Internet se ha convertido en una "herramienta de molestia masiva", en "un lugar ideal para expresar repulsiones", un lugar ideal para odiar a uno, o a varios, para odiar porque sí, pero también para odiar porque no. La sensación de anonimato, la falsa sensación de intimidad tras una pantalla, la frustración o falta de autoestima, o cualquier otra excusa es buena para la proliferación descontrolada de haters, esos odiadores digitales que han minado las redes sociales con el objetivo de destruir, mancillar y atacar a sus víctimas. Twitter se perfila como una de las redes favoritas de los odiadores en Internet, en la que "uno de cada cinco perfiles es falso".
Así lo asegura Francisco Canals, periodista experto en ciberdelitos, director del Observatorio Español de Internet y autor del libro Rojo Ciber Crimen y quien distingue entre diferentes tipos o categorías de haters: Por una parte menciona al famoso troll, un término que en el lenguaje de la ciberdelincuencia se usa para referirse a la persona que, simplemente molesta en internet. Por ejemplo, en esos foros de opinión o chats donde hay insultos, algo bastante común, según Canals, en España, donde "criticar es algo muy cultural". A estos le seguirían los punishers, aquellos que ya cruzan alguna que otra frontera, como hackear un correo electrónico o bloquear un teléfono móvil. Es decir, van más allá de la ofensa verbal. Después estarían los ciberacosadores, capaces de usar diferentes plataformas o medios tecnológicos para acosar, como hacer llamadas perdidas a tu móvil de forma insistente, etcétera. Y finalmente los netópatas, que en el mundo de la ciberdelincuencia son aquellas personas que utilizan la red para matar o enfermar a sus víctimas, entrando ya en un grado más importante de persecución y con un perfil psicopático.
Para Silvia Martínez Martínez, directora del Máster Universitario en Social Media: Gestión y Estrategia de la UOC, el hater "es aquel usuario que busca perturbar, alterar la conversación atrayendo hacia sus palabras y comportamiento la atención. Emplea un lenguaje agresivo que podría incluso enmarcarse en el discurso de odio, utilizando insultos o con términos y expresiones que buscan incomodar. Podríamos hablar de tipología de hater si atendemos a algunas de su características: el tipo de lenguaje empleado ( irónico, ofensivo…)".
Rentabilizando el odio
Internet ofrece a estos odiadores digitales un gran abanico de herramientas para llevar a cabo su objetivo. De hecho, hay gente que se dedica profesionalmente a ello, explica Canals. "En el mundo de los tweets hay personas que ya saben elegir temas estratégicos relacionados con el odio y publicar determinadas frases o insultos para provocar que miles de personas hagan click, y vayan a una página donde hay publicidad contextual. Por tanto, el hater, también puede tener una motivación económica, dice el periodista.
Entrando en un terreno más delictivo y, a su vez, bastante habitual en España, "tenemos a quienes llegan a conseguir, incluso, que alguien se quite la vida por no ser capaz de soportar el acoso telemático que sufre, ya sea a través de WhatsApp, de Facebook, de Instagram o de cualquier otra red social".
Acosador y víctima
Canals aclara que aunque parezca algo tan anónimo, a menudo el ciberacosador suele ser una persona cercana. "Cuando hablamos de empresas puede haber empleados detrás, cuando hablamos de parejas suele ser la expareja y cuando hablamos de estudiantes suele ser algún compañero de aula quien, de alguna manera aprovecha ese anonimato preponderante en la red para cubrirse". El perfil de un odiador en la red, según el experto, es el de una persona de cualquier edad y un gran sentimiento de frustración, muy propensa al uso del móvil y con un perfil tecnológico elevado. Suelen ser más hombres que mujeres y más españoles que extranjeros los que se encuentran detrás de este tipo de perfiles, dice Canals.
En cuanto a la víctima, el experto considera que el hater prefiere atacar a personajes públicos como cantantes, políticos o deportistas, para así alcanzar más notoriedad. "Uno de cada cuatro políticos tiene al menos un ataque reputacional indexado en las 10 primeras posiciones de Twitter". De hecho, insiste Canals, insultar a políticos es algo muy rentable y que se ha convertido en un "deporte nacional". Martinez, por su parte, sostiene que "cualquier persona puede convertirse en el objetivo de estos odiadores digitales, desde famosos o personajes públicos hasta personas que pertenecen a minorías o colectivos vulnerables".
Consecuencias letales
Una vez sabemos que es un hater y qué perfil acostumbra a haber detrás de él, es importante mencionar las gravísimas consecuencias que pueden provocar sus hostigamientos, desde pérdida de reputación empresarial o personal, hasta daños psicológicos y o físicos irreversibles. Crónica Global ha hablado con José Manuel López, su única hija Kira López se quitó la vida el 19 de mayo de 2021 a los 15 años víctima del buylling y el ciberacoso. "Mi hija llegó a recibir un correo electrónico después de una semana de fallecida que decia 'muere, muérete'", ha explicado a este medio. Él y su esposa entregarán este jueves 3 de noviembre 230.000 firmas en el Congreso por una Ley contra el acoso escolar, incluído el ciberacoso. Además se reunirán con el Secretario de Estado del Ministerio de Educación, José Manuel Bar y lo harán coincidiendo con el Día Internacional contra la Violencia y el Acoso Escolar.
José Manuel lamenta que "cuando hay acoso los testigos desaparecen" y en muchas ocasiones, por el miedo a la persecución. De hecho, insiste, "se han dedicado a perseguir a seguidores nuestros en redes sociales". Esta familia reconoce haber recibido un sinfín de ataques anónimos, pero también a cara descubierta a través de redes, incluso de padres que les reprochan haber puesto en entredicho la actuación de la Escuela Manyanet, donde estudiaba Kira y donde un grupo que se hace llamar "los de siempre" la ciberacosaba al igual que a otros alumnos. Ahora, estos padres piden que el acoso escolar esté recogido en una ley, como sucede en Francia, y que haya medidas penales, lo mismo con el ciberacoso. "Lo que queremos es que cuando los haters hacen daño, si son niños, los padres o la escuela respondan de la manera que deban responder", ha dicho.
Isabel Movilla sabe bien lo que es un hater y el tormento que puede suponer estar en su punto de mira. Su hija, Caroline del Valle desapareció el 14 de marzo de 2015 en Sabadell (Barcelona), a la edad de 14 años. Desde entonces, Isabel ha sido víctima de muchos de estos 'odiadores' que, lejos de empatizar ella, se han dedicado darle pistas falsas sobre el paradero de su hija y acusarla, incluso, de la desaparición por haberla dejado salir de noche con 14 años. Caroline le había pedido permiso para dormir en casa de su amiga Silvia y ella accedió. Las niñas le dijeron que "iban a la Villa Olímpica, a una discoteca de menores, y luego irían a casa". Sin embargo, le mintieron,
Sin escapatoria
Seguramente habrá quien se pregunte cómo se puede uno librar de los haters. Canals lo tiene claro y aconseja sobre todo, no intentar defenderse ni entrar a discutir con uno de estos odiadores en ninguna página de Internet, hacer una foto o captura de pantalla para tener pruebas del acoso e intentar ponerse en contacto con la página que le de cobertura. También podemos bloquearlos. Sin embargo, en lo que tardemos en hacerlo, ellos pueden abrir varias cuentas falsas desde un cibercafé, reduciendo al máximo las posibilidades de ser identificados. Canals reconoce que hay muchos avances y que hay muchos casos de haters identificados y condenados, pro la realidad es que cualquiera de estos gamberros digitales, refiriéndonos a los menos nocivos, "podrá bajarse un aspecto a la carta" y seguir repartiendo odio desde Murcia o desde Ohio.