Si en algo coinciden la mayoría de padres es que el Govern ha dado bandazos en los protocolos Covid de las escuelas. El cambio constante de las normas que se tenían que aplicar en las aulas catalanas en cuanto a las cuarentenas ha generado un malestar evidente hacia el consejero de Educación, Josep Gonzàlez-Cambray, quien está en el punto de mira por su “mala gestión” del coronavirus en los colegios, aseguran algunas familias a Crónica Global. Unos vaivenes que se suman a la dificultad que tienen para conciliar la vida familiar con la laboral. “Es imposible conciliar”, dice una madre.
Y es que organizarse es una “odisea” para aquellos padres cuyos hijos deben estar confinados. Es el caso de Marta Hernández, con dos niñas estudiantes de primaria que, desde el inicio de la pandemia, han tenido que estar aisladas en más de una ocasión. “Supone un problema para nosotros, porque uno de los dos tiene que dejar de trabajar para estar con nuestras hijas”. Prefiere esa opción a dejarlas con los abuelos y “ponerles en riesgo”, al tratarse de un colectivo vulnerable.
"No todas las empresas facilitan el teletrabajo"
Algunos padres consultados por este medio lamentan que no se tenga en cuenta esta problemática a la hora de realizar los protocolos. “No tenemos la suerte de poder compaginarnos bien los horarios para estar con nuestros hijos”, dice otra madre, quien asegura que “no todas las empresas facilitan el teletrabajo”, algo que supone un impedimento más a la hora de hacer frente a la cuarentena de los menores.
Por otro lado, aunque otras personas sí disponen de la opción de trabajar a distancia, deben lidiar con múltiples dificultades para compaginar su empleo con el cuidado de los hijos, “especialmente si son muy pequeños, ya que requieren más atención”.
Lamentan tener que "ejercer de profesores" durante la cuarentena
Pero la lista de problemas no acaba aquí. En ocasiones, son los propios padres quienes han de “ejercer de profesores” ante los confinamientos que se vienen produciendo en los centros escolares. En este sentido, unos padres explican que, aunque desde el colegio se implementan tareas para que el alumno en su casa siga avanzando en el temario, no siempre dan la opción de clases telemáticas. Lo cual es “una forma de pasar toda la responsabilidad del aprendizaje a los padres, que no sólo tienen que teletrabajar con dificultades o dejar de ir, sino ejercer de profesores”.
Hay otras familias que, directamente, no pueden permitirse dejar de trabajar, teniendo que recurrir a los abuelos. “Las empresas no te dan la baja para poder cuidar a los niños, así que no nos queda otro remedio que dejarlos con los abuelos, poniéndolos en riesgo; o pagar un canguro, que no nos podemos permitir”, explica una madre de un alumno de primaria.
Cuando la conciliación se convierte en un imposible
Esther López es otra de las personas que ha sufrido las dificultades que conlleva el confinamiento de sus hijas, de 10 y 16 años. “Solo tenemos dos opciones: o mi marido coge fiesta y le descuentan el día de trabajo, o yo me cojo el día y recupero las horas acabando mi jornada el resto de días más tarde”, algo que también convierte la conciliación en un imposible. “Es el pez que se muerde la cola”, dice. Y la opción de una persona externa que cuide al menor no la “contemplan” porque “es muy caro”.
El protocolo actual establece que los alumnos de infantil y de primaria tendrán que confinarse durante siete días cuando haya cinco casos positivos en clase. Algo que varía respecto a la secundaria y a la educación postobligatoria, donde se aplican cuarentenas ante el primer positivo detectado sólo en el caso de aquellos alumnos que no estén vacunados con la pauta completa o que hayan pasado el Covid recientemente. Una medida que ha generado el “enfado” en algunas familias de estudiantes no inmunizados porque consideran que “discrimina” a sus hijos y que atenta contra el derecho a la educación.