Psicosis, depresión o ansiedad: así puede afectar el 'chemsex' a la salud mental

Si bien el chemsex se considera un problema de salud pública puesto que se ha relacionado con un aumento y un mayor riesgo de contraer VIH y otras enfermedades de transmisión sexual, poco se habla de las consecuencias que puede tener esta práctica en la salud mental de los usuarios, que pueden llegar a desarrollar síntomas psicóticos, depresivos o de ansiedad por el consumo continuado de sustancias como la metanfetamina, la droga más utilizada para practicar chemsex.

Desarrollan adicciones

Así lo sugiere un estudio reciente elaborado por investigadores del Hospital Clínic de Barcelona y del Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental (CIBERSAM) y de la Universidad de Barcelona (UB), que recogió datos de 53 pacientes que acudieron a la Unidad de Conductas Adictivas del hospital barcelonés por consumo de drogas en contexto de chemsex. Todos ellos fueron hombres con una edad media de 37 años. "El problema radica en que, una vez se inician en estas practicas, desarrollan una adicción, que es lo que acaba generando problemas en la salud mental", explica a Crónica Global una de las autoras del estudio y psiquiatra del Clínic, Laia Miquel.

El 81% de los usuarios consumía metanfetamina como droga principal para practicar chemsex y éste era el motivo principal por el que solicitaron el tratamiento en la unidad de adicciones. El 72% de estas personas presentó alteraciones psicológicas, siendo las más prevalente los síntomas psicóticos, seguidos de los depresivos y la ansiedad. Dentro de los pacientes que sufrieron brotes psicóticos, la mitad  ya los había presentado previamente por sustancias. "Un porcentaje bastante alto de las personas que sufren estas alteraciones tenían antecedentes traumáticos durante la infancia o previos al chemsex, añade Miquel.

El 'chemsex' es mantener sexo bajo el efecto de la droga / CG

Policonsumo de drogas

El estudio destaca también una elevada frecuencia de policonsumo --, tras encontrar que alrededor de tres cuartas partes de los consumidores de metanfetamina consumían también otras drogas como la ketamina, el speed, la mefedrona o el cannabis. Además, subraya que la elevada comorbilidad de psicosis y VIH entre el colectivo que practica el chemsex puede tener implicaciones terapéuticas importantes. "La mayoría de los antipsicóticos pueden interaccionar negativamente con muchos de los medicamentos para tratar el VIH", apuntan.

Y es que casi la totalidad de los pacientes tomaban medicación antirretroviral, con su consiguiente riesgo de interaccionar con la mayoría de los estupefacientes empleados para el chemsex, ya que esta medicación puede aumentar la toxicidad de las drogas --sobre todo en el caso de la metanfetamina-- que consumen habitualmente estas personas.

Incremento de casos

En cualquier caso, la investigación apunta a que en los últimos años no solo se popularizado el chemsex, sino que también se está observando un incremento de solicitudes de tratamiento para abandonar el consumo de sustancias siendo, de nuevo, la metanfetamina la droga por la que existe una mayor demanda.

Así, recuerdan que esta práctica sexual puede implicar unas consecuencias médicas diferentes de los trastornos adictivos del resto de la población y hacen un llamamiento a que los especialistas en el campo de las adicciones reciban una formación especializada para abordar correctamente este tipo de problemática.