El sector agroalimentario del Baix Llobregat denuncia la “inacción” del Govern y, en concreto, de la Agencia Catalana del Agua (ACA) para prevenir inundaciones. Consideran que faltan “inversiones que eviten que, en cada temporal con cierta relevancia, se inunden los terrenos de cultivo”.
Así lo han expresado en un comunicado los empresarios agrícolas del Baix Llobregat, las cooperativas de Gavà y Viladecans y del Instituto Agrícola Catalán de Sant Isidre, comarca que concentra el 9% de la producción agroalimentaria de Cataluña.
El deterioro del sector
Según han explicado, cada año que el Ejecutivo autonómico no construye las infraestructuras hídricas necesarias para gestionar los superávits y déficit de agua de la zona, "mayor es el deterioro del sector”. Algo que, en consecuencia, afecta a la “biodiversidad y los ecosistemas del entorno del Delta de Llobregat”.
“El ACA ha prometido en varias ocasiones que se trabajaría en las soluciones necesarias para evitar la anegación continua de los campos, pero éstas no están llegando”.
Sequía e inundaciones
Asimismo, el sector considera “urgente e imprescindible” que se adapten las infraestructuras a la nueva situación, en la que cada vez son más frecuentes e intensos los episodios de sequía e inundaciones en Cataluña. “Lo que ayer era necesario, hoy es urgente e imprescindible”.
Proponen un uso más intensivo de abonos nitrogenados, tratamientos fitosanitarios para el control de plagas y regadío intensivo, entre otras cosas.
Un paquete de medidas
Por todo ello, los empresarios exigen a la ACA “la ejecución inmediata de las obras necesarias” con tal de dar respuesta a “un problema de primera magnitud en una zona clave para la soberanía productiva agroalimentaria de Cataluña”.
Tal como señalan los presidentes de las dos cooperativas, en primer lugar se deben preparar los cauces por los que conducir el agua que caerá torrencialmente. En segundo lugar, construir los dispositivos de drenaje de las aguas, así como la tecnología de prevención y análisis del estado de los suelos que condiciona toda la gestión agroalimentaria y territorial.
Moneda de cambio
En tercer lugar, rediseñar la gestión del ciclo integral del agua de la zona, de manera que las posibles lluvias torrenciales de los próximos meses no puedan llegar incluso a inundar la ciudad de Viladecans. “No hay más que ver la tragedia de La Bisbal para darse cuenta de que la meteorología puede hacer que se cumplan los escenarios más adversos para los cuales no estamos bien preparados”, señalan.
Aseguran que, con este paquete de medidas, “se acabarían los problemas hidrológicos endémicos de la comarca, los cuales no pueden utilizarse como moneda de cambio en las negociaciones para la ampliación de la zona ZEPA del Delta”.