Robos de joyas, rencillas personales y rituales satánicos. Estos son los tres principales motivos por los que los autores de las profanaciones de tumbas perturban el descanso eterno de los difuntos enterrados en los cementerios catalanes. El último camposanto en sufrir el agravio de los vivos ha sido el de Avinyonet, en el Alt Penedès (Barcelona).
Los Mossos d’Esquadra han iniciado una investigación para dar con los autores, que según confirman fuentes del cuerpo conocedoras del caso han abierto tres tumbas y han extraído el ataúd de una de ellas, que ha aparecido depositado sobre el suelo del cementerio. Aunque es demasiado pronto para descartar cualquier hipótesis, las fuentes consultadas dudan de que se trate de un ritual, “porque no se ha accedido al cuerpo”.
Buscan joyas
Los principales motivos de las profanaciones, expresan desde Mossos d’Esquadra, son --por este orden-- los robos, las venganzas y los rituales. Aunque hacen un llamamiento a la calma y matizan que la apertura de sepulturas es “anecdótica en Cataluña”, con una media de un caso al año; la mayor parte viene motivada por robos. “Abren tumbas y nichos en los que sospechan que los difuntos han sido enterrados con joyas. Esto es muy habitual en las sepulturas de etnia gitana, dado que los entierran con mucho oro”, ilustran.
La segunda causa, apuntan desde el cuerpo policial, es la venganza. “Se deben a venganzas personales” y generalmente se quedan en “daños materiales”. El perjuicio moral a la familia de los fallecidos, dicen, “es muy alto”. Este hecho es “muy dañino a nivel moral, aunque la lápida se pueda restituir”. La última causa, prácticamente testimonial, es la enmarcada en rituales satánicos.
¿Gamberrada o ritual?
“Es una práctica residual”, precisan desde los Mossos d’Esquadra, que aclaran que los indicios que suelen confirmar que un difunto ha sido víctima de una secta es que no solo se profana la tumba, sino también el cadáver. “Suelen llevarse partes o sustancias de los cuerpos, como el pelo o las uñas, que utilizan en cultos o brebajes”.
En el caso de Avinyonet, precisan, los autores de estos hechos no accedieron a ningún cadáver, por lo que las probabilidades de que se tratara de una secta se disipan. En el caso de Aguilar de Segarra (Barcelona), donde el pasado mayo alguien esparció los restos óseos de los difuntos por el camposanto, aún no se ha determinado la causa del suceso. Se desconoce si se trata de una gamberrada de mal gusto o de un ritual macabro.
Las sectas satánicas
En el conjunto de España se calcula que hay entre 200 y 250 sectas, ubicándose la mayoría de ellas en el Levante, Cataluña, Madrid y los archipiélagos. En el caso de los grupos satánicos, apunta Jimena Tierra, novelista que se especializó durante tres años en sectas y ritos satánicos para ambientar su novela Equinoccio, “actúan en contra de todo lo que la religión católica propaga”.
La estructura de estas sectas suele ser piramidal, y suelen estar “guiadas por un unilíder, carismático y con capacidad de captación”, que es capaz de atraer a personas que encajan en un perfil concreto: “Personas que proceden de familias desestructuradas, que tienen una personalidad débil, que están confusas o atravesando un mal momento en su vida, independientemente de su formación o capacidad económica”.
La captación
Aunque normalmente suelen ser jóvenes, la novelista confirma que se han dado casos de personas de mediana edad que atravesaban “momentos difíciles de sus vidas, como la muerte de un hijo, un divorcio o una situación precaria por la pérdida del empleo”. Si tienen la mala suerte de toparse con un “captador”, el líder les proporcionará la posibilidad de “pertenecer a un grupo en el que serán valorados y en el que se desarrollarán lazos más fuertes que los de sangre”. Para saber su grado de implicación, los miembros tienen que someterse a pruebas.
Este vínculo hace que las personas hagan lo que pida el líder, desde profanar tumbas hasta el suicidio colectivo. El ejemplo más cercano sucedió en 1998 en Tenerife, cuando una treintena de miembros de la secta del Templo Solar --incluidos varios niños-- estuvieron a punto de cometer un suicidio colectivo que, afortunadamente, fue frustrado por la policía.
Rituales en Cataluña
En los últimos años en Cataluña se han detectado varias sectas. En 2020, la policía de Montcada i Reixac descubrió a un grupo numeroso de personas “ataviadas con túnicas negras” que practicaban un ritual satánico cerca de una masía. En 2021, los Mossos d’Esquadra desarticularon en La Pobla del Lillet una secta cuyo líder cometía abusos sexuales, humillaciones y vejaciones contra sus miembros.
En caso de que la investigación abierta sobre la profanación de las sepulturas del camposanto de Avinyonet se confirme que fue fruto de una secta, Tierra afirma que “sería de los primeros casos en la comunidad”.