Así actúan los Mossos d’Esquadra para frenar la venta de crack en Terrassa

La madrugada del jueves, cuando todavía faltaban dos horas para que saliera el sol, el jefe de la Unidad de Investigación de Mossos d’Esquadra de la comisaría de Terrassa, Antón Pareja, repasaba sobre una pizarra las posiciones que las diversas unidades policiales debían adoptar durante la explotación de la operación Arias.

El responsable trazaba las rutas, ante la atenta mirada de los agentes, sobre el entramado de calles del barrio de la Grípia para interceptar a los aguadores, toxicómanos que, a cambio de una pequeña remuneración o de dosis de crack, alertan de la presencia policial.

La unidad Arro de Mossos d'Esquadra a la salida del edificio con el ariete utilizado para abrir la puerta LUIS MIGUEL AÑÓN Terrassa

Un bloque okupado 

A las seis de la mañana, los fura, agentes de Seguridad Ciudadana de paisano, peinaron la zona tanto a pie como en coches no logotipados para detectar a posibles topos. Una vez se aseguraron que la zona estaba limpia de la presencia de aguadores, los agentes del Área Regional de Recursos Operativos (ARRO) cruzaron en silencio la calle Burgos y flanquearon la puerta del número 45. En el interior de este bloque, okupado casi en su totalidad, los arietes derribaron de forma simultánea dos puertas. 

El estruendo de los golpes sobre la madera y los gritos desesperados de una de las investigadas al creerse víctima en un primer momento de un narcoasalto alertaron a los vecinos de la que, hasta hace apenas seis meses, era una calle tranquila. Los agentes accedieron a dos pisos: el primero, en el bajo, donde los investigadores ubicaban, gracias a las vigilancias, un punto de venta de basuco, como se conoce popularmente a la cocaína en base o crack. El segundo, un domicilio en el que sospechaban que se encontraba la guardería de droga.

Antón Pareja, jefe de la cap de la Unidad de Investigación de Terrassa Cedida

Robos con violencia 

En el interior de uno de los domicilios, sobre la encimera de la cocina, los agentes localizaron 90 gramos de cocaína en base, de los cuales 58 gramos se encontraban en forma de roca y 32 gramos estaban ya preparados en micras para su venta al menudeo. Así lo revelaron las pruebas efectuadas in situ por la policía científica en presencia de los secretarios judiciales, que levantaban acta de todo lo hallado. Además, en el interior de una bolsa de plástico localizaron aproximadamente dos kilos de marihuana.

Registro del inmueble LUIS MIGUEL AÑÓN Terrassa

Los Mossos d’Esquadra también recuperaron numeroso material informático procedente de robos con fuerza y violencia en la zona, lo que generó una gran sensación de inseguridad en el barrio. Entre los dispositivos figuran una treintena de teléfonos móviles, ordenadores portátiles y varias tablets, así como un patinete eléctrico. Mediante el trueque de artículos sustraídos, los consumidores lograban que el camello les proporcionara su dosis cuando no disponían de dinero suficiente.

Así lo confirmaron también los vecinos de la calle que, ya con la luz del día, en pequeños corrillos, celebraban el desmantelamiento del narcopiso tras sufrir varios asaltos. “Me han abierto la furgoneta dos veces”, se quejaba un residente. “El otro día, frente a mi puerta, tras una pelea entre el camello y un toxicómano, la policía pilló al segundo con una chaqueta de moto, un casco, herramientas y un portátil, todo robado”, añadía visiblemente molesto un segundo. 

Inseguridad y suciedad

La presencia de esta droga, altamente adictiva y que causó estragos principalmente en la década de los 80, generó una gran sensación de inseguridad en el barrio de la Grípia. “Hubo ya un operativo policial hace seis meses en esta misma calle, con entradas simultáneas también en el centro de Terrassa”, recuerda un vecino. Después de que los Mossos d’Esquadra desalojaran a los responsables que regentaban un narcopiso en el número 25 llegaron nuevos camellos y se instalaron en el 45 de la calle Burgos. “Eran gente con mala pinta, desafiantes”.

Inspección del material LUIS MIGUEL AÑÓN Terrassa

En paralelo, la calle se convirtió en escenario del trajín de los toxicómanos. “Un día llegué a casa y me encontré a tres con muy mala pinta en mi portal, así que avisamos a la policía y enviamos un e-mail al ayuntamiento”, asegura uno de los vecinos, que añade que desde hace un año la calle se había vuelto “insegura” y estaba “llena de suciedad”. “Les pedían los móviles a nuestros hijos y consumían crack en los portales”, sostienen.

“Iban drogados perdidos”

“Me daba miedo hasta salir para tirar la basura, porque pasaban por aquí drogados perdidos”, añade una vecina. Además, las peleas en las inmediaciones del punto de venta desmantelado eran constantes. 

Prueba de toxicologia de los mossos LUIS MIGUEL AÑÓN Terrassa

Fuentes de la policía catalana han confirmado que esta droga, que vuelve a estar en auge en Terrassa y se vende a cinco euros la micra, genera a su alrededor problemas de seguridad pública porque sus efectos –una sensación intensa pero efímera de euforia- tienen una duración de tan solo 15 minutos, lo que la hace tan adictiva. 

De hecho, en los cajones del domicilio se hallaron documentos de identidad, como pasaportes y cartillas bancarias, que los toxicómanos dejaban en poder de los investigados a modo de fianza para que les dieran dosis cuando no podían abonarlas. También recuperaron 2.626 euros procedentes de la venta de esta sustancia.

Un detenido 

Tras incautarse de la droga, dinero en efectivo y diversas joyas -colgantes y relojes de oro-, la Unidad Canina de Mossos d’Esquadra peinó el domicilio de los principales investigados en busca de armas, habituales en este tipo de puntos de venta de estas sustancia para repeler posibles vuelcos, si bien sólo se localizó un bate de béisbol. 

Joyas intervenidas en el registro LUIS MIGUEL AÑÓN Terrassa

Finalmente, el operativo terminó con la detención de un hombre de 35 años como presunto autor de un delito de receptación y otro contra la salud pública e investigan a una segunda persona por los mismos hechos.