El sistema universitario de Cataluña todavía está lejos de ser equitativo. Sólo una de cada diez personas de clase social baja consigue acceder a estos estudios. En porcentajes, este colectivo supone el 9,1% frente al 32,1% que proviene de clase media y el 58,8% de clase alta, que predomina en los grados y los másteres. Son cifras que no han evolucionado desde 2018 y han protagonizado un estancamiento.
Asimismo, los alumnos que provienen de un entorno familiar con un nivel de formación bajo están más representados en las ramas de ciencias sociales y jurídicas y las humanidades. No logran acceder a carreras de ingeniería, ciencias o titulaciones mixtas. Así lo demuestran los datos extraídos de una encuesta realizada a 50.000 estudiantes entre 2020 y 2022 en centros de la Xarxa Vives, entre ellos la Universidad de Barcelona (UB), la Universidad Abat Oliba CEU, la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) y la Universidad de Girona, entre otros.
Brecha de género
La finalidad del proyecto es elaborar políticas que permitan la igualdad en el acceso a los estudios universitarios y favorecer la inserción laboral, independientemente de la clase social de cada alumno. Por otro lado, el informe concluye que el acceso a una carrera depende, en gran parte, del nivel económico de la familia. Lo que evidencia que las barreras económicas no sólo provienen del precio de las matrículas, sino del apoyo con el que cuenten estos alumnos. Es decir, un estudiante tendrá más opciones de cursar un grado si su familia puede asumir parte del coste.
También preocupan las diferencias de género. A pesar de que hay más mujeres que hombres matriculados, las cifras indican que las féminas todavía lo tienen muy difícil para llegar a determinadas áreas de conocimiento. El sexo femenino sigue orientándose hacia las áreas de salud y curas, artísticas y educativas, mientras que los hombres hacia las que tienen que ver con los espacios de poder y de toma de decisiones.
Alternativas de financiación
Los impulsores del informe explican que “los ámbitos de conocimiento tradicionalmente masculinizados tienen más salidas laborales o sueldos más elevados”. Por ejemplo, en las ingenierías --ámbito en el que la presencia de mujeres tan sólo es del 36,5%, seguida de las titulaciones de ciencias experimentales y matemáticas--. Esto explica parte de los motivos de la brecha salarial en determinadas profesiones. En una conferencia, la dirección técnica del proyecto pide la colaboración y la “responsabilidad” de la sociedad para cambiar esta tendencia.
Además, los expertos reclaman la necesidad de "ofrecer alternativas para financiar la universidad", más allá de la ayuda familiar. En este sentido, consideran que la decisión del Govern de rebajar las tasas de las matrículas no se traducirá en una mayor accesibilidad puesto que existen otros costes. Hay, además, algunas razones culturales que influyen a la hora de tomar ese camino educativo.
Con todo, si la pandemia ha evidenciado algo es que se deben introducir cambios que adapten el sistema a los tiempos actuales. Por ello, desde el colectivo se reclama "replantear el modelo de estudios" y revisar "cómo se puede hacer mejor con menos presencialidad", así como ampliar la formación del profesorado universitario en relación a la diversidad de metodologías y el uso de tecnologías digitales cada vez más presentes en la sociedad.