Más madera en el caso Badiu. La discoteca más pija de La Cerdanya fue desalojada por antidisturbios de los Mossos d'Esquadra la noche de Halloween, entre protestas de la dirección y tras un incidente semanas antes con un familiar de Amancio Ortega, fundador de Inditex. Testigos del cierre policial hablan ahora de "momentos de pánico", pues decenas de personas "quedaron atrapadas entre puertas cerradas" y la Brigada Móvil (Brimo) de la policía catalana.
Hablan dos de los clientes que estaban en el club la noche de Halloween, que aseguran que su calvario fue tal que "aún les dura el susto en el cuerpo". En paralelo, padres de otros clientes han enviado un oficio a la Generalitat de Cataluña para que explique el desalojo, algo que gestiona la Consejería de Territorio del Govern. Todo ello configura una polémica que no termina aquí, pues el club estudia interponer acciones penales contra quienes ordenaron la clausura.
"A la 1.10, entró la Brimo"
Según los testigos presenciales, el tenso desalojo del club posh arrancó sobre la 1.10 horas de la madrugada, cuando llegaron "cinco o seis furgonetas" de la Brigada Móvil de los Mossos d'Esquadra. Los agentes iban a clausurar el anexo por exceso de ruido, pero su poderosa intervención "generó confusión". "En un principio, pareció una broma de Halloween: decenas de uniformados entraron en el club mientras sonaba una sirena que tapaba la música", afirma un cliente.
Esas dudas generaron pánico. "Decenas de jóvenes quedamos encerrados dentro de Badiu, y otras decenas, los que hacían cola, aplastados fuera, contra las barandillas", explica uno de los testigos. En el interior de la sala, alguien cerró las puertas, por lo que los asistentes quedaron en la pista de baile, sin poder salir. Algunos empezaron a fumar, lo que "provocó miedo y mareos en otras personas". Los Mossos no les dejaban salir para proteger a los de fuera, y estos no estaban en una situación mejor. "Fíjate que estaba tan aplastado que no podía ni sacar el móvil", dice un entrevistado.
"El club no se lo tomó en serio"
Otra fuente critica que el disc jockey "no se tomara en serio" la situación y que algunos clientes bromearan con arremeter contra la policía interviniente. "Decían que éramos más que ellos. Pero es que si empiezan los incidentes, hubiera habido una estampida humana", razona. Los Mossos, pues, hallaron una situación muy volátil: decenas de jóvenes apiñados en el interior de un local "que es muy pequeño" y otras decenas fuera, agolpados contra la puerta, aplastados unos contra otros. Por ello, los efectivos policiales no dejaron salir a los de dentro.
"Hasta que el DJ dijo venga, todo el mundo fuera por avería técnica. Y la gente comenzó a correr hasta la puerta, empujando, pese a que no nos podíamos mover. En ese momento sí se rozó un alud humano, fue terrible entre el humo, el calor y los empujones", rememora uno de los testigos.
Situación desactivada
Finalmente, los Mossos lograron desactivar la situación "con mucha pericia", valora una de las entrevistadas. Para ello desalojaron la zona exterior y, después, la interior. "Nadie entiende cómo no se abrió la terraza para que actuara de salida de emergencia de la pista de baile. Estaba cerrada con decenas de personas dentro, asustadas por una intervención policial y un DJ que no sabía llamar a la calma, y algunas muy jóvenes", narra llorando una testigo.
Los jóvenes escaparon como pudieron y salieron al exterior, donde una caravana de coches --muchos con padres y madres-- esperaba junto al punto en el que la policía había cortado la carretera. "Mucha confusión. Trabajadores de Badiu decían que cuando se marcharan los Mossos volverían a lanzar la fiesta, pero los agentes nos pedían que nos fuéramos", detalla uno de ellos.
Polémica
Días después, el coqueto club, uno de los dos del destino invernal de moda de la burguesía catalana --el otro es el Nördic--, ha iniciado una campaña para devolver las entradas. "Eso sí, después de un primer comunicado polémico, donde decían que los Mossos no eran disfraces de Halloween". Por su parte, padres afectados han enviado un oficio a la Generalitat pidiendo explicaciones. "No servirá de nada, pero en Badiu estuvo a punto de pasar algo grave. Que quede por escrito para que no vuelva a pasar, eso es lo que queremos", señalan.
El club, a su vez, ha recurrido su cierre administrativo y se plantea iniciar acciones penales contra los que ordenaron el desalojo. Los Mossos, por su parte, señalan que actuaron para hacer cumplir un trámite administrativo.
El sobrino de Amancio Ortega, ¿agredido?
Por si fuera poco, desde el seno de Mossos algunos agentes se han dirigido a este medio para expresar su malestar por el vaciado de Badiu. Alertan de que fue "ejemplarizante", por cuanto la clausura administrativa "se podía haber hecho un miércoles con un agente de seguridad ciudadana y personal del ayuntamiento y con el club vacío. Pero se eligió la segunda noche más concurrida del año, Halloween, y se trajeron antidisturbios de la sede central de Mossos en el Complejo Egara. Inexplicable a no ser que quieras dar una lección a alguien".
Esa lección, continúan los funcionarios, pudo tener que ver "con un incidente anterior en Badiu que fue el colofón a los rifirrafes del club con las Administraciones. Con el sobrino de Amancio Ortega", señalan. Ocurrió hace un mes, cuando un familiar del fundador de Inditex habría resultado agredido por controladores de acceso del club de La Cerdanya. "Le pegaron un sopapo durante un encontronazo breve con los porteros. Luego, pidieron imágenes al club para denunciar, pero el club no se las dio. Y semanas después, un desalojo con la Brigada Móvil. ¿Es casualidad?", se preguntan.
Litigios
El controvertido desalojo de Badiu es el colofón a una serie de pleitos que mantiene el negocio con el Gobierno municipal de Queixans a colación de las licencias. La sala asegura que cuenta con doble permiso de restauración-discoteca, y el ayuntamiento sostiene que lo excede. Mossos examinó el local el pasado viernes y avisó de nuevos incumplimientos. Volvió el lunes por la noche, y lo hizo con la caballería: su unidad de orden público. Este vaciado por parte de Mossos y el presunto incidente de Ortega, que algunos relacionan, envenenan lo que hasta ahora era un mero pulso judicial.
De hecho, la disco más pija de La Cerdanya ya se situó en el disparadero en la fase dura de la pandemia por algunas fiestas que encajaron críticas por incumplir las restricciones. Los propios Mossos abrieron una investigación. Aquellos episodios convencen a Badiu de que alguien tiene inquina contra su negocio que, subrayan, "cuenta con todos los permisos". Pero la polémica sigue.