Alumnos de Erasmus en una universidad recibiendo clase en catalán / EFE

Alumnos de Erasmus en una universidad recibiendo clase en catalán / EFE

Vida

El 78% de los alumnos de bachillerato no sabe qué estudiar

Los padres pueden jugar un papel clave a la hora de tomar una decisión que marcará el futuro laboral y personal de los adolescentes

9 abril, 2022 00:00

La elección de unos estudios u otros es una de las decisiones que marca --y a veces determina--el futuro laboral de cualquier estudiante. Sin embargo, no todos tienen la suficiente madurez ni disponen de las herramientas necesarias para decantarse por un grado u otro, algo que los lleva a sentirse perdidos ante la elección.

Así se desprende de un informe realizado por la consultora Círculo Formación que muestra que el 78% de los estudiantes de bachillerato no sabe qué estudiar. Aquí es donde los padres juegan un papel fundamental, pudiendo ayudar a orientar a los hijos, eso sí, sin llegar a decidir por ellos.

El rol orientador de los padres

“Lo primero a tener en cuenta es que los hijos son personas con su propio carácter, temperamento, gustos e intereses, que no tiene por qué llevarlos a compartir las mismas opiniones que sus padres”, explica Angel Luis Guillén, psicólogo empresarial y sanitario y socio director en Psicopartner. “Desde luego que los padres tienen un rol fundamental en favorecer la elección de los estudios, pero siempre desde la orientación y no desde la imposición”, añade.

La OCDE saca los colores a Cataluña por su gestión en la FP, como el curso que realiza este alumno / CG

La OCDE saca los colores a Cataluña por su gestión en la FP, como el curso que realiza este alumno / CG

Alberto Solana, director de Colegio Ingenio, también reconoce el importante papel de los padres en las elecciones de los hijos, pero insiste en que el mercado laboral “es mucho más abierto de lo que se percibe desde la familia”.

“Los padres, con todo el amor del mundo y toda la experiencia de vida, queremos siempre lo mejor para nuestros hijos. Pero la realidad es que no son iguales que nosotros, y lo que a nosotros nos puede parecer una carrera fantástica puede no encajar con su forma de ser o sus objetivos personales. Tenemos que dejarlos salir del nido y que tomen sus propias decisiones”, recomienda Kini López de la Paz, directora del portal Y ahora qué, comunidad en Internet donde más de 250.000 estudiantes al mes buscan y comparten información sobre sus estudios.

Potenciar el autodescubrimiento

Para que puedan tomar sus propias decisiones es fundamental que las familias potencien el autodescubrimiento en sus propios hijos. “Hay que animarlos a preguntarse qué es lo que les interesa, qué se pasarían horas haciendo y de qué no se cansarían de seguir aprendiendo más y más. ¿Cómo sería su trabajo y vida ideal? El autoconocimiento es un paso que no hay que saltarse. A veces se vive mirando tanto hacia fuera, pensando qué es lo que quieren los demás de ti, que te puedes olvidar de cuáles son tus intereses. Y como al trabajo se le dedica tanto tiempo de nuestra vida, hay que elegir algo que te guste”, insiste López de la Paz.

“Lo siguiente --continúa la directora del portal Y Ahora Qué-- es explorar de manera global todas las posibilidades de estudio que hay y para qué carreras profesionales te preparan”. Asegura que la mayoría de los jóvenes “tiene un conocimiento bastante limitado del universo de opciones de estudio y de trabajo que hay en el mundo. Eligen de entre las pocas opciones que conocen de su experiencia y de su entorno”. El problema es que, “si solo conoces el 25% de la oferta, es fácil que la mejor carrera para ti esté entre el 75% de opciones de las que ahora mismo no sabes nada”. Por ello recomienda, antes de tomar una decisión, ampliar las opciones de elección.

¿Una vocación clara?

Si bien los propios alumnos tienen ciertas expectativas de llegar al último ciclo escolar con una vocación definida, lo cierto es que pocos lo consiguen, ya que a esas edades “muy poca gente tiene una vocación clara. Y mucho menos una “pasión”.  Lo que sí es importante es estudiar algo que te guste. La pasión suele venir luego. Empiezas estudiando algo que te gusta, y a medida que vayas sabiendo más del tema, que vayas teniendo una comprensión más profunda de sus complejidades, y tus habilidades crezcan… la pasión va naciendo”, opinan desde Y Ahora Qué.  

Alumnos durante las pruebas de selectividad de este año / EUROPA PRESS

Alumnos durante las pruebas de selectividad de este año / EUROPA PRESS

Desde Colegio Ingenio reconocen que la realización de un test de orientación vocacional puede ser de ayuda, aunque, insisten, “no será definitivo porque apuntan a caminos muy abiertos”.

Vocación sin salidas laborales

¿Pero qué sucede cuando la vocación está clara pero las salidas laborales a esa pasión son escasas? “Esta es la pregunta del millón”, exclama el director del Colegio Ingenio. “Un trabajo desempeñado con vocación no se percibe como trabajo, y por lo tanto se disfruta más. Pero conseguir un ajuste entre vocación y oportunidades laborales depende de infinidad de factores que quedan más allá de nuestro control”, admite este profesional de la educación.

“Es cierto que hay áreas donde es más fácil encontrar un trabajo bien remunerado que en otras. Sin embargo, me gusta decir que no hay estudios con pocas salidas, sino estudiantes con pocas salidas. En la gran mayoría de los casos, por encima de lo que hayas estudiado, las empresas buscan jóvenes con buena actitud y buenas habilidades. Si eres trabajador, responsable, resolutivo, buen comunicador y con ganas de aprender, tienes el 95% de lo que necesitas para triunfar en la vida, independientemente de lo que hayas estudiado. El otro 5% que falta es si acaso un poco de suerte”, piensa Kini López de la Paz. “Lo que sí es importante es conocer la realidad del mercado laboral y preguntarte si tú estás dispuesto a hacer el esfuerzo para abrirte un hueco en la profesión que quieres”, puntualiza.

Desde Y Ahora Qué aconsejan también contactar con personas que ejerzan la misma profesión “para preguntarles todos los detalles de su día a día, cómo han conseguido el trabajo, qué formación recomiendan, qué consejos te pueden dar para formarte y destacar. Hablar con gente que está donde tú quieres llegar te da una información que vale oro si la sabes aprovechar”.

Alternativas a la universidad

No obstante, terminar estudiando un grado universitario no tiene por qué ser el objetivo final, hay otras opciones igual de válidas --y muchas veces con mayores salidas laborales--. La Formación Profesional (FP) cada vez crece más en oferta y en calidad, ofreciendo además una alta empleabilidad. Sin embargo, arrastra algunos prejuicios de hace décadas que no la muestran como la mejor opción ante los padres.

“Todavía hay mucha gente que tiene esa idea de que la FP es para los peores estudiantes o con menos ambición profesional, nada que ver con la realidad actual. La Formación Profesional tiene claras ventajas: estudios de corta duración, muy orientados a la inserción laboral y con prácticas obligatorias que permiten entrar muy pronto en contacto con la realidad del mercado laboral. En cuanto a la remuneración, tampoco es cierto que un titulado de FP vaya a ganar siempre menos que un titulado universitario. Según qué especialidades, los titulados de FP pueden llegar a obtener salarios bastante buenos”, argumenta López de la Paz.

No hay error, sólo aprendizaje

¿Y qué pasa si nuestro hijo termina formando parte de ese 32% de estudiantes que abandona el grado el primer año al errar en la elección? “No hay error, sólo hay aprendizaje”, insisten desde Psicopartner.

“Todas las personas tomamos siempre la mejor opción disponible en ese momento. Eso no implica que no podamos rectificar o cambiar si con el paso del tiempo vemos que hay otras opciones mejores. No hay nada mejor que unas familias que apoyen a sus hijos/as cuando hay equivocaciones, que entienden que es parte de su propio desarrollo y es un aprendizaje de la vida”, sentencian.