El 10% de la población española vive en zonas con riesgo de inundación fluvial. Esto supone que unos cinco millones de personas pueden perderlo todo, incluso la vida, a causa de una riada, como ocurre en numerosas ocasiones. “No podemos restaurar zonas inundadas todos los años, hay que recular ante la naturaleza”, defiende el presidente del Ilustre Colegio Oficial de Geólogos (ICOG), Manuel Regueiro. En una conversación con Crónica Global, explica que “el 80% de los grandes municipios” españoles, los de más de 25.000 vecinos, carece de mapas de riesgos, pero, por el contrario, defiende que “todas las poblaciones catalanas” tienen uno actualizado, aunque ello es insuficiente.
¿Es el cambio climático –o el aumento de la temperatura, como prefiere definirlo Regueiro– el responsable de las inundaciones que se suceden cada año en España? “No está demostrado que el cambio climático esté provocando más catástrofes naturales”, afirma, y añade que las riadas “llevan pasando desde hace 100 años”, no es un fenómeno actual. El problema, incide, es que el humano no está preparado para ellas. De hecho, sostiene que “hay que incrementar los estudios de riesgos” porque, avisa, “vendrán eventos más extremos”. La falta de estos informes “cuesta, en reparaciones, miles de millones de euros todos los años”, porque “las inundaciones se producen casi todos los años en los mismos sitios”.
Monitorizar, prohibir y expropiar
“Igual hay que tomar otras medidas” antes que invertir tanto dinero en restaurar zonas que pertenecen a la naturaleza, desliza. ¿Por ejemplo? “Contar con mapas de riesgos –que son obligatorios por ley, aunque muchos carecen de ellos o no los aplican, explica–, monitorizar los riesgos en tiempo real para avisar a la población y evacuar si es necesario, construir tanques de tormenta (cavidades huecas destinadas a absorber grandes cantidades de agua en caso de crecida del río), tender a deconstruir cuando sea posible, prohibir la construcción o ampliación de las zonas marcadas en rojo y, si el riesgo es muy extremo, expropiar”, enumera Regueiro, entre otras posibilidades.
“Reculemos”, apunta, aunque es consciente de que “no se puede quitar un pueblo” entero, por lo que en ese caso llama a hacer “las obras” necesarias para evitar esos episodios de riadas que arrasan con todo a su paso. De todos modos, “las zonas de inundación” son siempre las mismas, no han variado con el aumento de las temperaturas. Asimismo, en el caso de Cataluña, precisa que todos los municipios cuentan con un plan “actualizado”, aunque es complicado evitar las inundaciones en ciertos lugares por la densidad de población. Por ello, insiste, hay que invertir en prevención activa para evacuar llegado el momento, sin olvidar la necesidad de construir infraestructuras que paren el agua o minimicen sus efectos.
Consejos y recomendaciones
El ICOG, por otra parte, detalla que, según datos de los Planes de Gestión del Riesgo de Inundación del Ministerio de Transición Ecológica, en España hay 19.900 kilómetros de zonas inundables delimitadas, siendo “las demarcaciones de mayor riesgo las del Guadalquivir, Segura y Júcar”. Además, según el presidente, “el Consorcio de Compensación es un paraguas que impide que los ciudadanos comprendan los riesgos que de verdad corren y hace que entre todos paguemos las irresponsabilidades urbanísticas de ciudadanos o Administraciones”, denuncia. Y pide que “hay que adaptar los usos urbanísticos del suelo en función de los mapas de riesgos naturales”.
Protección Civil de la Generalitat, finalmente, asume que, en Cataluña, el riesgo de “lluvias torrenciales y fuertes vientos” es “bastante recurrente” y tiene un “fuerte impacto humano y socioeconómico”. Por ello, da algunos consejos preventivos y de actuación, en caso de que alguien se vea atrapado por la naturaleza. En primer lugar, hay que estar atento a las previsiones meteorológicas, así como limpiar los tejados y los bajantes de forma regular y no resguardarse en el sótano, sino en lugares elevados. Por otra parte, hay que llevar siempre la documentación encima y tener el móvil cargado. Y, en el caso de que el agua llegue a casa, desconectar el interruptor general y guardar los objetos y el mobiliario exterior para que no se los lleve la corriente. Por el contrario, si el temporal coge fuera del hogar, hay que alejarse de las zonas inundables y de los puentes y no aparcar nunca el vehículo en esos lugares.