Esta será la primera noche que Elisa duerma tranquila, sin miedo a ser desahuciada y sabiendo que a su hija, con una discapacidad del 82%, no le faltará un techo.
Huyó de su país natal donde ambas fueron secuestradas durante dos meses, en los que las violaron y torturaron sin compasión. Llegó a Barcelona en el año 2007, muerta de miedo y con la esperanza de empezar una nueva vida. Sin embargo, el horror cruzó el océano con ella.
Huyendo del horror
Su hija estaba a salvo en Sudamérica, al cuidado de una hermana, y ella debía empezar a construir un futuro para ambas en España. Sin embargo, la falta de recursos no le dejó avanzar.
En 2015 su hija decidió visitarla, pero la mujer no pasaba un buen momento, la iban a desahuciar y ella ya se había resignado. Ese día, salió de casa, pero algo en su interior le dijo que volviese, “instinto de madre”, dice ella. Al llegar, encontró a su niña inerte, había decidido quitarse la vida.
Instinto de madre
La joven, que tras el cautiverio decidió estudiar derecho y criminología, no había superado el terror vivido durante esos dos meses y el desalojo al que se enfrentaban fue la gota que colmó el vaso.
Elisa reaccionó, la auxilió y consiguió salvarle la vida, pero la decisión fatal de la joven le dejó gravísimas secuelas: tetraplejia.
Años de lucha
Desde entonces, esta mujer ha luchado contra viento y marea por cuidar a su niña, pero el drama del desahucio las ha torturado todos estos años, una lucha en la que la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) la ha acompañado y arropado en todo momento.
No estaba segura de contar su historia, pero finalmente, por consejo de la PAH, se decidió a explicarla a través de Crónica Global y, en menos de 48 horas, han conseguido su sueño: el compromiso de Sareb de paralizar el desahucio.
La Sareb reacciona
Tras la publicación, un portavoz se puso en contacto con este medio para interesarse por su caso y ofrecerles una solución, y aunque hay trámites que completar, tienen la garantía de que no les faltará un hogar.
Se dice que si algo bueno tiene el dolor es que te indica que estás vivo. También aquello de que mientras hay vida hay esperanza. Dos típicos tópicos que encajan a la perfección en la historia de Elisa y su hija, que si de dolor saben mucho, de esperanza todavía más.