El 58% de los hombres catalanes cree que los problemas de salud masculinos son un tema tabú. Así lo concluye la encuesta Merck: Hombres, Cáncer y Tabúes, que ha preguntado a 1.600 españoles de entre 18 y 70 años y que revela que los varones se sienten menos cómodos al hablar de salud sexual, depresión e infertilidad.



Según el cuestionario, ellos se someten a menos controles preventivos que las mujeres para detectar de forma temprana enfermedades --el 43% frente al 60%--. Además, ocho de cada diez hombres catalanes admiten saber poco o nada sobre el cáncer de vejiga y de cabeza y cuello, a pesar de que su prevalencia es superior en varones. En este sentido, un 70% de los ciudadanos cree necesario hacer más campañas de concienciación sobre la salud masculina. 

Sanitarios del Hospital de Bellvitge realiza una cirugía / Cedida

Miedos sobre su estado de salud



Según el sondeo, un 48% de los hombres catalanes eligen a sus parejas para conversar sobre miedos o temores sobre su estado de salud. Sólo uno de cada diez lo hace con su entorno laboral, ámbito en el que se muestran más reacios. "Seguimos teniendo la percepción de que existen tabúes en torno a temas de salud que afectan a los hombres", dice Montse Jansà, directora de la unidad de Oncología de Merck en España. Pide "poner el foco en aquellos tumores con menos visibilidad como el cáncer de vejiga o de cabeza y cuello. Los más conocidos por ellos: próstata, pulmón y colorrectal".



El 59% de los catalanes que padece cáncer señala "superar la enfermedad" como primera preocupación en el momento del diagnóstico, seguida de las "secuelas físicas" derivadas de la enfermedad. Aunque el estado psicológico es la menor inquietud en el momento de la detección, más de la mitad de ellos --concretamente un 56%-- ha acudido a un profesional de salud mental durante la enfermedad.

Trabajadores en una oficina / Efe

No informan por no preocupar



Por otro lado, ocho de cada diez informaría de su dolencia a su familia y amigos, más en el caso de los hombres que las mujeres (85% frente a 82%). Las personas que no informarían al respecto sería por "no querer preocupar a sus seres queridos" y porque "no les gusta mostrar sus debilidades".

En el ámbito laboral ocurre lo mismo, siete de cada diez lo diría, pero de entre los que prefieren no hacerlo, el 45% justifica que "no le gusta compartir sus problemas personales en el entorno laboral" y el 38% por "miedo a perder su trabajo.