El embarazo es probablemente una de las etapas más importantes en la vida de la mujer. Es la protagonista y el centro de todos los cuidados. Sin embargo, nace el bebé y la madre pasa a un segundo o tercer plano. Y es que, aunque durante el embarazo se prepara a los padres para el parto, del posparto poco o nada se habla.

Laia Aguilar, matrona, consultora experta en lactancia IBCLC y directora de LactApp Medical, la versión para profesionales de la app de lactancia materna LactApp, lleva desde hace más de una década acompañando en el parto y el posparto a muchas madres. Con el libro que acaba de publicar, Conoce tu posparto (Grijalbo), quiere ayudar a visibilizar la parte más olvidada del nacimiento de un bebé poniendo a la madre en el centro. 

La madre, a un segundo plano tras el parto

¿Por qué una vez nace el bebé todos olvidan el esfuerzo que la madre acaba de hacer? “Olvidan el esfuerzo del parto y el que está haciendo en el posparto, ¡que en la mayoría de las ocasiones es mucho más intenso! Es habitual que la alegría de la llegada del bebé capte todas las miradas. Pero la madre sigue necesitando ser cuidada. Durante un tiempo (más largo de lo que se suele imaginar) madre y bebé son en realidad un pack y ambos necesitan ser cuidados en conjunto”, explica Aguilar. 

Cuando hablamos del posparto, se tiende a confundirlo con la cuarentena. La RAE, sin embargo, lo define como “el periodo que transcurre desde el parto hasta que la mujer vuelve al estado ordinario anterior a la gestión”. ¿En 40 días puede la madre volver a su estado anterior? “En la mayoría de los casos, más que de 40 días estaríamos hablando de 500 noches… Además, hay un problema de concepto al pensar que el posparto es una etapa que te acaba llevando al punto de partida de antes del embarazo. Pero tener un bebé hace que te transformes. Después de las experiencias físicas y emocionales por las que pasas no vas a volver a ser la de antes: vas a evolucionar”, continúa.

Una madre cansada da el pecho a su bebé / FREEPIK

De la idealización al sentimiento de culpa

Si bien la imagen del posparto de una madre en poco o nada se parece a las fotografías perfectas que suelen aparecer en los reportajes a famosas en cualquier revista del corazón, no idealizarlo sin haber pasado por ello es difícil. “Parece que la maternidad es algo fácil, donde el amor brota por todos lados, en la que todo te sale a la primera. Pero no es así. El posparto es una época de adaptación y de aprendizaje. Puede ser un periodo duro, con una gran responsabilidad y a veces de culpabilidad”.

Y es que, dicen, cuando nace un bebé lo hace con el sentimiento de culpa de la madre bajo el brazo. “Está claro que es algo totalmente cultural. En nuestra cultura, las mujeres tenemos el mandato de saber ser madres, de saber cuidar y criar. Pero para muchas de nosotras, el primer bebé que hemos cuidado ha sido el nuestro. A lo mejor nuestra hermana o una amiga tuvo un bebé antes y estuvimos con ellas unas horas… pero a las tres de la mañana no sabemos qué pasa, no sabemos qué significa estar con el bebé todos los días, todos los ratos. Siempre. Y de repente tenemos un bebé al que se supone que debemos saber cómo cuidar. La culpabilidad es una emoción que suele estar muy a menudo. Nos la explican muchas madres. Qué importante es decirles que a cuidar se aprende y necesitar de gente, de ayuda, no es nunca un fracaso. En realidad, es como se ha criado siempre”, apunta la matrona.

Un bebé coge el dedo índice de un adulto / ONLYYOUQJ

Para llegar al parto con una idea más realista del posparto y evitar decepciones posteriores, que pueden ser caldo de cultivo de una depresión posparto, Aguilar recomienda informarse y conocer de forma previa esta etapa. “Saber cómo funciona nuestro cuerpo, qué problemas suelen aparecer y cómo resolverlos. También conocer a profesionales especializadas en ello. Dónde recurrir, cuáles son los signos de alarma. Y, finalmente, pero no menos importante, estar en contacto con personas que estén en la misma etapa, poder hablar libremente de las cosas que nos pasan, de las hemorroides, las noches sin dormir, el tener que ir al baño con el bebé en brazos, la necesidad de pasar ratitos sin que nadie te toque, de lo duros que son ciertos comentarios”, indica. 

La pareja y las visitas

La pareja será de gran ayuda para hacer más llevadero este periodo: “Un inicio maravilloso es priorizar a la madre, validar sus sentimientos y las decisiones que ha tomado. No siempre es fácil acompañar a una madre que está pasando por una lactancia dificultosa, con dolor. Si estamos a su lado sin juzgarla y alabando el trabajo que está haciendo y validando sus emociones, es un regalo”. 

En cuanto a las visitas tras el parto, “no es un tema fácil”, opina. “Por un lado, está la alegría de presentar el bebé a la familia o amigos. Por otro lado, cuesta buscar momentos que realmente sean adecuados para recibirlos. Las emociones están a flor de piel y muchos comentarios hechos con buena fe pueden hacer daño a la madre. Por ello, la persona que va a ver a una mujer que acaba de parir es quien tiene que ir con cuidado, preguntar qué se necesita y no tomarse a mal si en ese momento te cancelan la visita porque no han podido dormir bien esa noche o están pasando por un momento complicado con el bebé. Lo más recomendable al ir a visitar a madre y bebé es buscar formas de colaborar con la familia. Una buena opción es ofrecerse para hacer la compra, tender la ropa o llevar comida casera y rica. También es aconsejable hacer visitas cortas, pedir permiso para coger el bebé (ya que a muchas madres no les gusta, como mamíferas que son) y no juzgar. El bebé está allí para quedarse durante muchos años, ya habrá tiempo de conocerlo más, de jugar y de acunarlo. Ahora es la madre quien decide”, concluye.