuales en su consejería para añadir otros tres más en fecha del 13 de junio. Cabe destacar que se trataba de una prerrogativa del conseller. En total, nombró a ocho asesores, pero dejó una novena silla vacía. Este cargo, que pertenece a Presidencia, pero que estaba cedido a Interior, se había quedado vacío y Presidencia acordó retirarlo. Sin embargo, la consejería de Buch solicitó recuperarlo y en fecha del 20 de julio de 2018 se anunció la contratación de un experto en Sistemas de Seguridad, que ocupó Lluis Escolà.
Escolà no ejerció de asesor
En el momento de su nombramiento Escolà se encontraba de baja médica, tras encadenar numerosos días moscosos, vacaciones y libranzas por guardias para no acudir a su nuevo puesto de trabajo, en Martorell, tras haber sido expedientado y desterrado del Área de escoltas de los Mossos por facilitar a Puigdemont su huida. Sin embargo, el mismo día de su nombramiento, cuando ya se encontraba ejerciendo como escolta del expresident de la Generalitat en el extrajero, cogió el alta médica.
El intendente precisó que Escolà ni siquiera acudió al Palauet para su nombramiento como asesor. Los investigadores tampoco pudieron constarar que accediera en ningún momento al edificio durante los meses posteriores, que tuviera una agenda, ni tampoco citas en el desempeño de su trabajo. Tampoco se logueó en los sistemas, ni envió correos electrónicos ni hizo cualquiera de las tareas encomendadas inherentes a su cargo.
Viajes y fotos
En lugar de desempeñar sus tareas como asesor de Interior, retribuidas con hasta 52.712 euros de las arcas públicas, realizó numerosos viajes para acompañar al expresident fugado. Así pudieron constatarlo los Mossos d'Esquadra tras solicitar la información de los vuelos, que fueron aportados por las compañías aéreas, y a partir de las imágenes publicadas por los medios de comunicación y por el propio Escolà en sus redes sociales, donde presumía de "escolta en activo" de Puigdemont.
De hecho, durante la vista oral, el fiscal leyó algunos de los mensajes que él mismo posteó antes de borrar su cuenta de Twitter, tras saber que estaba siendo investigado. “Somos más de los que parece y lo cuidamos”, rezaba uno de los mensajes. “Felices fiestas, president. De parte de todos sus escoltas”, decía el miembro del cortejo de Puigdemont, a lo que añadía desde Waterloo: “El cartero solo ha tenido que llamar una vez porque siempre estamos”.
Además, el propio Puigdemont reconoció en su libro de memorias que tenía a su disposición un servicio de vigilancia para blindarlo a él y su domicilio en Bélgica.