Josep J., el vecino de Esparreguera (Barcelona) que se ha quedado en la calle tras la okupación de su piso, anuncia que iniciará una huelga de hambre indefinida el próximo 26 de junio en un intento desesperado por recuperar su vivienda. Sin embargo, desde el consistorio de su pueblo sostienen que están haciendo todo lo posible por mejorar sus condiciones.
En una carta enviada al Síndic de Greuges de Cataluña, a la que ha tenido acceso Crónica Global, el afectado manifiesta que, tras reunirse con los Servicios Sociales del Ayuntamiento de Esparreguera, la única alternativa que se le ha propuesto es permanecer en un albergue de Vilafranca del Penedés, una oferta que ha rechazado, dado que la única salida que contempla es la de volver a su casa.
“Se le han prestado todas las ayudas”
La propuesta del ayuntamiento coincide con el compromiso manifestado por el diputado de los comunes en el Parlament David Cid, que en un correo electrónico aseguró que “el consistorio le ofrecería una alternativa habitacional hasta que la familia que reside en su casa abandone la vivienda”.
Desde el consistorio sostienen que, independientemente de la mediación del diputado, las puertas del Ayuntamiento de Esparreguera siempre están abiertas para Josep, quien señalan que ha rechazado todas las ayudas que se le han ofrecido porque espera que la Administración se comprometa a devolverle su casa. Algo que no puede hacer, reiteran, porque para ello es necesario un proceso judicial que Josep no ha iniciado. Aún así, el compromiso por mejorar su situación, dicen, es máximo, pero no pueden devolverle su piso porque se excede a sus competencias. “Se les están prestando todas las ayudas que se le pueden prestar”, añaden.
Precisan, además, que están agilizando el proceso con el Departament d'Habitatge de la Generalitat de Cataluña para poder disponer de un piso en Esparreguera para emergencias habitacionales para utilizar en este u otros casos similares. Pero la decisión de qué familia podrá hacer uso de este servicio tampoco depende de ellos, sino de la Mesa de Emergencia Habitacional. Así las cosas, Josep ha anunciado una huelga de hambre indefinida a partir de las 10.00 del lunes 26 de junio frente al Ayuntamiento de Esparreguera.
Huelga de hambre indefinida
No es la primera vez que Josep se moviliza para tratar de buscar una salida a su precaria situación. Hace tan solo una semana, el afectado se instaló a las puertas de la sede de los comunes de la calle Marina de Barcelona con la intención de acampar. Un día fue suficiente para que David Cid, diputado de la formación en el Parlament de Cataluña, se interesara por su caso y gestionara una reunión entre Josep y el consistorio de su pueblo, lo que el afectado entendió como un toque de atención al regidor de Servicios Sociales, miembro de esta formación. Sin embargo, el encuentro celebrado el lunes 19 de junio parece no haber dado los frutos que él esperaba.
Pese a que el consistorio se ha volcado con él y le ha ofrecido asesoramiento para recuperar su piso, ayudas y una alternativa habitacional, Josep solo acepta que se le busque un alojamiento a la familia --también vulnerable-- que vive en su casa, para que él pueda regresar al domicilio.
“No quiero que me alimenten”
El afectado se muestra dispuesto a asumir las “consecuencias fatales” para su vida que puedan derivar de la huelga con tal de recuperar su casa sobre la que, además, pesa una orden de desahucio que se ejecutará en los próximos meses. Es más, tiene previsto dejar “un manuscrito en el que se especifique que no quiere obtener alimentación forzosa sanitaria en ningún caso” mientras no se resuelva su caso.
Ante la previsión de un “desenlace fatal” como consecuencia de la huelga de hambre, el mismo día 26 de junio Josep acudirá a un notario para hacer un testamento en el que dejará como herederos de su vivienda a las personas que formarán su equipo de seguimiento durante la huelga de hambre, “compañeros del comedor social, para que tengan una alternativa habitacional”, expresa.
“O vivo dignamente o me muero”
Aparte de por tener un techo, la urgencia de Josep por recuperar su casa reside en que sobre ella pesa una ejecución hipotecaria por falta de pago. En pocos meses, vaticina, llegará la orden de desahucio y solo si él vive allí, dice, podrá negociar una dación en pago con alquiler social.
“O vivo en unas mínimas condiciones dignas o me muero”, denuncia. “No me queda otra: o vivir en la indigencia lo que me queda de vida o acabar de pelear por lo que es mío”. De momento, Josep se ha trasladado a la puerta del Parlament de Cataluña para intentar captar la atención de los parlamentarios, por ahora sin éxito.