Maestra en la vuelta al cole con unos niños en una guardería privada, que están al límite por la gratuidad del P2 / EFE

Maestra en la vuelta al cole con unos niños en una guardería privada, que están al límite por la gratuidad del P2 / EFE

Vida

La crisis de las guarderías privadas se agudiza por la gratuidad del P2 en la pública

Esta medida del Govern supone un dolor de cabeza más sumado a la crisis económica derivada del Covid y a la bajada de la natalidad

11 septiembre, 2022 00:00

La gratuidad del último curso de las guarderías públicas --que equivale al P2-- sentó como un jarro de agua fría a las direcciones de los centros privados. Y es que la medida anunciada por el conseller de Educación, Josep Gonzàlez-Cambray, ha supuesto un dolor de cabeza más que se suma a la crisis económica derivada del Covid y a la bajada de la natalidad.

Por estos factores, muchas de ellas han tenido que cerrar sus puertas tras años de funcionamiento, abocando a muchas mujeres al paro, teniendo en cuenta que se trata de un sector muy feminizado. Por eso, consideran que el Govern no ha tenido en cuenta su situación y "ha sacado las garras" contra ellas, apostando especialmente por la pública.

A raíz del anuncio del conseller, muchos niños que iban a escoles bressol privadas se han marchado a las municipales, provocando una "bajada de matriculaciones" y, por ende, "reducciones de jornadas de las trabajadoras, el despido e incluso el cierre", lamenta Mireia Domínguez, responsable de CCOO en este ámbito.

Un niño juega en una guardería de Cataluña, que empezarán el 12 de septiembre / DIPUTACIÓN DE BARCELONA

Un niño juega en una guardería de Cataluña, que empezarán el 12 de septiembre / DIPUTACIÓN DE BARCELONA

Familias de primera y de segunda

Desde la Associació Catalana Llars d'Infants, Marta Camí celebra la gratuidad del P2 en la pública, pero considera que atenta contra la libertad de los padres de "elegir dónde quieren llevar a sus hijos". Y es que, según explica, los progenitores están "disgustados y decepcionados" porque el Ejecutivo autonómico, con esa medida, ha clasificado "a familias de primera y de segunda".

Por eso, desde la entidad proponen que la Generalitat aumente unos 200 euros la subvención que se otorga actualmente a las guarderías privadas para cubrir el coste de la plaza y alcanzar la gratuidad plena del último curso de la etapa del 0 a 3. Según sus cifras --extraídas de datos del Ayuntamiento de Barcelona y de la asociación de educación infantil del primer ciclo-- el coste mensual de una plaza escolar pública "es mucho más del doble que una privada", de 678 euros y 286 euros, respectivamente. 

Las mujer, la más perjudicada

Por tanto, y ante estas cifras, recalca que "sería absurdo" que el Govern apostase por impulsar "más oferta pública" en vez de ayudar a las privadas que ya existen. Muchas de ellas están en números rojos a raíz de la gratuidad del P2, por la bajada de la natalidad y por la crisis económica provocada por la pandemia. "Nos está afectando en algunas más que en otras", asegura Laia, directora de varias guarderías que, de momento, mantiene "con mucho esfuerzo".

Pero la situación que atraviesan no sólo afecta a las familias, también a las mujeres que trabajan en ellas. Considerando que se trata de un sector muy feminizado, muchas trabajadoras acaban en el paro cuando la empresa no se sostiene más: Una educadora cobra unos 1.150 euros aproximadamente, pero el coste de la empresa llega a 1.800 euros entre seguridad social e IRPF. "¿Cuantos niños se necesitan para poder pagar a esas profesoras y asumir todos los impuestos?", se pregunta Laia. 

Una profesora de guardería junto a sus alumnos / CG

Una profesora de guardería junto a sus alumnos / CG

Baja la persiana después de 40 años

Marta [nombre ficticio] es directora de otra guardería privada del distrito de Sant Martí (Barcelona). El pasado 31 de junio se vio obligada a bajar la persiana del negocio que le ha dado de comer durante 40 años y que ha sido "su pasión". En declaraciones a Crónica Global, explica que tomó la decisión en enero, pero aguantó unos meses por "no dejar tiradas a las familias". 

Con 60 años, está preocupada por su futuro laboral: "Con esta edad, ¿qué posibilidades tienes? Si tienes 20 años te dicen que no tienes experiencia y si tienes 60 te dicen que tu forma física no es válida", dice desanimada. Pero también sufre por el resto de empleadas que tenía contratadas y que tendrán que reintegrarse en el mercado laboral "con las dificultades que eso conlleva a según qué edades". Y es que, hoy por hoy, sigue siendo una evidencia que las mujeres acaban pagando los platos rotos.