Los colectivos prookupa desafían a los Mossos d'Esquadra en la Bonanova

Los colectivos proookupa han intentado sortear el titánico dispositivo de Mossos d'Esquadra para acceder a la plaza de la Bonanova, el epicentro del conflicto okupa, sin éxito. Lo han hecho después de una marcha desde la plaza Lesseps, donde se han congregado sobre las siete de la tarde. Los manifestantes, ataviados de negro y, en su mayoría, con el rostro cubierto, han ido llegando a cuentagotas. Entre ellos se encontraba Santi Aranya, conocido activista del Raval y candidato a concejal por la CUP. Allí los esperaban una decena de furgones de la Brigada Móvil (Brimo) de la policía catalana, que los ha dirigido hacia la Bonanova, impidiendo que se dispersaran por las callejuelas de la zona alta de Barcelona. 

A su paso, algunos vecinos los han animado desde los balcones, desatando la euforia entre los manifestantes, mientras que otros han optado por bajar las persianas o apartarse a su paso. La tensión ha ido en aumento hasta estallar en las inmediaciones de El Kubo y La Ruïna, donde los okupas permanecen atrincherados. Allí, los Mossos d'Esquadra han cargado para frenar a la columnna de antisistema, procedente de Lesseps, que pretendía acceder a la plaza, donde se ha colocado el grupo antagónico capitaneado por Dani Esteve, administrador de Desokupa. Después de protestar frente a los edificios allanados, se han dispersado por las calles de la zona alta, donde han jugado al gato y al ratón con los agentes. 

Carga de Mossos de Esquadra en los aledaños de Plaza de la Bonanova / GALA ESPÍN

Los okupas, atrincherados

Por su parte, los okupas que han desatado el caos en la Bonanova continúan atrincherados en El Kubo y La Ruïna, los bloques en los que previsiblemente permanecerán hasta que se resuelva el proceso judicial. Los okupas han logrado ganar tiempo, después de que el Juzgado de Instrucción 39 de Barcelona desestimara este jueves la solicitud de medidas cautelares solicitadas por Sareb, la gestora propietaria, instando al desalojo de La Ruïna, hecho que permitiría efectuar un lanzamiento simultáneo en El Kubo. 

Los allanadores de los dos edificios han resistido en el interior de las dos fincas, blindadas por vallas que han colocado para impedir la entrada de intrusos, y que refuerzan los muros de hormigón que han coronado con cristales. Como en las últimas jornadas, han golpeado el cierre metálico que rodea las casas y han intercambiado insultos con el grupo antagónico, en el que había varios manifestantes vestidos de espartanos.