La agonía de los pueblos más vacíos de Cataluña: sólo reside en ellos el 0,03% de los habitantes

La línea que marca la salud de los municipios es muy fina. Con menos de 100 habitantes, se considera que están en serio peligro de desaparecer. Por lo tanto, con muy pocas variaciones en el padrón es tan fácil entrar en zona peligrosa como salir de ella. En datos provisionales del 1 de enero del 2022 –los últimos disponibles en el Idescat– hay dos nuevos pueblos con el agua al cuello con respecto al 2018, y son la Molsosa (Solsonès) e Ivorra (Segarra). Por el contrario, hay cinco enclaves que salen de la lista al superar ahora el centenar de vecinos: Tarrés (Garrigues), Margalef (Priorat), Meranges (Cerdanya), Capafonts (Baix Camp) y Palau de Santa Eulàlia (Alt Empordà).

Cabanabona, siempre en el alambre

La mitad (17) de esos 35 pueblos tienen hoy menos vecinos que antaño, mientras otros 16 han ganado habitantes en el último lustro y dos se mantienen igual; la diferencia es negativa, pues mientras aquellos lugares que han decrecido han restado 102 personas, los que han crecido han sumado sólo 85. Es decir, 17 aldeanos se han quedado por el camino en cinco años, ya sea por defunción o traslado. Asimismo, el mayor incremento lo ha registrado Fulleda (14 residentes más y +16,67%), en Garrigues; y las mayores reducciones son para la Quar (-13 y -21,67%), en Berguedà, y Cabanabona, (-14 y -18,42%), en Noguera.

Más atención incluso que al número de personas hay que prestarle al envejecimiento de la sociedad. Este índice es superior a 100 en todos los pueblos salvo en uno, Capolat (Berguedà); esto es, tienen más mayores de 65 años que menores de 15. La estadística es especialmente crítica, por encima de 1.000, en la Febró (Baix Camp), pues no tiene niños; Savallà del Comtat (Conca de Barberà), Cabanabona, y Vallfogona de Riucorb (Conca de Barberà). El relevo generacional es hoy por hoy una quimera.

Pocas mujeres

Otra estadística que hay que tener en consideración es la tasa de masculinización. La mujer desempeña un cometido esencial a la hora de fijar población, por lo que cuanto más alta es esta tasa, más números de despoblación indica. En este caso, sólo es igual o inferior a 100 –es decir, hay menos hombres que mujeres o el mismo número– en Cabanabona, Tiurana (Noguera), Sobremunt (Osona), Capolat y Cabó (Alt Urgell), Esterri de Cardós (Pallars Sobirà), Bausen y Canejan (Val d’Aran), Montornès de Segarra (Segarra), Fulleda y la Molsosa. Con el cruzado de estos datos, Cava (Alt Urgell) es uno de los pueblos peor parados en la foto fija.

De cualquier modo, Lleida repite como la provincia catalana más afectada por la despoblación, con 15 municipios en el listado, seguida de Barcelona, con 11. Bastante por detrás aparecen Tarragona, con siete, y Girona, con sólo dos. Asimismo, estas localidades se encuentran repartidas en 17 comarcas, siendo las más repetidas el Berguedà (Barcelona) y la Conca de Barberà (Tarragona), con seis localidades cada una por debajo de los 100 habitantes, según los datos provisionales del Idescat.

Distribución muy desigual

Sea como sea, estos datos muestran el reparto desigual de la población, dado que mientras esos 35 municipios concentran al 0,03% de los catalanes, en las 67 grandes ciudades de la comunidad –aquellas con más de 20.000 residentes– vive más del 71% de los habitantes. En Cataluña hay 947 localidades, por lo que el 28% restante se distribuye en 845 enclaves.

En todo caso, hay otra manera de ver los datos de población de la Cataluña vaciada, y no son tan negativos, pues los municipios con menos de 1.000 vecinos –que sin estar en riesgo de extinción deben estar alerta– han menguado en número de seis en un lustro, y son hoy 484.