Este viernes a las 16:56 de la tarde entró en la estación de Barcelona Sants un AVE procedente de París con los primeros refugiados de la guerra de Ucrania que han conseguido huir del país tras la ofensiva rusa. La llegada generó una gran expectación entre los pasajeros del propio tren, que desconocían que habían compartido viaje con los supervivientes de una guerra que ha puesto en jaque a Europa.
En total, 44 personas han sido asistidas en el andén por el personal de Renfe, que ha confirmado que el Gobierno francés les ha ofrecido un billete gratis para continuar su itinerario hacia Barcelona, Madrid o Lisboa. La mayoría han optado por la última opción, quizás por tratarse del punto más alejado de una contienda que con el paso de los días, lejos de remitir, se recrudece.
Huida masiva de extranjeros
Un grupo de 14 estudiantes procedentes de Nepal, la India y Pakistán, parcos en palabras y extenuados después de un largo viaje a través de Europa, explicaban todavía con estupefacción que el estallido de la guerra les pilló en Kiev, donde residían desde hace un año. Tras los primeros bombardeos decidieron coger el primer tren y huir hacia Lisboa, donde esperan reunirse con algunos de sus conocidos.
A pocos metros del grupo más numeroso, detrás de un mostrador en el que el personal de Renfe ha colocado una bandera ucraniana para que los refugiados puedan reconocer el punto de información con facilidad al llegar a Barcelona --y quizás para que la acogida sea más cálida-- una pareja esperaba a ser atendida. La joven, visiblemente afectada, ha declinado hacer declaraciones más allá de reconocer su nacionalidad. Pero su pareja se ha mostrado dispuesta a denunciar la situación que están sufriendo en su país.
La guerra les pilló por sorpresa
Michaelo Dunchev ha explicado que ambos abandonaron Kiev el 19 de febrero, apenas una semana antes de los primeros bombardeos en la capital de Ucrania. “Vinimos a Sitges por un viaje de trabajo, para una conferencia que llevábamos planeando dos meses y estaba previsto que nos quedáramos hasta el 1 de marzo. Pero estallaron los bombardeos y no pudimos volver”, relata. Michaelo, que trabaja en una empresa de márketing digital, explica que se quedaron atrapados junto a otros 18 compañeros, también de nacionalidad ucraniana, hasta hoy. “Sucedió en cuestión de un par de días. Nos despertamos y habían empezado los bombardeos”, recuerda.
Ahora, Michaelo explica que él y su pareja se dirigen hacia Lisboa, donde se encuentran ya varios de sus compañeros. Allí permanecerán durante un mes o dos, dependiendo de cómo evolucione la situación en su país. Pero sus familiares continúan en Ucrania. “Cerca de 50 o 60 personas de nuestro entorno, amigos y parientes, están en la frontera oeste del país, cerca de Polonia. Están esperando para salir, pero hay muchas colas”, denuncia.
Los hombres se quedan
La intención de la pareja es instalarse provisionalmente en Portugal y, desde allí, gestionar el viaje de sus familiares. Pero solo podrán hacerlo las mujeres y los niños. Los hombres de entre 18 y 60 años, remarca Michaelo, tienen que quedarse para luchar “aunque no quieran”. No hay otra opción. Algunos de sus compañeros, que permanecen en su país, se han visto empujados a tomar parte en la contienda. Otros lo han elegido. Ahora, todos ellos forman parte de la guardia territorial o se han enrolado en el Ejército ucraniano, bien como reservistas o como voluntarios que defienden calle por calle la integridad de Kiev.
Michaelo explica que, pese a la distancia, la empresa intenta seguir pagando los salarios de los compañeros, dado que las entidades bancarias ya no funcionan correctamente en el país. Poco queda ya del cometido que tenía la compañía de márketing para la que trabajaba hace una semana y que se ha convertido en una suerte de oenegé que ha creado un pequeño fondo corporativo para proveer de material militar a los combatientes.
"Que Rusia sepa la realidad"
El principal objetivo ahora para esta agencia es la producción de anuncios y contenidos digitales para Facebook, Google y otras plataformas “no contra Rusia, sino para Rusia”, aclara Michaelo. Sobre la férrea censura que ha instaurado el Kremlin, las víctimas de la ofensiva capitaneada por Putin sostienen que intentarán que los ciudadanos rusos “sepan la situación real en Ucrania ahora mismo, que conozcan las noticias reales”. El rechazo de la ciudadanía a una guerra fratricida es la única vía por el momento para parar a Vladímir Putin.
Mientras Michaelo y su pareja se alejan por la estación, las pantallas anuncian la llegada de un tren procedente de Lyon, en el que se espera que lleguen más supervivientes del conflicto armado. En las próximas semanas los andenes de la Ciudad Condal serán testigos del goteo constante de aquellos que, con la vida dentro de una maleta, logren huir de la barbarie.