¿Quién se esconde tras la residencia de Barcelona investigada por ocho muertes de ancianos? Alejandro Cabedo, el empresario que controla Geriàtric Aragó, el asilo denunciado por la fiscalía por un brote fatal de salmonela que acabó con la vida de ocho ancianos. Se acusa a los gestores del centro de haber ocultado la enfermedad y de insalubridad en las instalaciones.
Tras el demoledor escrito del Ministerio Público, ayer nadie atendía al teléfono en el Geriàtric Aragó, un bloque-residencia con 156 plazas, 24 de ellas concertadas con la Generalitat de Cataluña. Sí explicaban quién se esconde tras esta residencia fuentes del sector del cuidado a mayores, que no dudaban en destacar la polémica trayectoria empresarial de su impulsor.
Prueba suerte en varios sectores de actividad
Cabedo ha probado suerte en distintos sectores, como los cuidados a la tercera edad, pero también con el textil o la promoción de deportistas. "Yo me reuní con él y me quedó una imagen muy negativa", detallan.
Las mismas voces describen como "uno de los aventureros del sector de las residencias" a Cabedo, que opera varios geriátricos. El Aragó es uno de ellos, pero también lo es el Centre Geriàtric del Bages, en Castellbell i el Vilar y el Centre Geriàtric Valldaura, en Manresa. "Nos dijo que tenía varias residencias", recuerda el mismo interlocutor.
La residencia señalada por Fiscalía, en beneficios
Sólo el Geriàtric Aragó facturó cerca de dos millones de euros en 2020, el último ejercicio con las cuentas depositadas en el Registro Mercantil. Arrojó un beneficio neto de unos 50.000 euros después de impuestos.
Por su parte, el asilo de Manresa factura cerca de 800.000 euros y gana 47.000, al menos en 2020. ¿El coste de las plazas tanto en este centro como en el de Barcelona señalado por Fiscalía? Unos 2.000 euros al mes.
Textil y enfrentamiento con la Aemps
Además de esos equipamientos concertados por Derechos Sociales de la Generalitat de Cataluña, Cabedo conduce dos empresas más. Trista Textil, de estampación, con sede en Ripollet, y PH Distmedic, de distribución de material farmacéutico. De hecho, es esta parte de su negocio la que generó polémica en el pasado.
Lo explica otra fuente cercana al empresario. "Intentó fabricar y patentar un pañal para gente mayor para explorar un negocio vertical con sus residencias, pero la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps) se lo frenó. Le negó la autorización", detallan. La Oficina Española de Patentes y Marcas (OEPM) atestigua una lucha feroz de Cabedo por registrar la marca Bioconfort de pañales y bragas de papel y celulosa. La enseña está caducada.
"Difícil de probar"
Las acusaciones vertidas en este momento, que se tendrán que probar en sede judicial, implican que Alejandro Cabedo y sus negocios han recibido un golpe duro, pero no letal. Fuentes patronales manifiestan que "la querella de Fiscalía está mal dirigida y difícilmente llegará a juicio oral". ¿Por qué? "Porque en derecho penal hay que demostrar el dolo, la voluntad de cometer delito. Y no es fácil, tanto es así que la mayoría de investigaciones contra residencias en el tiempo del Covid se han archivado".
Hay otro motivo. "La responsabilidad última no es de la residencia, sino del médico y personal sanitario de la misma que fueron los que debían comunicar la enfermedad". Sin contar que los geriátricos tienen ambulatorios asignados. ¿Qué papel tuvo la atención primaria en este caso?", se preguntan. Hay otra cuestión más inquietante. "¿De dónde sacaron los antibióticos para tapar el brote de salmonela? Quién los suministró?", apostillan.