Una fecha: 2 de marzo de 2023. Será ese día cuando el exdirector del digital Principal y de Catalunya Ràdio, Saül Gordillo, se defenderá de la segunda acusación de presunta agresión sexual a una trabajadora en la Sala Apolo de Barcelona. Al parecer, la acusación particular buscará centrarse en la "falta de consentimiento" en el flirteo entre el periodista y su exsubordinada, mientras que la defensa alegará que las imágenes de las cámaras "no muestran delito alguno".
Ambas versiones se leerán en el juzgado de Primera Instancia número 5 de Badalona, donde se sigue el caso por supuesto ataque sexual. Fuentes policiales conocedoras del procedimiento que instruye la juez Mireia Alarcón avanzan que el directivo de la comunicación "no lo tendrá fácil" para defenderse de esta segunda acusación. Agregan que "lo que se debatirá en sala judicial es si los tocamientos y roces" entre Gordillo y la reportera "fueron consentidos".
Testigos, informe médico y su declaración
¿Qué alegará la acusación particular? A preguntas de este medio, su representación letrada, que conduce José Ramón Sorní, no ha contestado. Sí lo han hecho agentes de los Mossos d'Esquadra de a pie, que han explicado que se prepara un careo para tratar de demostrar que los acercamientos en el interior del coche de Gordillo fueron "no consentidos".
Para ello, desde la acusación se prepararía reforzar la consistencia de la declaración de la presunta víctima, enfatizar el resultado del informe médico e incluso "aportar testigos" del estado anímico de la joven "antes y después del supuesto abuso" dentro del vehículo. Un estado que "no sería bueno", indican.
La 'ley del sí es sí', clave
Para ello, en la segunda denuncia de supuesta agresión sexual contra el también exdirector de la Agencia Catalana de Noticias (ACN) y ex jefe de medios digitales de la Corporación Catalana de Medios Audiovisuales (CCMA) la clave será 'la ley del solo sí es sí", explican en conversación con este medio policías que investigaron los hechos. ¿Por qué? "Porque la acusación tratará de demostrar que el estado de embriaguez de la chica, la ingesta de un diazepam --benzodiacepina-- anuló su consentimiento", detallan.
Sin esa figura, el consentimiento o sí de la chica, se tratará de demostrar desde la acusación que los acercamientos de Gordillo "para mantener relaciones sexuales, que ella sostiene, fueron en contra de su voluntad". De hecho, algunos juristas ya han alertado en el pasado que si una víctima estaba bebida en el momento del acto sexual consumado o no, éste no fue consentido.
La defensa: cámaras y policía
¿Qué defenderá la defensa el 2 de marzo? A preguntas de este medio, el equipo de Carlos Monguilod, que representa al acusado, también ha preferido no comentar el caso por "respeto a la juez". Eso sí, desde voces cercanas a los agentes de Mossos que dirigen las pesquisas subrayan que el equipo legal de Gordillo se centrará en las imágenes que existen de las cámaras de seguridad de la Sala Apolo y del portal en el que vive la víctima. Estas grabaciones "no mostrarían delito alguno".
De hecho, agregan estos agentes, la chica llegó "sana, salva y sonriente" a casa, sin muestra de "ataque sexual alguno" ni "con síntoma alguno de haber bebido". Esa versión la podrían corroborar los funcionarios ante el juez. Con ello se desarbolaría la tesis de la falta de consentimiento, que es el pilar de la nueva ley del sí es sí o de garantía de la libertad sexual.
El periodismo, sacudido
Esta segunda denuncia de presunta agresión sexual contra Saül Gordillo llega cuando también se sigue un primer caso en el juzgado de Instrucción número 6 de Barcelona. En este caso, la queja formal de otra exredactora se centra en presuntos tocamientos que, según ella, no serían consentidos. Según el acusado, "no hizo nada ilegal". Los hechos ocurrieron la noche del 1 al 2 de diciembre tras la cena de empresa de Principal, el diario digital del empresario de la comunicación Nicola Pedrazzoli.
Las dos denuncias contra el ya exdirector del medio han sacudido el mundo de la comunicación catalana. Ayer, el director de Betevé, Sergi Vicente, incendió a la plantilla al asegurar que había visto las imágenes de Apolo y lo único que vio fue "gente divirtiéndose" y "algún tocamiento". Asimismo, Vicente apremió a respetar la presunción de inocencia del acusado.
Le respondió el comité empresa, sosteniendo que si bien había que respetar el derecho a la defensa de Saül Gordillo, veían "impropio" lo que ellos ven como "reforzar los mitos y revictimizar a la víctima".