Una campaña de sensibilización sobre las personas con autismo como Julián, cuya madre denuncia un plan de la directora para echarlo

Una campaña de sensibilización sobre las personas con autismo como Julián, cuya madre denuncia un plan de la directora para echarlo

Vida

La denuncia de la madre de un niño con autismo: “La directora tenía un plan para echarlo”

Julián tiene seis años y está en primero de primaria, un curso que no ha sido fácil debido a las trabas del colegio Joan Maragall a la hora de integrarlo y aplicarle un plan individualizado

25 mayo, 2022 00:00

Emilia sabía que su hijo con autismo tendría que superar muchas barreras en la escuela, pero nunca imaginó que lo que tilda de "discriminación" por parte de la directora sería una de ellas. En declaraciones a Crónica Global, esta madre desesperada asegura que la dirección del colegio Joan Maragall (Esplugues de Llobregat) tenía un "plan premeditado para echarlo". Julián tiene actualmente seis años y está en primero de primaria, un curso que no ha sido nada fácil debido a las trabas que ha mostrado el personal docente a la hora de integrarlo y aplicarle un plan individualizado que le permita aprender junto al resto de compañeros del grupo. 

A los dos años de nacer el pequeño, los padres detectaron que tenía una "afectación comunicacional" que les llevó a acudir a los especialistas. "Lo llamabas por su nombre y no respondía, no extrañaba ante la ausencia de padre o madre". Uno de los primeros obstáculos con los que se topó la familia fue con la lista de espera y el "escaso" acompañamiento del Centro de Desarrollo Infantil y Atención Precoz (CDIAP), desde donde le ofrecían cuidados una vez por semana. Una cantidad muy pobre si se tiene en cuenta la importancia de la atención temprana en el Trastorno del Espectro Autista (TEA).

Una imagen de Julián, un pequeño con TEA y alumno de la escuela Joan Maragall / CEDIDA

Una imagen de Julián, un pequeño con TEA y alumno de la escuela Joan Maragall / CEDIDA

500 euros en terapias

Por ello, la familia de Julián se vio obligada a complementar esa atención con otras terapias. Hoy por hoy, gastan "cerca de 500 euros en psicólogos que le ayudan a aprender un sistema de comunicación alternativo a través de pictogramas y equinoterapia". En este sentido, Emilia denuncia "los obstáculos que se encuentran desde un principio" los padres con un hijo autista y el "abandono de la población infantil" por parte de estos centros. "Tienen a los pequeños desatendidos y con carencia de herramientas para la inserción en el mundo social".  

El colegio pronto se convirtió en un nuevo reto que superar. Julián empezó en P5 en Joan Maragall, donde desde un principio "entendían de qué se trataba y buscaron asesoramiento externo". "No sólo le daban apoyo, sino que eran muy idóneos para trabajar", explica.

El infierno llegó más tarde, cuando el pequeño empezó el primer curso de primaria y "tuvo que pasar del juego a las propuestas didácticas que carecían de motivación". Desde entonces, según relata la madre, el centro "se olvidó" de él y de otorgarle un plan individualizado que le permitiese aprender contenidos curriculares --como las matemáticas-- junto al resto de compañeros. "La parte pedagógica quedó abandonada. Julián no hacía nada dentro del aula y todo se relegaba al aprendizaje en casa". "Ha hecho una docena de cuentas en todo el año, no sé si ha aprendido a escribir algo o si ha hecho alguna actividad en el colegio. Cuando les preguntaba a las profesoras cuáles eran las propuestas del día todas eran lúdicas", se queja Emilia

Una imagen de Julián realizando una actividad / CEDIDA

Una imagen de Julián realizando una actividad / CEDIDA

Julián, solo en una clase y apartado del grupo

El gran problema surgió después de las vacaciones de Navidad, cuando la tutora del grupo y las principales referentes del menor cogieron la baja y llegó personal docente nuevo. Desde entonces, la madre asegura que "Julián se convirtió en el principal problema". Unos cambios que se vieron reflejados en la actitud del menor, cuyos pediatras aseguraron notarle "más nervioso e inquieto por la presión de las maestras". Visiblemente emocionada, Emilia explica que su hijo acabó "solo en una clase" y apartado del resto del grupo. Desde el centro aseguraban a esta mujer que "estaban haciendo malabares para cubrir la atención de los chicos", pero no era posible por los cambios que se habían producido.

La presión que ejercía la dirección de la escuela llevó a estos padres a realizar la preinscripción en un Centro de Educación Especial --Centre Pilot Sant Just Desvern-- y la situación empeoró desde entonces: "Desde que ellas tuvieron la preinscripción todo fue a peor. Su actitud era como si tuvieran que cuidar de Julián durante más tiempo de lo necesario hasta que se vaya del colegio".

De forma paralela, según explican, la directora les comunicó que "todos los niños con autismo tarde o temprano terminan en un colegio especial". Unas palabras que les indignaron. "Por lo que me contaba, ya tenían una solución para estos niños que necesitan un trabajo diferente. Los sostienen en un principio de cara a la galería, pero los van aislando hasta dejarlos fuera", sentencia la familia del pequeño. 

Una imagen de Emilia con su hijo Julián haciendo tareas / CEDIDA

Una imagen de Emilia con su hijo Julián haciendo tareas / CEDIDA

Pelea por una educación inclusiva

Hoy por hoy, Emilia aún lucha para que su hijo pueda tener una educación de calidad, como el resto de los niños. A pesar de haber realizado la preinscripción en ese centro especial, se niega a resignarse al considerarlo un "espacio poco adecuado para que Julián pase siete horas y media de su jornada escolar". Por eso, y como alternativa, han encontrado un centro adaptado a su pequeño en un entorno rural y con un fuerte pilar puesto en lo pedagógico. Sin embargo, se encuentra en el distrito de Horta-Guinardó de la ciudad de Barcelona, por lo que no le permiten hacer el cambio debido a que la familia está empadronada en la vecina localidad de Esplugues de Llobregat. 

Esta madre desesperada mueve cielo y tierra para que le permitan tramitar el cambio, pero no le dejan "dar marcha atrás". De cara al próximo curso, que está a la vuelta de la esquina, deberá plantease hacer un equilibrio entre el centro Pilot --a pesar de su "desagrado"-- y el colegio Joan Maragall , donde han "arrinconado" al menor. Pero asegura que mantendrá la lucha para que su hijo encuentre un lugar donde no sea expulsado y "practique la educación inclusiva de la que tanto se presume en Cataluña".