Un apagón de las redes sociales. Esa es la iniciativa novedosa de la escuela Fundació Llor de Sant Boi de Llobregat (Barcelona), cuyos alumnos de secundaria tendrán prohibida la entrada del móvil a las aulas a partir del próximo curso. Los jóvenes dejarán el teléfono en un armario, al menos, mientras duren las clases, tal y como ha explicado la dirección del centro en declaraciones a Crónica Global.
La iniciativa ha sido aplaudida por las familias, que reconocen la necesidad de llevar a cabo "un mayor control" sobre el uso de las tecnologías por parte de sus hijos. Un control parental que, a veces, resulta complicado.
Los centros impulsan sus propias normas
El uso de los dispositivos móviles en las escuelas catalanas todavía no está regulado. Por eso, cada vez más institutos y colegios optan por llevar a cabo sus propias normas, algunas de las cuales pasan incluso por la prohibición. Es el caso de la escuela Fundació Llor de Sant Boi de Llobregat, que ha restringido la entrada de los teléfonos en las aulas a partir del próximo curso --como avanzó TV3--, que arranca el 6 de septiembre.
La dirección del centro se ha propuesto "un parón" tras observar que a los alumnos, sobre todo de la ESO, les cuesta concentrarse con el uso de las redes sociales. Además, reconocen que cada vez son más ágiles buscando estrategias para utilizarlas sin que el profesor se dé cuenta, algo que no solo interrumpe el funcionamiento de la clase, sino también su aprendizaje.
Los usos inadecuados del móvil
"Nos encontramos con que los alumnos están enganchados y, cuando pasan a la ESO, ya todos tienen móvil y usan aplicaciones para las que no tienen edad", expresa la misma fuente. Además, cabe recordar los riesgos que comporta el abuso del móvil en lugares inapropiados o para usos inadecuados, como el bullying. "El uso del móvil es muy difícil de controlar, en el patio o en los vestuarios... Tienen estrategias cada vez más elaboradas", dice la misma docente, que advierte de que, en ocasiones, los chicos "dicen cosas por las redes que no se atreven a decir a la cara".
Por suerte, en el colegio no han tenido muchos problemas en ese sentido, y los que han tenido "se han solventado rápidamente". Aun así, han optado por esta vía más drástica.
Apoyo unánime de las familias
La dirección se puso de acuerdo con el claustro de docentes para realizar un formulario de satisfacción a los padres que incluyera esta propuesta. Para su sorpresa, "recibió un apoyo brutal de las familias". Así, los estudiantes se encontrarán que, a la entrada al colegio, deberán dejar su móvil en un armario y lo recogerán a la salida.
El objetivo es que "se relacionen más entre ellos" y que aprendan a concentrarse más en clase.
Más formación para padres y menores
En paralelo, el colegio ha impulsado una formación llevada a cabo por una persona externa sobre el uso de estos dispositivos y dirigida no solo a los profesores, sino también a las familias y a los propios alumnos, que deben ser conscientes de los riesgos del abuso de las redes. En este sentido, la dirección considera que "el acompañamiento y la pedagogía" son la mejor herramienta en estos casos. Una opinión que comparte Pilar Gargallo, docente y miembro de la Federación de Movimientos de Renovación Pedagógica de Cataluña, quien es partidaria de prohibir el uso del móvil en los colegios, aunque no tanto de extenderlo a todos los dispositivos.
"La legislación se tendría que regular para ver qué uso hacen los menores de según qué redes que, aunque están limitadas, se están usando, pero eso no significa que se prohíban todo tipo de dispositivos". Algunos de los cuales se usan, incluso, para trabajar en las aulas.